Toda escena de un feminicidio grita. Deja indicios regados como migas de pan, que parecen estallar en llanto: la sangre, las heridas, los abusos en el cuerpo, el arma usada, las denuncias previas, las cámaras de video ubicadas en los postes de luz que guardan trazos de los recorridos de ellas antes de la tragedia. Incluso las aguas, río arriba, anuncian las circunstancias de los hechos; la tierra, el barrio, la esquina que ve por última vez el cuerpo. Todo parece una señal, un mensaje de la muerte.
Pero no deja rastro de lo más importante: la vida de ellas. El feminicidio logra su cometido, borra quiénes fueron, qué querían lograr, la valentía con la que enfrentaron los fracasos, las sonrisas de las niñas, el cariño de mamá, la alegría de amar. Porque cuando las matan nos dejan —a todas las mujeres— en un bando de una guerra que no escogimos y que, para colmo, se libra en silencio y oscuridad.
Una vez sucede, la víctima gira en el contador de feminicidios y aumenta la cifra que con el pasar de los días, especialmente los fines de semana, se nutre copiosamente. Mientras quedan flotando las imágenes del horror que la prensa registra de los hechos: un estrangulamiento, una violación, el arma apuntando a la cabeza, el gatillo que dispara, el puñal que se hunde sin compasión, la aparición del cuerpo cercenado de la que fue reportada desaparecida, el cuerpo lacerado que ha quedado en casa tras el ataque con machete. Queda también el dolor de las familias sin madres, sin hijas y sin hermanas ahogadas en el estruendo de caer en las estadísticas, en la pandemia feminicida: más de 500 mujeres son asesinadas en Colombia al año, según cifras de Medicina Legal y el Observatorio de Feminicidios. Durante la cuarentena por COVID-19 más de 240 mujeres, que se guardaron en sus casas por un virus, ya no están.
No se puede afirmar que hubieran podido escapar y sobrevivir sin el decreto de emergencia que las encerró e hizo de sus lugares habitacionales el ambiente perfecto para el crimen, porque si se comparan las estadísticas con las cifras del año pasado, este año tiene un porcentaje de reducción. Por supuesto que no se puede contar esto sin un taco en la garganta, porque este mar de víctimas se produce en calma y sin que el Gobierno, el Estado y la sociedad se pellizque lo suficiente como para detener la masacre.
La meta es lograr la contracara del feminicidio: sembrar vida donde dejaron tierra muerta. Buscamos revertir el silencio que deja el asesino sobre la víctima y reemplazarlo por anécdotas y recuerdos que sus familiares y amigos aporten. ¿Con qué anécdota quiere que ella sea recordada?, ¿cómo era?, ¿qué sueños tenía? Son algunas de las preguntas que guían la construcción de los perfiles in memoriam. También esperamos reparar aquellos titulares o notas de prensa en las que fueron revictimizadas o cuyas narraciones tuvieron benevolencia hacia el agresor.
Sobre ese cementerio de mujeres hoy sembramos flores. Este espacio web llamado Ya no estoy aquí irá floreciendo con las historias que nos vayan contando los familiares. Con sus anécdotas, este propósito llegará a ser, muy pronto, un espacio de memoria y reivindicación.
Mientras salimos del silencio, te invitamos a leer y a compartir en redes los in memoriam de mujeres que fueron valientes, amorosas, sonrientes. Y si quieres contactarnos para reconstruir la historia de tu familiar y amiga, escríbenos al correo electrónico: yanoestoyaqui.cuestionpublica@gmail.com. Esta labor de búsqueda estará vigente hasta hacer de ellas las siemprevivas.
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Perfiles
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Créditos
Diana Salinas (@DianaSalinasP)
Camilo Vallejo (@CamiloVallejoG)
Daneisi Rubio (@Dane_rubior)
Paula Molina (@Paulaaml1)
Alejandra Ovalle (@_Azuleja)
Antonia Montoya Castaño (@antoniamontoyac)
Salomé Acevedo Estrada (@flamma.m)
María Angélica García Puerto (@_amariag)
Diana Salinas
Daneisi Rubio
Paula Molina
Alejandra Ovalle
Ingrid Ramírez Fuquen
Antonia Montoya Castaño
María Angélica García Puerto
Ingrid Ramírez Fuquen
María Angélica García Puerto
Valentina Hoyos G (@ValentinaHoyosG)
Claudia Báez - In memoriam de Ana Mercedes Rivas Ramos
Vivian Ospina Tascón - In memoriam de Michel Yulieth Lara García
Danna Melisa Cardona Ferrer - In memoriam de Daniela Quiñonez Pimienta
Juanita Bejarano - In memoriam de Luz Amparo García Álvarez
Carlos Alberto Cortés - In memoriam de Esther Asendra Salcedo
Diana Patricia Castañeda Guerrero - In memoriam de Cindy Vanesa Piña Oyola y Katia Johana Ariza Macías
Andrés Felipe Lasprilla Paz - In memoriam de Meiby Beatriz Suescun Torres
Diana Salinas - In memoriam de Alba Lucía Caro Bedoya
Datasketch (@datasketch)