41 años

Leidy Padilla Daza

Fue asesinada el 11 de julio de 2020 luego de mantener una discusión con un hombre en las afueras de su peluquería en el barrio Villa del Rosario, Valledupar. Como mujer trans, acompañaba los procesos de la organización LGBTI Matices de esa ciudad.

Fuente: El Heraldo y Caribe Afirmativo.

La salvadora nocturna

La noche en Valledupar anuncia su llegada con una brisa refrescante. Leidy se prepara para salir al encuentro con sus amigas. Está en su local con la puerta cerrada, porque ya no está en servicio, pero sigue trabajando en su última misión del día. El espacio tiene las paredes blancas, un par de mesas altas del mismo color sobre las cuales descansan peines de varios tamaños, dos secadores, frascos con productos de belleza y perfumes que le dan al lugar un aroma de flores y champú. Frente a los tocadores hay un par de sillas bien puestas, paralelas a dos espejos grandes.

Leidy se pinta los labios de rojo y se acomoda el vestido del mismo color que lleva puesto. Le fascina porque deja ver sus piernas, se mira al espejo y sonríe. Está lista. Ahora se dispone a maquillar a su amiga Alexa Brava, su obra maestra de la noche. Mientras la embellece, repite el mantra que siempre le dice a sus clientas para empoderarlas: “Chica bella. Rostro. Cejas definidas. Labios de tentación”.

Esa escena, frente a los espejos de aquel salón de belleza y las dos mujeres embelesadas con su reflejo, es la misma que se repite en la memoria de Alexa cuando recuerda a Leidy, quien fue su mamá por elección:

“Nos conocimos en 2017, cuando yo no sabía nada del mundo de las trans. Ella fue mi guía, mi profesora y me mostró muchas técnicas de estética para verme como yo quería ser. Era como mi madre. Me decía: “Hija, puedes hormonizarte, arreglarte el cabello o maquillarte. Yo te voy a enseñar”. Y bueno, tenía toda la autoridad para decirlo porque era una artista, una estilista profesional muy perfeccionista. Quería que yo aprendiera ese arte para asegurarme un trabajo digno, porque ella más que nadie sabía lo que sufrimos las trans.

Cuando se ponía nostálgica me contaba que había trabajado en las calles de Medellín y Bogotá, entre otras ciudades, y solía decir que fue una época difícil porque a veces otras chicas la querían sacar del trabajo por envidia: tenía buen cuerpo, cabello sedoso y una cara muy bonita que llamaban más la atención de los clientes. Yo le creo, porque cuando la conocí seguía siendo diva, a pesar de que había ganado peso. Todo aquel que la veía cuando estaba conmigo pensaba que era una señora de caché, porque además se vestía muy elegante y se arreglaba mucho ese cabello largo, brillante y natural que yo tanto le admiraba.

Todo el dinero que ganó trabajando esos años lo ahorró y lo usó para apoyar a sus hermanos en la compra de una casa para sus padres y montar su peluquería en 2017.

Ese salón de belleza era nuestro punto de encuentro antes de salir a dar una vuelta por las noches. A las dos nos gustaba visitar a las otras compañeras trans en el Mercado, en la Calle 44 y en La Zona, lugares conocidos como espacios de tolerancia en Valledupar. Íbamos a verlas y les preguntábamos cómo estaba la noche, les llevábamos comida y las acompañábamos un rato.

Un año antes de que Leidy muriera, nos fuimos al Río Guatapurí y encontramos a una chica que algún cliente había dejado por allá y no había querido pagarle. Como nosotras íbamos en moto, le dijimos que se subiera y le dimos chance de volver hasta un lugar seguro cerca a su puesto de trabajo. Así eran nuestras noches y cuando yo no podía ir, ella se iba sola y se perdía por ahí dando vueltas con las peladas, hablando con ellas. Mi madre Leidy me enseñó esa solidaridad, por eso cuando veo a alguien de nuestra comunidad que necesita ayuda le brindo una mano, pensando en ella, en la empatía que tenía con todas”.

Alexa Brava “La Española”, 23 años, amiga.

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El 7 de octubre de 2020 el Juzgado Segundo Penal Municipal Ambulante de Valledupar impuso medida de aseguramiento privativa de la libertad en establecimiento de reclusión contra Pedro Manuel Caldera Romero. La Fiscalía 17 Seccional de Valledupar le imputó el delito de homicidio agravado.

La audiencia de acusación estaba prevista para el 15 de marzo de 2021, pero fue aplazada en dos ocasiones. El 12 de julio de 2021, el Juzgado Primero Penal Municipal con funciones de Control de Garantías concedió libertad al imputado por vencimiento de términos.

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