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(07/11/2019)

Por: Baudó Agencia Pública

Postal # 1

A la periódica sequía de cada comienzo de año se ha unido el desastre de la represa de Hidroituango que, entre maniobras de dudosa intención, debió interrumpir el paso del caudal para dejar un chorro que da para ocupar apenas el centro del afluente, pero no los bordes. La pérdida de profundidad se nota en la ribera: por encima del nivel del agua ha quedado una marca rusia que indica hasta donde subía el río cuando la represa no lo había herido. Un metro y medio, dos metros más. Han brotado playas y emergido islas desconocidas entre meandros. Vamos con la corriente en contra en busca de un caserío llamado La Encaramada.

“No es normal”

En el porche de una casa que parece tienda, bajo la sombra de un techo saledizo, unas quince personas de la comunidad de La Encaramada me cuentan los detalles de su drama. El reloj dice que falta poco para el mediodía, la humedad es vapor sobre la piel y en todos hay un rostro forrado de preguntas que se resumen en la siguiente: ¿El Estado nos va a dejar morir de esto?

La Encaramada es una vereda de pescadores que hace parte del municipio de San Jacinto del Cauca, al sur del departamento de Bolívar. La capital de referencia es Cartagena, a unas diez horas al norte de aquí, por una ruta que incluye chalupa por el río y carro por la trocha. Vale aclarar que Montería, capital del departamento de Córdoba, es la ciudad más próxima, a unas seis horas en línea recta hacia el occidente.

Un hombre de 46 años llamado Enrique Carlos Mendoza toma la vocería. Los demás asienten. Dice que ellos se enteraron hace poco; antes no tenían ni idea de que eso les estaba sucediendo. En 2017 una comisión de investigadores de la Universidad de Córdoba analizó muestras de sangre y cabello de catorce personas escogidas al azar. Todas registraron preocupantes niveles de mercurio; Mendoza presentó los más altos.

—Sesenta y pico, no recuerdo exactamente, pero los otros salieron con cuarenta y pico, treinta y algo, menos.

“Sesenta y pico” quiere decir que en cada litro de su sangre hay más de 60 microgramos de mercurio (microUg/L). La máxima concentración de este metal en sangre, antes de considerar que la persona está intoxicada, es de 5 microUg. Mendoza tiene la piel cobriza y su rostro está cincelado por las arrugas de sol. Con una mirada de ojos agotados, describe su malestar: un dolor de cabeza permanente que no se aplaca con pastas, que no lo reduce ni lo tira a la cama, pero que vive dentro suyo como si unos dedos invisibles le tuvieran pellizcado el cerebro. También ha perdido memoria: Mendoza se fija tareas para hacer en el día, pero luego las olvida: ¿qué es lo que yo tenía que hacer? Y para recordarlas se pone a desandar los lugares por donde había pasado tratando de que una imagen, un color, un sonido le despierten el recuerdo. Recalca que otro síntoma es la rabia:

—Este pueblo tiene eso, con cualquier cosa se prende. El uno contra el otro. Y no es normal.

Para ver la versión interactiva de este billete, da clic sobre la imagen que te llevará al sitio de Baudó Agencia Pública.
La Encaramada merece su nombre porque fue levantada hace unos cincuenta años sobre un risco de tierra roja que se asoma al río Cauca en forma de acantilado. Hoy son unas setenta personas que habitan (tantas) viviendas. Una parte del caserío más el colegio —una enramada a punto de desplomarse— tienen lugar allí, en la cima del risco. El resto se extiende en la parte baja, sobre la ribera. Aunque muchas son de paredes y vigas en ladrillo gris, en conjunto no dejan de ser una artesanía de tablas pintadas en color —azul, rojo, verde— con techos de hoja metálica y piso en tierra. Sus habitantes visten bermudas, pantalonetas y camisetas sin mangas. Alguno lleva una gorra, unas botas. Poco más. Casi todos caminan a pie limpio o en chanclas y padecen rutinarias dolencias, muy emparentadas con los síntomas del envenenamiento por mercurio. Además del dolor de cabeza, mal funcionamiento de los riñones, calambres, llagas supurantes.

 

Para leer esta crónica completa, visita este enlace en la página de Baudó Agencia Pública.

 

Y no te pierdas la intervención en espacio público con unas estructuras para visualizar una ilustración 360º de nuestros amigos de Baudó este viernes 8 de noviembre de 2 a 5 P.M. en la Plaza de Bolívar en Bogotá, en el que presentarán esta investigación. En la imagen que está continuación encontrarás toda la información: