24 años

Sandra Darley Cardozo Cárdenas

El 9 de agosto de 2020 fue asesinada a tiros cuando se encontraba en la sala de su casa. Los hechos ocurrieron en el barrio Las Rosas del municipio de Flandes, Tolima.

Fuentes: El Nuevo Día, Actualidad Informativa y Q’Hubo Ibagué.

Dos manos unidas y un amor

Corría el año 2009. Era noche de brujas y el centro de Flandes se comenzaba a llenar, poco a poco, de personajes fantásticos, risas infantiles y envolturas de golosinas vacías.

Sandra, que en ese entonces tenía 13 años, se sentía demasiado grande para ir disfrazada, pero era una niña todavía y quería pedir dulces. Por eso iba vestida con una minifalda, tenía el cabello pintado de colores con un aerosol temporal y los labios resaltados con un brillo de escarchas. Su prima Derly, que tenía 8 años, estaba vestida de bailarina de mapalé.

La niña menor iba contenta porque Sandra, su cuidadora esa noche, la tomaba de la mano y caminaban juntas por las calles del municipio. En ese momento, con sus dedos entrelazados, ella disfrutaba la alegría de su prima.

El tiempo, con los años, le dio a Derly la oportunidad de sostener su mano una última vez:

“Sandra era una mujer bonita y le gustaba mucho cantar. Se sabía varias canciones de bachata, vallenato y reguetón, y las entonaba duro cuando estaba contenta. En Halloween, ella se ponía bien bonita y nos íbamos al centro a pedir dulces. Allí nos encontrábamos con otras niñas, pero ella siempre estaba pendiente de mí. Lo estuvo incluso en mi adolescencia.

Recuerdo que a los 15 años comencé a salir con un muchacho. Como Sandra era mayor que yo, me cuidaba y me encubría saliendo conmigo para poder verme con él, porque mi mamá no me dejaba salir sola. En esas, yo le decía a mi prima:

— ¿Sandra, me va a acompañar a tal lado?

— ¿A qué? — decía mientras me miraba con sospecha.

— Es que tengo una cita y mi mamá solo me deja salir si es con usted. — Entonces, sonreía y comenzaba a alistarse.

El muchacho con el que estoy ahora es el mismo de esa época. Ella nos dejaba dar la vueltita juntos, después íbamos a comer helado los tres y cuando se terminaba la cita, las dos regresábamos juntas con el secreto guardado. Ella era mi cómplice incondicional.

Sandra también era una guerrera, protegía mucho a sus dos hijos. No le gustaba que alguien que no fuera ella les llamara la atención y, si tenía que sacar las uñas para protegerlos de alguien, se armaba de valor y los defendía. “¡Con mis hijos nadie se mete!”, decía. Se preocupaba mucho por ellos y si se enfermaban los llevaba al médico, les cuidaba su presentación personal, el rendimiento en el colegio y compartía tiempo con ellos porque estaba dedicada a la maternidad.

Por ese instinto de cuidado que ella me demostró toda la vida, corrí hacia su casa el día que le dispararon. Cuando llegué, ella me tomó de la mano por última vez y sentí en ella toda su fuerza y amor. Eso lo voy a recordar siempre”.

Derly Ortiz Ayala, 20 años, prima.

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Derly Ortiz desconoce si hay una investigación en curso por el asesinato de Sandra. Cuestión Pública Feminista buscó la noticia criminal del caso en la base de datos abiertos de la Fiscalía y no halló coincidencias que permitan establecer la existencia de una indagación por parte de esta entidad.

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