27 años
El 17 de mayo de 2020 fue asesinada con un disparo en el pecho por hombres que querían hurtar su bicicleta. El hecho ocurrió en el Parque Porvenir de la localidad de Bosa, Bogotá.
Fuentes: El Tiempo y El Heraldo.
El silencio de la mañana se interrumpe con el silbido de los monitores y el movimiento del personal de la Clínica Méderi en Bogotá. Son las 8 a.m. y Yenny Cerquera, enfermera del servicio geriátrico, se prepara para comenzar su turno. Avanza por los pasillos y al llegar a la primera habitación un adulto mayor la recibe en su cama con un saludo débil, pues se acaba de despertar y tiene el cuerpo cansado y dolorido por la enfermedad que lo aqueja.
Al verlo, la voz de Yenny se tiñe de ternura y le devuelve los “buenos días” con una sonrisa que se ve únicamente en sus ojos, porque usa tapabocas. Mientras el hombre le cuenta cómo se ha sentido, ella le toca cariñosamente el hombro y monitorea sus signos vitales. Después, le suministra los medicamentos y le recuerda que puede llamarla cuando lo necesite. Así continúa su ruta por las camas siguientes, procurando que cada paciente reciba una voz amable y un trato digno.
En medio de su recorrido por las habitaciones piensa en Jorge Beltrán, su novio. Solía llamarlo por teléfono durante el trabajo. Esas conversaciones resuenan en la memoria de él cuando recuerda a Yenny:
“Ella quería demasiado a los adultos mayores y los consentía mucho. Me contaba que les daba sus alimentos con amor, los ayudaba a bañarse cuidadosamente y velaba porque recibieran sus medicinas a la hora correcta. A pesar de sus largas jornadas de trabajo, le gustaba escucharlos y hacerlos sentir lo mejor posible, porque la gratitud de sus pacientes al final del turno le llenaba el corazón.
También era una mujer muy solidaria. Con frecuencia me hablaba de una señora que barría una zona del hospital a la intemperie y se conmovía mucho por su dedicación. Me decía que todos los días conseguía una sopa en la cocina de la clínica para dársela a la hora del almuerzo y charlaba un rato con ella. Yenny no veía estas acciones como grandes hazañas, pero eran detalles como esos los que hacían de ella una mujer valiosa.
A veces yo la recogía en el trabajo o ella venía a mi casa y nos quedábamos juntos. Los dos compartimos la pasión por el ciclomontañismo y al comienzo de la cuarentena, en marzo de 2020, hablábamos de los recorridos en bicicleta que queríamos hacer.
Su ruta favorita era el Alto de la Viga, un ascenso de 18 kilómetros que finaliza en el Páramo Cruz Verde de Choachí (Cundinamarca). Es un recorrido retador y a ella le gustaba mucho sentirse desafiada por la montaña. Invirtió mucho dinero en su bicicleta, a pesar de que ya había sido víctima de robo con una anterior. A Yenny le gustaba llegar a la cúspide, con la sabana bajo sus pies y sentir el aire limpio en sus pulmones. Sus tres hijas eran su motor de vida y con orgullo les mostraba sus travesías en bicicleta.
Una semana antes de que la asesinaran, Yenny llegó a mi casa con una botella de vino, una torta y regalos, porque era mi cumpleaños. Era muy amorosa y espontánea. Ese día bailamos, compartimos con mi familia y la pasamos muy bien. Así quiero que la recuerden, como una madre guerrera, una mujer sensible y una ciclomontañista que veía en los retos nuevas oportunidades”.
Jorge Luis Beltrán Acosta, 31 años, pareja.
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De acuerdo con un comunicado emitido el 24 de mayo de 2020 por la Fiscalía General de la Nación, Ángel Clemente Conrado Pérez, uno de los agresores de Yenny Cerquera, fue capturado por la Seccional de Policía Judicial Metropolitana de Bogotá (Sijín) en el sur de Bogotá.
Un mes después, el 24 de junio de 2020, las autoridades capturaron al segundo hombre implicado en el robo y el asesinato, pero no revelaron su identidad.
En agosto de 2021, un año después del feminicidio, Ángel Conrado fue condenado a 35 años de prisión por los cargos de homicidio agravado, porte ilegal de armas y hurto calificado y agravado. No se conoce el resultado del proceso judicial del segundo capturado por el crimen de Yenny.
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