Los Aguilar regentan Santander desde hace dieciocho años. Dos miembros de la casa real, Hugo Aguilar y Richard Aguilar, se encuentran tras las rejas: el primero por llegar a la gobernación en 2004 con apoyo de paramilitares y posteriormente por ocultar sus bienes para no pagar una multa destinada a reparar a sus víctimas, y el segundo por irregularidades en la contratación de la remodelación del estadio Alfonso López de Bucaramanga.

Con negocios en Bucaramanga, Bogotá y La Dorada, Caldas, la Casa Aguilar incursionó en 2010 en las tierras offshore de Panamá, con Ex All Panamá, una sociedad que fue constituida con 10 mil dólares, cuando Hugo Aguilar ya había sido capturado por orden de la Corte Suprema de Justicia y su hijo Mauricio Aguilar ocupaba una curul en el Congreso.

La sociedad fue disuelta en 2016, luego de que Richard Aguilar terminara su periodo como gobernador, por cuya administración es investigado. De acuerdo con el escrito de acusación de la Corte Suprema de Justicia, Richard Aguilar habría “conformado un grupo de asesores de su confianza, con la finalidad de que le permitieran el direccionamiento amañado de la contratación pública del departamento y la apropiación de los recursos oficiales en provecho propio y de terceros”.