Leidy Viviana Trompeta Chuvila

El 9 de junio de 2020 su cuerpo fue hallado con signos de asfixia mecánica al interior de un tanque de agua que se encontraba en su vivienda. Los hechos ocurrieron en Orito, Putumayo.

Fuentes: RCN Radio, Corporación Casa de la Mujer y Alianza Tejedoras de Vida del Putumayo.

Lideresa del amor

Los caminos que unen al municipio de Orito con las veredas que lo circundan vieron caminar con orgullo, durante dos años, a Leidy Trompeta, una joven del Cabildo Nasa Kwe’sx Kiwe que se dedicaba a las labores del campo, a la protección de su territorio y que integraba la Guardia Indígena.

Periódicamente, tenía jornadas de vigilancia en las que visitaba las veredas con su bastón de mando. Según cuenta su hermana mayor, Edilma Trompeta, cuando algunos habitantes la veían llegar decían: “¡Uy, a ella hay que respetarla porque es de la Guardia!”, y eso a Leidy la llenaba de satisfacción.

Así, caminando la palabra, la recuerda Edilma:

“Leidy se unió a la Guardia dos años antes de su muerte, era muy respetada. A ella le tocaba prestar servicios de seguridad en el territorio, estar pendiente de que no llegaran al cabildo personas de grupos armados o de la fuerza pública que pudieran cambiar las condiciones de seguridad del territorio y erradicar los cultivos de la región.

En el territorio, las comunidades cercanas y nosotros sembramos coca, pero no en cantidades desorbitantes, sino pocas hectáreas para nuestro sostenimiento, porque en el Putumayo no hay suficientes oportunidades de trabajo y eso es lo que nos da para vivir.

Por eso, cuando llegaba el Ejército y nos iban a arrancar nuestra hoja de coca, ella nos decía: “¡Vamos, comunidad, vamos!” y salíamos todos a proteger nuestros cultivos. Leidy y los demás miembros de la Guardia hablaban con los soldados y mediaban para que a las familias no les quitaran su sustento. A su vez, cuando llegaban grupos armados ilegales, ella organizaba a la gente y nos daba instrucciones para aminorar el riesgo.

Cuando no estaba en la Guardia, Leidy trabajaba para sacar a sus dos hijos adelante. Con frecuencia laboraba en lo que le salía, principalmente en labores del campo como siembra y recolección de cosechas. En el cabildo a ella le gustaba plantar yuca, plátano y ayudarnos a organizar la Minga. También le gustaba participar en las actividades culturales que realizábamos, principalmente cuando había eventos de danza.

La recordamos con mucho amor porque, además de su liderazgo, ella era una de las hermanas más loquillas de la familia, le gustaba la rumba y era muy sociable. Tenía muchos amigos y la gente del cabildo la quería mucho por su actitud positiva y amable.

Quiero que la recuerden como una mujer alegre y protectora, que supo cuidarnos durante el tiempo que estuvo con nosotros”.

Edilma Trompeta Chuvila, 42 años, hermana