La transición de género no es un rayo mutilador

(22/10/2024)

El Partido Conservador, apoyado por la organización religiosa Lazos de Amor Mariano, intensificó su campaña contra el avance de los derechos LGTBIQ+, con mensajes de odio y pánico hacia la población transexual.

Las preguntas de Karen Quiñones, una mujer de 37 años que revirtió su proceso de transición de género, parecían sacadas de una película de terror: «¿Ustedes permitirían que sus hijos se cortaran un brazo o una pierna? ¿O quizás se extirparan un ojo porque no se sienten cómodos con sus partes del cuerpo?». Sin embargo, el 27 de noviembre de 2023, Quiñones no hablaba de ficción, sino que se dirigía a un público que discutía el Proyecto de Ley 183 de 2023, conocido como ‘Con los niños no te metas’. Emocionada, continuó: «Quiero contarles la historia de una niña que no tuvo la fortuna de contar con alguien que le dijera que su cuerpo estaba bien (…) Esa niña soy yo». La ley no pasó el primer debate en Senado. 

Quiñones había sido invitada a la discusión liderada por la senadora Lorena Ríos, del partido cristiano Colombia Justa Libres, cuyo proyecto buscaba prohibir la reasignación de genitales para menores de edad —una práctica de la que no hay registro en el país— y  que fue presentado por segunda vez el 18 de julio de 2024.

El testimonio de Quiñones, basado en una experiencia personal, también fue usado por el representante Luis Miguel López y el senador Óscar Mauricio Giraldo, ambos conservadores, para tumbar el Proyecto de Ley 270 de 2022, que buscaba prohibir las terapias de conversión, más conocido como ‘Inconvertibles’. Todos bajo la idea de que cambiar de sexo equivale a una mutilación, como lo afirmó Quiñones.

Karen Quiñones. Imagen: Tele VID.

De acuerdo con la representante a la Cámara, Carolina Giraldo, los congresistas y movimientos en contra de ‘Inconvertibles’ se valen de la protección de las infancias para desinformar sobre el proyecto: «dicen es que sirve para hormonizar a los niños». Además, agregó que «en la audiencia pública [del Senado] se mencionó la palabra mutilación más de diez veces (…) Yo soy la autora del proyecto de ley que busca la erradicación de la mutilación genital femenina. Esa es la que sí existe. La otra, la de mutilarle el brazo, la pierna, es ciencia ficción». 

Bajo esa idea, Andrés Lasso, magíster en psicología clínica de la Universidad Javeriana y doctorando en psicología en la Universidad Complutense de Madrid, le explicó a Cuestión Pública que «no todas las personas trans quieren realizarse procedimientos quirúrgicos o tomar hormonas como parte de su proceso (…) no podemos equiparar una transición de género a la mutilación. Se hace la modificación de la genitalidad a una con la que la persona se sienta más cómoda, pero no es una mutilación».

A Karen Quiñones, Luis Miguel López y Mauricio Giraldo, los une Lazos de Amor Mariano, una congregación católica de la que son misioneros y la cual presta servicios de conversión mediante retiros espirituales de fin de semana. Esta práctica busca ‘curar la homosexualidad y está encaminada a «imponer, modificar o reprimir una determinada orientación sexual, identidad y expresión de género», según el proyecto de ley que pretende prohibirlas. 

Cuestión Pública escarbó en la estrategia comunicativa de políticos conservadores y religiosos que utilizaron el testimonio de Karen Quiñones, cargado de imprecisiones y argumentos engañosos, con el fin —en apariencia— de generar odio y pánico alrededor de los procesos de transición e ‘Inconvertibles’, ahora registrado como el Proyecto de Ley 365 de 2024, que alista su tercer round en el Congreso. 

Las prácticas de conversión comúnmente son realizadas por organizaciones de corte religioso que señalan la homosexualidad y la transexualidad como enfermedades.

Para la congresista Carolina Giraldo, ponente del proyecto de ley ‘Inconvertibles’, la narrativa que las defiende está basada «en la figura del exgay. [Las prácticas de conversión] no tienen sustento científico de que funcionen, entonces hay una figura que asegura ‘yo sí me curé’. Ese es un poco el rol que juega Karen [Quiñones] dentro del proyecto de ley».

Congresista Carolina Giraldo. Cortesía GAAT.

¡Nada que curar!

Los argumentos utilizados por el Partido Conservador y Colombia Justa Libres son peligrosos por su mensaje generalizado de la población transexual. «Estamos poniendo un peso sobre las personas trans que no ponemos sobre las demás. ¿Debe haber cero personas arrepentidas o si no queda prohibido para todos? (…) No podemos decidir si una ley se aprueba a partir de experiencias individuales o miedos sin fundamento (…) la ciencia es clara frente a la importancia de no imponer una orientación sexual o identidad de género», señaló el psicólogo Lasso.

La desatención a la disforia de género, es decir, cuando el sexo biológico no coincide con la identidad de género, puede generar «ansiedad, depresión, autolesiones, trastornos alimentarios, abuso de sustancias», así como estrés y discriminación en espacios sociales, de acuerdo con los registros de La Clínica Mayo, situada en Rochester, Minnesota, Estados Unidos.

Karen Quiñones volvió al Congreso en tres ocasiones, entre el 19 de marzo y el 16 de mayo de 2024; en la del 20 de marzo, la narrativa de la mutilación se intensificó y allí Quiñones recalcó que «no era disforia de género, precisamente, lo que sufría, sino una profunda depresión que no fue diagnosticada (…). Les digo que me bastó una cita psicológica y una psiquiátrica».

La narrativa de pánico fue retomada por Patricia de Hernández, diputada del Centro Democrático por Santander, quien sostuvo en redes sociales que el proyecto «pone en riesgo a los niños de que se les hagan terapia afirmativa que promueve el cambio de sexo por hormonización o cirugía, ya que estas, después de castrados o mutilados, son irreversibles». 

La psicóloga clínica Paola Giraldo, consultada por este medio, explicó que no es posible comparar la transición de género con la mutilación, porque la primera «es una elección y se hace para tener una aceptación física, incluso psicológica y emocional sobre mí»; mientras que la mutilación es «algo dañino que, normalmente, no tiene ningún consentimiento»

«La biblia es clara, ¿o es que nos van a prohibir que hablemos de la Biblia? Son tratamientos irreversibles y si se aprueba en este proyecto de ley, prima lo que diga el niño»: Luis Miguel López

Esto se traslapó a otros ámbitos políticos, como la discusión por la circular del Ministerio de Salud 011-5 de 2024, que daba instrucciones generales para asegurar la atención a personas transgénero. El representante López aseguró, en entrevista con La FM el 23 de septiembre de 2024, que la iniciativa «promueve el cambio de sexo, cirugías de reafirmación en los niños, es decir, esterilización, mutilación de órganos».

Parte de la estrategia que busca tumbar el proyecto ‘Inconvertibles’ tiene como base la desinformación. Jonathan Silva, activista cristiano y coautor del proyecto ‘Con los niños no te metas’, también participó en el debate de ‘Inconvertibles’ en la plenaria del Senado y sostuvo que: «Este es un proyecto de ley que impone la transexualidad a los niños». 

Congresista Luis Miguel López. Archivo particular.

Un argumento similar es el del representante conservador López, que incluyó factores religiosos al debate. «La biblia es clara, ¿o es que nos van a prohibir que hablemos de la Biblia? Son tratamientos irreversibles y si se aprueba en este proyecto de ley, prima lo que diga el niño. No pueden intervenir los padres, no hay libertad de los padres a educar sus hijos», aseguró el 20 de marzo de 2024 en la plenaria de la Cámara de Representantes. 

El medio de verificación, Colombiacheck, desmintió esa información el 11 de junio de 2024, pues no se relaciona con el cambio de sexo de niños y «no es cierto que el proyecto atente contra la consejería de los padres de familia, ni atente contra su derecho de acompañar a sus hijos, sino que lo que busca es prevenir a los padres de familia sobre las mal llamadas terapias de conversión, que sí terminan siendo una forma de violencia», concluyó el abogado Santiago Carvajal, dentro de la verificación realizada por Colombiacheck.

Marcha LGTBIQ+ en Bogotá (2022). Cortesía GAAT.

Consultado por este medio, el representante Luis Miguel López sostuvo que no es posible que mientras en países como Reino Unido se están «echando para atrás (…) toda su política de terapias de reafirmación de género y reasignación de género (…) aquí queramos experimentar con lo más preciado que tenemos que son los niños»

Incluso su respuesta contiene, al parecer, información engañosa, pues a finales de marzo de 2024 cerró un centro dedicado a la identidad de género para niños y jóvenes, la clínica Tavistock del Servicio Nacional de Salud Inglaterra, luego de que un informe de vigilancia detectara que era necesario controlar el uso de hormonas en los jóvenes entre 16 y 18 años, dar diagnósticos multidisciplinarios, e incluir servicios para quienes desean detransicionar. Además, recomendó continuar y expandir la capacidad del modelo y señaló también que la vía médica no es la única manera de abordar las disforias de género.

Cinco meses después, la entidad confirmó la apertura de seis nuevos centros regionales durante los próximos dos años, que se sumarán a dos ya existentes. Las instalaciones buscan ayudar a más menores de 18 años que tienen problemas con su identidad de género a partir de una descentralización de estos procedimientos. 

«No es terapia, es tortura»

Luego de archivarse por segunda vez el proyecto y de conocer el testimonio de Karen Quiñones, la congresista Carolina Giraldo repensó el articulado de ‘Inconvertibles’ de modo que a ninguna persona le puedan imponer, modificar o reprimir su orientación sexual e identidad y expresión de género, incluyendo a las personas heterosexuales cisgénero y a la población LGTBIQ+, pues «una de cada cinco personas LGTBIQ+ ha sido sometida a una práctica de conversión en Colombia».

El psicólogo Lasso aseguró que «justo lo que busca el proyecto es que a nadie se le imponga nada, que podamos tener en los médicos, psicólogas, orientadoras y líderes religiosos verdaderos aliados, personas que respeten nuestra autonomía para decidir sobre nuestra identidad».

De acuerdo con el Ministerio de Salud, vía derecho de petición, 59 personas se han realizado cirugías de reasignación sexual en Colombia entre 2018 y 2024. Es decir, un promedio de ocho personas al año, en su totalidad mayores de edad entre los 21 y los 73 años. 

En contraste, las prácticas de conversión que insisten en tratar la homosexualidad como una enfermedad y la disforia de género «suceden desde la adolescencia, la mayoría de los casos entre los 14 y los 24 años. (…) Esto pasa de manera fraudulenta, muchas veces sin que los padres sepan qué es lo que le está pasando al menor», según explicó la representante Carolina Giraldo. La ponente también recalcó que es importante no seguir llamándolas ‘terapias de conversión’, «porque sería validar que sirven para algo».

Danne Aro Belmont, activista y directora de la Fundación GAAT, explicó a Cuestión Pública que algunas de estas prácticas se han perpetrado en el marco del conflicto armado: «Hay víctimas que sostienen que han sido violades, torturades y desplazades por no cambiar su identidad de género. Eso también es una tortura y está reportado en los informes del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), de la Comisión de la Verdad, de la JEP; y si bien allí la categoría de análisis dice que son prácticas deshumanizantes, violaciones correctivas, en realidad son prácticas de conversión».

Danne Aro Belmont. Cortesía GAAT.

Otro agente relevante en la realización de las prácticas de conversión son las iglesias católicas y cristianas en Colombia. Desde el sector religioso, se aseguró que el proyecto ‘Inconvertibles’ promovía cerrar iglesias y meter presos a pastores, información desmentida por Colombiacheck en junio de 2023. La congresista Carolina Giraldo aclaró que «La libertad de culto en Colombia, como todos los derechos, no es infinita. Todos siempre tienen un límite, que es el de no hacerle daño al otro». 

Karen Quiñones relató en el programa ‘Regálame tu historia’ que dejó su proceso hormonal en 2017 tras siete años de tratamiento y asistió a un retiro espiritual gratuito de Lazos de Amor Mariano, invitada por su jefa de entonces. Cuestión Pública corroboró que el costo de los retiros de la congregación, que cuenta con más de 178 sedes en Colombia y más de 70 en 18 países del mundo, es de 430 mil pesos en Bogotá. La prestación del servicio de ‘terapia espiritual’ está encaminada a ‘curar’ la homosexualidad, que es concebida como una enfermedad, según investigaron Cerosetenta y Manifiesta. 

La Asociación Americana de Psicología retiró la homosexualidad de la lista de trastornos psíquicos (DSM) en 1973 y en cerca de 40 años de investigaciones científicas, se ha podido demostrar que no está relacionada «con trastornos mentales o problemas emocionales o sociales». 

Lazos de … ¿odio?

«Me echaban agua bendita, me decían que iban a sacar ese demonio que hacía la homosexualidad en mí (…). Parecía que te estuvieran haciendo un lavado de cerebro. No podías irte a comer ni a dormir hasta que terminaras el proceso», relató Danne Aro Belmonte en julio de 2022 en el programa Los Informantes. La activista le dijo a Cuestión Pública que el testimonio de Quiñones es estructurado y «planeado por esa secta [Lazos de Amor Mariano]».

David Zuluaga, oriundo de El Carmen de Viboral, Antioquia, es uno de los sobrevivientes de las prácticas de conversión de Lazos de Amor Mariano, a las que fue sometido por primera vez a los 14 años. En entrevista con Cuestión Pública relató que tras dos años de integrar la congregación, que era localmente dirigida por su prima, le dijeron que necesitaba una conversión para expulsar lo que llamaban «el espíritu de la homosexualidad». El tratamiento incluyó extensas sesiones de oración y ayunos prolongados, que generaron vómitos constantes y una úlcera gástrica, según contó a este medio. 

Danne Aro Belmont y David Zuluaga. Archivo personal.

Lazos de Amor Mariano no es la única congregación religiosa que presta ese tipo de servicios. «A Alex, en la Iglesia Manantial de vida eterna, lo tuvieron tres días sin comida, leyendo la Biblia y repitiéndole que dentro de él había un demonio, según ellos, el de la homosexualidad», registró Volcánicas y All Out en el reportaje Inconvertibles II, que también documentó otros abusos de grupo católicos y cristianos.

Según una encuesta realizada para ese mismo reportaje en la que participaron más de 800 personas, el 44 % de los encuestados indicaron que un miembro de su familia intentó llevarlos por la fuerza a algún tipo de práctica para cambiar su orientación sexual, identidad de género o expresión.

La historia de Karen Quiñones también fue la base del documental ‘No es un juego’, donde se compara la transición de género con la mutilación. A la par de esto, un grupo de activistas cristianos reunió 263.000 firmas que fueron entregadas por Jonathan Silva en el Congreso para oponerse a la iniciativa del movimiento internacional #NadaQueCurar, que promueve la prohibición de la tortura física y psicológica de las llamadas prácticas de conversión.

«Todos los proyectos de ley pueden tener aliados y pueden tener opositores y eso hace parte de la democracia, pero que el debate se dé sobre certidumbres y no sobre mentiras que generen pánico moral para simplemente tratar de acabar con un proyecto de ley [que busca la] protección de todas las personas», dijo la congresista Carolina Giraldo. 

Cuestión Pública consultó a Karen Quiñones, a Lazos de Amor Mariano y a los congresistas Mauricio Giraldo y Lorena Ríos para obtener su versión. Al cierre de esta investigación, no enviaron sus respuestas. De llegar, serán agregadas. 

Esta investigación fue construida a partir de fuentes documentales y humanas.

Cuestión Pública analizó más de diecinueve horas de video de entrevistas a Karen Quiñones, así como los debates del Congreso de los proyectos de ley ‘Con los niños no te metas’ e ‘Inconvertibles’ que han variado sus números en las diferentes etapas. También consultó las actas del Congreso y registros de prensa. Adicionalmente, se entrevistaron profesionales de la salud y activistas de los derechos de la población LGBTIQ+. 

Créditos:

Dirección editorial: Diana Salinas. Investigación y reportería: Ían Schnaida. Edición legal: Camilo Vallejo. Producción y coordinación editorial: Ilse Cárdenas. Fact check: Sergio Retavisca. Diseño: Heidy González. Audiencias: Laura Tovar y Natalia Gómez. Webmaster: Paola Téllez. Contribuyó a esta historia: Valeria Báez.

Publicada a las 12:00 m