23 años

Anlly Lorena Pérez Gómez

El 31 de mayo de 2020 su cuerpo fue encontrado en su casa con un impacto de bala en la cabeza. Era comandante del Comando de Atención Inmediata (CAI) Cruz de Mayo, en la estación de Policía en Sincelejo (Sucre).

Fuente: El Universal y El Tiempo.

Sanadora

“La última vez que vi a mi hermana fue un jueves, recuerdo que era marzo de 2020. Fuimos a nadar al río La Plata, que queda cerca a la finca de nuestros papás en Filandia, Quindío. Al llegar, Anlly me agarró la mano antes de sumergirse y dejó su brazo extendido para que yo la siguiera. El día estaba cálido, por eso ambas decidimos nadar hacia la parte profunda del río y hundirnos con los ojos abiertos para mirarnos una a la otra debajo del agua. Luego, de vuelta en la superficie, jugamos como dos niñas a salpicarnos y salimos del agua riendo a carcajadas.

Más tarde, aún con el pelo y la ropa mojadas, caminamos cerca del cauce del río buscando perlitas y migajas de oro entre las piedras. Luego nos sentamos en la orilla, como hacíamos cuando éramos pequeñas, a alimentar los peces con un paquete de frituras de maíz (Choclitos) que trituramos con los dedos. Mientras tanto, hablamos de la naturaleza, de lo bella que es la creación y le conté una leyenda que leí sobre un meteorito de oro que querían bajar del espacio. Ella estaba alegre, me dijo que le tomara fotos y posó con las manos alzadas al cielo mientras las gotas de agua de su cabello caían sobre la camiseta mojada. Su sonrisa, que lo llenaba todo, me hizo feliz desde su primer instante en la tierra.

Vi a Anlly por primera vez el 24 de noviembre de 1996 cuando una enfermera del Hospital Local Pedro Sáenz Diaz de Ulloa (Valle del Cauca), la cargaba en sus brazos. Ese día supe que era un regalo que Dios me había dado a los 6 años para no estar sola.

Desde que era una bebé su alma estaba llena de ternura. Dicen que el espíritu de una persona se vuelve mucho más grande cuando ama a un animal. Si eso es así, yo creo que el de ella era gigantesco porque cada que podía llegaba a la casa con perritos que rescataba de la calle. Recogía tantos como podía.

La finca de nuestros papás en Filandia fue refugio para Marquesa, Hugo, Sparkie, Niño, Princesa, Ema y Orejitas de Maíz, entre otros caninos que criamos desde cachorros. Ese amor por la gente y la naturaleza la impulsó a ser acólita de la iglesia en la adolescencia —donde hacía trabajo comunitario— y miembro del Cuerpo de Bomberos de Filandia entre 2013 y 2014.

En una ocasión me contó que el cuartel recibió un llamado para atender un incendio en una zona rural. "Hermanita —me dijo— llegamos allá y empezamos a apagar todo. Cuando terminamos, nos quedamos parados mirando esa desolación, esa tristeza... porque habían ranitas, pajaritos y un montón de animalitos muertos". Siempre admiré esa consciencia que ella tenía sobre el cuidado de la naturaleza, de todos los seres vivientes.

Muchas veces se encontró con aves y otras especies de animales enfermas que llegaban a ella como si supieran que estaba dispuesta a cuidarlos. Por ejemplo, en 2015, cuando estaba en la Escuela de Cadetes General Francisco de Paula Santander en Bogotá, vió un colibrí que estaba muy débil y empezó a curarlo con sus compañeras. Le daban agüita con azúcar y ella estaba muy pendiente de él. Tiempo después, cuando a mi hermana le hicieron su primer traslado de entrenamiento, sus compañeras le decían que todavía veían el pajarito, ya recuperado, volando cerca de la escuela.

Se graduó como subteniente en noviembre de 2017 y el primero de diciembre llegó a Sincelejo. Como era difícil vernos seguido por su trabajo, hacíamos lo posible por mantenernos unidas a través de mensajes de texto o llamadas. Cuando ella estaba de vacaciones buscábamos la manera de estar juntas, yo viajaba a verla en Sincelejo o ambas nos encontrábamos de regreso en Filandia —el municipio donde crecimos—, para caminar hasta el río La Plata y reencontrarnos con los recuerdos que permanecían allí, esperándonos”.

Susana Pérez Gómez, 31 años, hermana.

Carta de Susana a Anlly, escrita en septiembre de 2021

“El amor que siento por ti es tan grande que no cabe en una galaxia. Que me perdone el Creador, pero le va a tocar que destine una galaxia entera para mí, para depositar en ella todo ese amor, porque estoy segura de que ninguna hermana podría con tanto. Lo sabes, mi bebé, siempre te lo he expresado. Él es testigo de que te extrañamos, aunque sabemos que debes estar en el mejor lugar, donde pueden estar las almas buenas. Te doy las gracias por ser ese portal de alegría y amor encarnado en la tierra, por tus sonrisas, tu entrega, tu dedicación y tu vida”.

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Según Nixon Forero, abogado apoderado de la familia Pérez Gómez, la investigación por la muerte de Anlly Lorena cursa en la Fiscalía 23 de la Unidad de Vida e Integridad Personal de Sincelejo. Aún está en etapa de indagación preliminar.

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