Volvamos de nuevo a la finca que protagoniza esta historia. En octubre de 1981, casi un año después del negocio con Alberto Uribe Sierra, José Miguel Correa le vendió la propiedad a Inversiones R.C.A. Limitada por el mismo precio que la adquirió. Esta empresa fue constituida por Pablo Correa en sociedad con sus hermanos José Miguel y Rigoberto.
El predio cambió de dueño, pero no de familia: en 1988, Inversiones R.C.A entregó en dación de pago la finca a Inversiones Crear S.A., fundada por Rigoberto, hermano y cómplice de alias Pablo Correa.
Un año más tarde, el Consejo Nacional de Estupefacientes intervino La Clarita y la entregó al Fondo Nacional Agrario. Casi 15 años después, en noviembre de 2003, la finca fue devuelta a Inversiones Crear S.A. por orden de la Dirección Nacional de Estupefacientes, que para entonces estaba en cabeza del coronel Luis Alfonso Plazas Vega. Álvaro Uribe llevaba un año como presidente y en cabeza del Ministerio de Justicia, que presidía el Consejo Nacional de Estupefacientes, estaba Fernando Londoño Hoyos.
Cuestión Pública envió tres derechos de petición al Ministerio de Justicia para conocer estas resoluciones, pero no entregó la información solicitada. La entidad señaló que dejaron constancia de la “ausencia” de algunos de estos archivos. Es decir, que ya no los tienen o que se perdieron.
Además, consultamos con un exfuncionario de la Sociedad Especial de Activos (SAE), que pidió mantener su identidad en reserva, para entender el origen de la intervención del Consejo Nacional de Estupefacientes a la finca La Clarita. De acuerdo con su explicación, esto podría tratarse de una medida de extinción de dominio.
“Normalmente eso (la incautación) nos dice que el bien es producto de un delito. Di tú, fabricamos cocaína, entonces la cocaína es producto de un delito. Por ejemplo, se conoció un caso donde en una finca de Pablo Escobar había dinamita y plata, entonces dijeron que la finca iba a entrar en un proceso de extinción de dominio, porque se utilizó para ocultar un delito y ese era el tráfico de estupefacientes”, explicó el exfuncionario.
Con la venta de La Clarita, Álvaro Uribe coronaba una seguidilla de dos transacciones con fichas o familiares de capos de la mafia antioqueña que culminaría con el negocio con Dayro Chica. La primera, en 1979, cuando le vendió un apartamento al cuñado de los Ochoa, Israel Londoño. La segunda, después de vender La Clarita al hermano y socio del capo Pablo Correa Arroyave. Y la última, cuando le compró una finca al consentido de esa familia narcotraficante, el rejoneador Dayro Chica, el 31 de diciembre de 1980. Las últimas dos propiedades estaban en Copacabana, Antioquia.