16 años

María Paula Berrueco

Fue asesinada el 10 de mayo de 2020 durante un enfrentamiento entre el Ejército y Los Caparros, un grupo al margen de la ley. Presuntamente, el fuego cruzado la alcanzó durante el combate ocurrido en el corregimiento de Cuturú, municipio de Caucasia (Antioquia).

Fuentes: El Tiempo, Noticias Caracol y la Fundación Paz y Reconciliación.

La tristeza era incapaz de dominarla

Por un camino de tierra colorada que se aleja de la Institución Educativa Cuturú de Antioquia, dos jovencitas con uniforme escolar huyen de las clases, entre risas traviesas, antes de que termine la jornada. La primera es Paula Berrueco, una morena de 16 años, delgada y de ojos pequeños, que cursa séptimo grado y es muy buena en los deportes; la segunda es Kellys Arriola, su prima y cómplice de escapadas, que tiene la misma edad y está en el mismo año de bachillerato. Ambas van vestidas como lo dicta la norma del colegio: blusa blanca, falda escocesa de cuadros rojos, medias blancas que van hasta la pantorrilla y zapatos negros con hebilla lateral.

No es la primera vez que las dos huyen del colegio. A las dos las supera el tedio de las actividades escolares, la mala cara de los profesores cuando no llevan las tareas y el silencio obligatorio en el que la escuela sepulta las carcajadas de sus amigos. Son adolescentes y quieren explorarlo todo, jugar y salir al mundo. Por eso, cuando Kellys recuerda a Paula piensa en ella como una chica de espíritu libre, con vocación de bromista a quien la tristeza era incapaz de dominar:

“A pesar de los problemas Paula siempre andaba con su burla y su risa, era una pelada feliz. Le gustaba mucho hacer paseos y salir a divertirse a los parques con los amigos del barrio. En el colegio no éramos muy aplicadas porque, como ella era tan alegre y le gustaba la recocha, nos daba pereza entrar a las clases y hacer los trabajos. A veces nos reíamos entre nosotras diciendo: “Ve, ¿qué va a ser de nosotras si no nos gusta el estudio?”, pero la preocupación duraba poco porque ella era muy positiva y siempre estábamos contentas.

Nosotras vivimos en el pueblo, pero el colegio queda en el monte. A comienzos del 2020 no estaba cercado, por eso nos escapábamos por la parte de atrás de la institución y nos íbamos a dar una vuelta, o a las canchas de fútbol del pueblo a jugar con otros muchachos. Para nosotras lo más importante era el relajo, Paula iba al colegio para reírse con los compañeros, siempre estaba rodeada de amigos o jugando fútbol. Nunca hacía mala cara y si tú le pedías un favor, ella lo hacía con agrado. Solo se enojaba cuando uno tenía una actitud negativa ante la vida.

Desde la primaria se apasionó por el fútbol y cada que había campeonatos en el colegio ella se unía a un equipo y participaba. Le gustaba tanto ese deporte y era tan buena jugadora que en los ratos libres nos reuníamos con otros pelados del barrio en el que vivíamos, ella jugaba con ellos y los igualaba en destreza.

Yo reconozco que en ocasiones soy muy amargada y, a veces, cuando Paula iba a buscarme a la casa para que saliéramos a caminar por el pueblo, yo le decía que no quería salir o que no podía. “No, mi mamá no me deja”, le argumentaba. Ella ponía cara de incredulidad y replicaba “¿Cómo que no te va a dejá?” y se iba a pedirle permiso a mi mamá, abogando por mí: “Kellys me va a acompañá a comprar algo, no nos demoramos nada, déjala venir conmigo”. Era insistente y no se rendía hasta que mi mamá le decía que sí.

Vi a mi prima por última vez el 10 de mayo de 2020. En Cuturú no vivimos mucho el encierro por la pandemia de Covid-19, así que ese día todos en el pueblo se estaban preparando para la celebración del día de las madres. Mi mamá y yo estábamos vendiendo empanadas en una de las calles del pueblo y Paula fue a comprarnos unas cuantas con un puñado de monedas. Nos reímos y empezamos a molestarla diciendo: “¿Le sacaste el dinero a la alcancía de tu mamá? ¡Mira ese poco de monedas que traes!” Ella solo se reía. Pidió que le diéramos $6.500 en empanadas y se fue contenta cuando mi mamá se las despachó.

Horas más tarde la volví a ver de lejos, con su sonrisa de siempre, caminando con otra prima. Así quiero recordarla”.

Kellys Dayana Arriola Gómez, 18 años, prima.

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De acuerdo con un comunicado del Comando de la Séptima División del Ejército, publicado el 11 de mayo de 2020, el hecho en que María Paula perdió la vida “fue puesto en conocimiento de las autoridades judiciales competentes para realizar las investigaciones a que haya lugar, con el fin de establecer las circunstancias de tiempo, modo y lugar”. No obstante, según Kellys Arriola, la familia de la víctima desconoce en qué etapa están dichas pesquisas.

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