(30/04/2020)

Todos los días desde que empezó la pandemia, Hernán Niño despierta con una doble angustia. La de contraer un virus que deja al menos 278 muertos en Colombia, y más de 6.200 contagiados, y la de tener que cerrar su empresa que fabrica productos químicos para pre-tratar metales. Por el confinamiento, la planta de trabajo luce vacía. En sus estantes se acumulan contenedores y cisternas. En medio de la bodega de carga, una camioneta blanca permanece detenida.

El virus que brotó a finales de 2019 en China paralizó la economía colombiana y la de buena parte del planeta. En medio de la incertidumbre, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que generan 90% de la economía formal en el país (alrededor de 8 millones de empleos), se enfrentan con un enemigo inesperado: los obstáculos de los bancos a la hora de prestar el dinero que recibieron del Estado para afrontar la crisis.

Dos días antes de que iniciara el simulacro de aislamiento en Bogotá, el pasado 18 de marzo, el empresario de 64 años pidió a dos bancos un crédito de $100 millones para apalancar su negocio, sin respuesta. Luego, el Banco de Bogotá le contestó que su solicitud no era viable porque presentaba una mora, más una mala calificación crediticia. Ante este oscuro panorama, el martes 22 de abril destapó su última carta y llamó a un asesor financiero de GNB Sudameris con el que llevaba dos décadas de relación. Su negativa acabó de rematarlo. Cabizbajo, desesperado, colgó el teléfono luego de enterarse que no estaban otorgando nuevos créditos, solamente refinanciando los existentes. 

“¿Qué más tenía yo que hablar con ellos? Después de que me digan que no hay nada que hacer, que no importa que yo durante 20 años haya tenido buenos negocios con ellos o que nunca les haya fallado en nada”, pregunta ahora.

“Nosotros estamos en una crisis desde hace años. Este es el pie que nos acaban de poner encima para acabarnos de quebrar”.

Para evitar un desenlace prematuro debido al cese de actividades de la empresa, Hernán Niño, quien está casado y es padre de dos hijos, envió a sus trabajadores a 15 días de vacaciones pagadas, no sin antes reducir el siguiente salario para que “tengan algo con que sobrevivir”. La angustia se siente en cada una de sus frases: “Realmente la situación es…. ya no tengo más. Con el último pago que les haga este fin de mes, no tengo cómo cubrir un centavo más de [del salario] ellos”, asegura con la voz quebrada.  De su negocio dependen unos 10 empleados y sus familias.  

Como Dosakin, la firma de Hernán Niño, “la mayoría” de las mipymes que tienen entre 10 y 200 empleados se estrellan contra un muro a la hora de pedir préstamos a los bancos, denuncia Alfredo Castellanos, presidente de La Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ACOPI). A pesar de que el Banco de la República y el gobierno han liberado cuantiosos recursos a través del sistema financiero.

La plata liberada para enfrentar la pandemia

Los bancos se defienden

Ante los cuestionamientos que han hecho las entidades financieras con estos recursos en medio de la crisis, Santiago Castro, presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria) respondió que “es no menos que gigantesco el esfuerzo que ha hecho la banca” para responder a la emergencia, en una sesión virtual de la comisión tercera del Senado del pasado 20 de abril

Según dijo y mostró en una lámina en la sesión, las entidades financieras otorgaron nuevos créditos por $34.782 millones a microempresas y de $15,28 billones de pesos a “empresas”, sin precisar el tamaño de esas firmas. Así como alrededor de $4 billones a personas y viviendas. Lo que totaliza casi $20 billones.

La Superintendencia Financiera, que vigila el sector, detalló que aparte de los nuevos préstamos, los establecimientos de crédito otorgaron entre el 18 de marzo y el 22 de abril prórrogas por $137,51 billones a la cartera global, estimada en unos $509 billones. El 23% ($32,7 B) de esa reestructuración corresponde a grandes empresas, el 9% ($13,72 B) a medianas y pequeñas empresas. Y apenas el 1,6% ($2,23 B) a microempresas.

Esa misma entidad también dijo que: «al 27 de abril se han reservado para ser desembolsados $4,8 billones en las líneas del crédito del FNG con el fin de pagar nóminas». Por eso es que a la mayoría de los pequeños empresarios como Hernán Niño no les llega el dinero inyectado por el Estado a los bancos.

Además, los bancos no condonan las deudas en medio de la pandemia, sino que simplemente aplazan su pago gracias al dinero inyectado por el gobierno y el Banco de la República, precisa el analista económico Aurelio Suárez.  “A mí me da la impresión de una cosa, que ellos se han asegurado es con el crédito de consumo y el hipotecario y no con el empresarial”, que es el que produce empleo, dijo.

Sobre la dificultad de los pequeños empresarios en acceder a créditos, Asobancaria indicó a Cuestión Pública que “es justo reconocer (…) que algunos sectores, como el de recreación, por citar un ejemplo, enfrentan una gran incertidumbre sobre la normalización de sus actividades en los próximos meses, lo que eleva fuertemente su riesgo y dificulta su acceso al crédito”.

A pesar de que es parte del mundo manufacturero, la empresa de Hernán Niño está dentro de esos sectores de riesgo. La razón: los bancos prefieren prestar a empresas que muestran buenas proyecciones financieras y “hoy ninguna Mipyme puede decir que el segundo semestre será bueno” en medio de la crisis, detalla Alfredo Castellanos. Mientras que las grandes empresas, con sus reservas, muestran la solidez necesaria para obtener créditos.

“Lo que sucede es que tanto hogares como firmas incrementan su riesgo” en medio de la incertidumbre provocada por la pandemia “y eso por parte de los bancos (…) disminuye la probabilidad de darles crédito”, explicó a este medio Carlos Sepúlveda, decano de la facultad de economía de la Universidad del Rosario. Es decir que esas entidades financieras “mantienen sus protocolos generales de crédito y no se han ajustado a las circunstancias extraordinarias que estamos viviendo”, precisó.

Ejemplo de lo anterior es lo que le pasó a un empresario hotelero de Cocorná, Antioquia, que antes de la crisis tenía un crédito preaprobado de $650 millones de los que había recibido $150. Cuando pidió a su banco los $450 millones restantes para sortear el bache, la entidad financiera en lugar de eso solicitó a su nombre un préstamo de $150 millones a Bancoldex para saldar la deuda anterior. 

A pesar de que es parte del mundo manufacturero, la empresa de Hernán Niño está dentro de esos sectores de riesgo. La razón: los bancos prefieren prestar a empresas que muestran buenas proyecciones financiera y “hoy ninguna Mipyme puede decir que el segundo semestre será bueno” en medio de la crisis, detalla Alfredo Castellanos.

Es decir, «no le giraron ni un solo peso nuevo», denunció el senador conservador David Barguil en la sesión del Senado del pasado 20 de abril. Pero Javier Díaz, presidente de Bancoldex, le salió al paso: “Esa sustitución de pasivos es un elemento legítimo que alivia el flujo de caja de las empresas”, dijo.

Afectados por el temor de los bancos, algunos pequeños empresarios han decidido acudir directamente al banco de desarrollo estatal, Bancoldex. De esa manera, una conocida empresa que provee dispositivos médicos a la red hospitalaria de Bogotá, que le solicitó a este medio permanecer en anonimato, obtuvo un crédito de $260 millones por parte de Bancoldex, a través de Davivienda. No sin antes tener que reducir en un 50% el salario de sus 30 empleados para mantenerse a flote frente ante la negativa de los bancos.

El lucro de los bancos 

Más allá de su prudencia, los bancos y las entidades financieras han sido criticadas por lucrarse en medio de la crisis. En su intervención, David Barguil mostró que en el mes de marzo, cuando inició la pandemia en Colombia, siete grandes bancos que controlan más de la mitad del mercado nacional aumentaron las tasas de interés de sus tarjetas de crédito y crédito comercial, cobrándole aún más a sus usuarios.

El congresista también reveló que la Superintendencia Financiera a través de la circular 014 del 30 de marzo de 2020 impidió que las entidades bancarias capitalizaran los intereses de sus préstamos en medio de la pandemia, como pretendían hacerlo algunas. 

Por otro lado, el senador del partido Polo Democrático, Jorge Robledo, denunció que mediante una maniobra infundada del gobierno y el Banco de la República, éstos habrían entregado a los bancos $500.000 millones en utilidades.

La maniobra sería esta: el banco central liberó $9,4 billones para las entidades financieras vía levantamiento de encaje. El gobierno obligó a esas entidades a comprar con ese dinero Títulos de Solidaridad (TDS). Estos títulos pagan intereses del 6% (aprox) anual (por cerca de $500.000 millones) que irán a las arcas de los bancos detentores de los TDS. Según el senador Robledo, el Banco de la República pudo comprar directamente los títulos del gobierno y generar dividendos a la nación, en lugar de darle ese dinero a las entidades bancarias.

En cuanto a la duda sobre el destino de la liquidez inyectada a la economía a través del Banco de la República, Aurelio Suárez cuestionó que en medio de una crisis profundizada por la caída internacional de los precios del petróleo  hayan aumentado “de manera casi que estrepitosa, casi que exponencial” las acciones de Bancolombia, Davivienda, Banco de Bogotá  y el instrumento de inversión de Grupo Aval, Corficolombiana. “¿Será que están cogiendo” la plata que les fue otorgada para generar liquidez, “para hacer compra de acciones y elevar el valor de sus patrimonio?”, preguntó.

De momento, Asobancaria no ha respondido a las preguntas de Cuestión Pública sobre el destino de los fondos facilitados por el Banco de la República y el gobierno a los bancos en medio de la pandemia.

Subsidios directos, no créditos

Entrevistado en la FM, el presidente Iván Duque declaró el pasado 21 de abril que “cuando el Gobierno garantiza el 90% de la deuda ‘no hay pretexto’ para no irrigar los créditos (…) Esa es una garantía no solamente supremamente alta, sino que además quita cualquier argumento de ser conservadores frente a la concentración de riesgos, porque estamos hablando de atender una emergencia”-

Sin embargo, para los pequeños empresarios Hernán Niño y Alfredo Castellanos la respuesta a la crisis no puede consistir solamente en la entrega de créditos por parte del gobierno a los dueños de mipymes. “A nosotros lo que nos representa un crédito adicional es estar más cerca de tener que cerrar nuestros negocios, porque de todas maneras tu vas a tener que pagar lo que te está costando”, señaló Niño.

El daño, añade, es que aunque se aplacen los créditos, las mipymes siguen pagando parafiscales sin producir riqueza. Por eso, Acopi solicitó al gobierno subsidiar directa y parcialmente el pago de las nóminas de mipymes. “Es más barato invertir $12 billones una o dos veces ahora que perder el empleo de 3 o 4 millones de los 8 millones de empleados formales que tenemos hoy”, dijo a este medio. Una solicitud a la que se unió la bancada del Partido Conservador y el Centro Democrático.

Mientras espera una respuesta del gobierno o los bancos, Hernán Niño sigue despertando cada día con un nudo en la garganta y más cerca de la quiebra, en medio de una pandemia que de momento ha beneficiado principalmente a los bancos.

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