Candelaria Esther Asendra Salcedo

Fue asesinada en Santo Tomás, Atlántico. Su cuerpo fue encontrado con heridas por arma blanca en su casa.

Fuente: El Heraldo.

Cande, una maestra de toda la vida

Desde niños nos enseñó lo bueno y lo malo, fue papá y mamá para nosotros, siempre nos guió por el camino del estudio. Era una gran amiga, mi mejor amiga, tanto así que salíamos a parrandear juntos.

A mi mamá le decíamos Cande. Ella podría aprender desde mecánica, hasta costura, porque era así, una mujer trabajadora e hiperactiva. Con decirle que en su juventud fue jugadora de fútbol y siendo docente ayudó a fundar un equipo conformado sólo por maestros que se llamó ‘Los Profesionales’. Era, además, el amuleto porque siempre que iba a los torneos, daba la casualidad que el equipo ganaba.

Recuerdo que Cande nos ponía, a mi hermano y a mí, a hacer los oficios de la casa: barrer, trapear, cocinar... y nos regañaba porque, después de lavar la loza, teníamos la costumbre de dejar los platos en el escurridero y no en la gaveta, como ella quería. Hasta que un buen día se hartó y nos dijo: “¡Ustedes nunca dejan la loza donde debe ser!”. Cogió la tapa de una olla para ponerla en la gaveta, pero, por accidente, se pegó en la cabeza. Mi hermano y yo nos reímos inicialmente, pero el golpe fue tan fuerte que se puso a llorar. “Mire lo que me pasó por su culpa”, nos reprochó. Desde entonces nunca más dejamos los platos en el escurridero.

Quiero que recuerden a mi mamá como una profesora de toda la vida, porque ejerció esa profesión por más de cuarenta años. Antes de morir enseñaba en la Institución Educativa Comercial Palmar de Varela en Santo Tomás, Atlántico. La gente todavía se me acerca y me dice “mira, yo conocí a tu mamá, ella me dio clases y siempre me daba muy buenos consejos”. Mi mamá tenía una gran habilidad para hablar con los más jóvenes. Era una mujer de mente abierta, sin tapujos.

Darwin Asendra, 42 años, hijo.