(19/05/2021)

Para la reconstrucción de esta historia participaron las voces de Luis Carlos Agudelo, papá; Ángela Jiménez, mamá; Stefany Alejandra Blandón Zúñiga, novia; y de Ronald Steven Jiménez, Juan Camilo Martínez, Juan Felipe Herrán Bonilla y Kevin Andrés David Lacastillo, amigos y vecinos de Kevin.

Ángela Jiménez, madre

Dejó una maleta con ropa que traía lavada de la casa del papá y me dijo: “La cuelgo cuando vuelva, mami”. Fue lo último que me dijo. Era mi único hijo. Le decían ‘Polaco’ por mí, que desde pequeña me conocen como ‘Polaca’, por la tez blanca de mi piel.

Vivía conmigo y mi mamá, su abuela, desde que él tenía tres años. Él y yo ocupábamos la misma habitación y dormíamos en la misma cama. Era un amor, era mi apoyo. Me ayudaba a ordenar la casa, a limpiar los cuartos. En la pasantía le pagaban un poco menos del salario mínimo y con eso me ayudaba para comprar mercado. 

Mi niño creció junto a mí hasta que se volvió ese hombre de 22 años, de 1.87 metros de estatura, al que mató la Policía.


Descripción: En esta casa de la Urbanización Venezuela, Siloé, vivía Kevin con su mamá y su abuela.
Foto: Alexander Campos Sandoval..

Yo no trabajo desde 2010, cuando me detectaron un tumor en un pulmón. Me operaron y quedé incapacitada. Vivimos con el apoyo económico de mi mamá que es pensionada, de mis hermanos, y del trabajo de mi Kevin.

Él planeaba estudiar Ingeniería en la Universidad Autónoma de Occidente. Mi hermano lo iba a ayudar a pagar la carrera. Kevin estaba muy inconforme con la situación del país y por eso marchaba y fue a la velatón, que era un acto pacífico. No supe nada más hasta que me llamó una doctora y me dijo: “Doña Ángela, buenas noches. Venga por favor al Hospital de Los Chorros, su hijo está acá. Está herido”.

Descripción: Ángela Jiménez se conmueve al recordar la noche del 3 de mayo, cuando su hijo recibió un impacto de bala, que se presume fue disparado por policías, en una manifestación pacífica.

Fotos: Alexander Campos Sandoval.

Luis Carlos Agudelo, papá

Nadie puede decir que mi hijo era un vándalo o una mala persona. Era un deportista ni el berraco. Se la pasaba jugando fútbol. Empezó a los 11 años y llegó a jugar tres torneos en la tercera división del fútbol profesional colombiano, lo veíamos jugar en los partidos por el canal Telepacífico.


Descripción: A la izquierda, con el número 13, Kevin “Polaco” Agudelo.
Foto: Cortesía familia.

El domingo 2 de mayo, el día anterior a su muerte, Kevin vino a mi casa, lavó su ropa y hablamos de todo un poco. Me contó que había firmado un contrato con la empresa en la que hizo sus pasantías. Lo firmó el miércoles 28 de abril, el primer día del paro nacional, y empezaba funciones el lunes 3 de mayo, el día en que lo asesinaron.

También de las manifestaciones. Le dije: “mucho cuidado, papi. Eso es muy delicado”. Yo entiendo que peleen los muchachos, porque es necesario un cambio. Y él quería un futuro, era un buen muchacho, tranquilo, serio, responsable. No se metía en problemas. Estaba empezando a vivir, pero un policía me lo mató.


Descripción: La mochila con la ropa de Kevin, lavada en casa de su padre, junto a sus zapatos de trabajo.
Foto: Alexander Campos Sandoval.

Stefany Alejandra Blandón, novia

El 5 de abril cumplimos dos años de noviazgo. Con él viví días muy felices. En Semana Santa fuimos a las playas de Buenaventura y  pasamos una tarde en una cabaña de Piangüita. Él corría hacia el mar, buscando siempre tocar el fondo. A mí me daba mucho miedo, pero él era muy valiente y le gustaba ir más allá una y otra vez.

Nos conocimos cuando cruzábamos grado 11 en el colegio Eustaquio Palacios. Éramos de grupos diferentes, pero empezamos a hablar por Messenger e iniciamos una relación. Cuando nos graduamos él entró a estudiar al Sena y yo a la Universidad del Valle. Se quedaba en mi casa todos los sábados, veíamos anime, íbamos a comer. Fue la persona más noble que conocí.


Descripción: Kevin y Stefany en las manifestaciones del sábado primero de mayo.
Foto: cortesía.

El domingo 2 de mayo la Policía asesinó en Paso del Comercio a Nicolás Guerrero, a quien días después el alcalde Jorge Iván Ospina reconoció como su familiar. La velatón en Siloé se organizó en memoria de Nicolás y de las víctimas mortales que ya se acumulaban en lo corrido de las manifestaciones. Kevin y yo decidimos ir, pero no asistir a más manifestaciones, ya que nos parecían muy peligrosas.  

Eran las 7:30 de la noche, más o menos, cuando salimos para la velatón. Hablamos con unos amigos y luego nos sentamos en el ‘romboy’. Él me besaba y estuvimos acurrucados un rato.

Sobre las 8:10 y las 8:20 de la noche sonó un estruendo y la gente empezó a correr. Kevin se me desapareció en ese caos y yo no veía bien porque había dejado las gafas en la casa. Miraba por todos lados y no lo encontraba, por más que lo buscaba no lo encontraba. Era desesperante la cantidad de gas lacrimógeno que había y yo no tenía ni siquiera tapabocas.

Cogí un moto ratón [moto taxi] y subí a mi casa. Cuando llegué, mi mamá asustada me dijo: “Menos mal usted llegó. En Facebook vi que están empezando a dar bala”. Entonces, en ese momento me desesperé mucho más. Decidí ir de nuevo al ‘romboy’, aunque mi mamá me dijera que no.


Descripción: Kevin y Stefany el pasado 30 de abril.
Foto: cortesía.

Corrí entre las calles y vi a un muchacho que tenía una herida de bala en el abdomen. Entonces corrí más rápido, tratando de escabullirme entre el caos y con miedo a que me dispararan. Cuando llegué a la panadería La Sorpresa escuché a alguien decir que había un muerto. Por curiosidad me acerqué y vi sus zapatos, su pantalón y supe que era él, Kevin. Me tiré sobre su cuerpo y lo abracé gritando “¡no te vayas, amor!”. Ya estaba muy frío. 

Lo llevaron al hospital Los Chorros y lo metieron a una sala para hacer el protocolo de reanimación. La gente que se amontonó junto a él en Siloé le había tomado el pulso y dijeron que ya estaba muerto, pero yo guardaba una esperanza. Entonces pasaron 15 minutos, salieron los doctores y me dijeron que no había nada que hacer. Nunca había sentido tanto dolor y angustia, a pesar de que a mi hermano lo mataron el año pasado.

No fui capaz de llamar a doña Ángela, la mamá de Kevin, así que le pedí a la doctora que la llamara. Ella tampoco fue capaz de decirle que ya estaba muerto, solo pudo decirle que fuera al hospital.

Los testigos del 3M en Siloé

A las 4 de la tarde, habitantes de Siloé y de otros lugares de Cali dieron inicio a la velatón convocada para ese día. Encendieron velas en memoria de quienes habían fallecido en el marco del Paro Nacional. Se escuchaba música, se reproducía el himno nacional y la gente en calma cantaba y conversaba. Según Juan Felipe Herrán, habitante de la zona, “era el primer plantón que hacía Siloé. Era el más pacífico de Cali”.

Llegada la noche, se escuchó la detonación de una bomba aturdidora cerca de la estación de Policía el Lido. Los asistentes de la velatón pensaron que se trataba de un enfrentamiento a lo lejos, pero los estruendos empezaron a oírse cada vez más cerca, hasta que pasadas las ocho de la noche cayó la primera granada de gas lacrimógeno.

Un helicóptero sobrevoló la manifestación y, con la entrada del ESMAD, rápidamente la zona fue cubierta por una nube de gas. La gente que gritaba y corría, varios testigos pudieron ver que además del ESMAD venían efectivos de la Policía, provenientes de la estación contigua al Centro de Administración Local Integrado (CALI #20), armados y disparando indiscriminadamente.


Descripción: Imagen de Google Maps. En rojo, el punto en el que cayó herido Kevin Agudelo. En amarillo, el espacio en el que se realizaba la velatón pacífica. En verde, la estación de policía y el CALI #20, de donde, según testigos, venían los policías armados.

Según Juan Felipe Herrán, amigo y vecino de Kevin que estaba presente en la manifestación, los policías traían armas largas, “fusiles que se usan en una guerra. Fue desmedido, nosotros no estábamos armados ni teníamos cómo responder a ese arsenal”, aseguró. Además, afirmó que el ataque de la Policía se prolongó durante toda la noche en el plan, el tramo llano de Siloé por donde se ingresa a los barrios de ladera.

Kevin Andrés Lacastillo, quien se encontraba en la velatón, explicó a Cuestión Pública la arremetida de la Policía: “Yo creo que entraron con esa violencia pensando que encontrarían gente armada. La Policía tiene el concepto de que Siloé es la zona más peligrosa de Cali. Acá se mueven muchas bandas de microtráfico y oficinas de cobros. Cada policía que viene trae la mentalidad de que alguien pueda atentar contra ellos”.  

Entre los testigos consultados por Cuestión Pública, Juan Felipe Herrán fue el último que habló con Kevin. Recuerda verlo a 25 o 30 metros entre la humareda. “Le grité: ‘¡Mucho cuidado!’ mientras nos lavábamos la cara con leche. Los gases nos estaban afectando. Kevin me contestó ‘Sí, tranquilo’ y levantó una mano antes de cruzar la calle mientras que la Policía siguió disparando.”

Uno de los disparos alcanzó a Kevin quien, según corroboraron los testigos, no resistía en la primera línea, sino que buscaba refugiarse. Según su concuñado y amigo cercano Ronald Steven Jiménez, la autopsia evidenció que una bala entró por el costado derecho del cuerpo del joven y le atravesó los pulmones y el corazón, antes de salir por el costado izquierdo y perforarle el brazo.

El barrio grita, la autoridad calla

Los vecinos de la Urbanización Venezuela en Siloé pintaron murales, pancartas y camisetas con el nombre de Kevin Anthony Agudelo Jiménez, buscando preservar su memoria y exigiendo que se investigue y se haga justicia en el caso.


Descripción: Amigos y vecinos de Kevin pintaron este mural frente a la casa en la que él vivía con su madre.
Foto: Alexander Campos Sandoval.

Al hogar de Ángela Jiménez han entrado corresponsales de la prensa española, suiza y francesa, así como unos pocos reporteros de medios locales para registrar el caso. No han llegado, sin embargo, delegados de los organismos de control e investigación colombianos para indagar sobre la muerte de Kevin, pese a que involucra una presunta participación de la fuerza pública. Así lo aseguró ella a Cuestión Pública.

A la fecha de esta publicación, ni la Alcaldía de Santiago de Cali, ni la Policía Nacional, ni el Ministerio de Defensa se han referido públicamente al caso de Kevin. La Fiscalía, a través del fiscal delegado Juan Carlos Oliveros y un equipo de investigadores, tomó el testimonio de Stefany el 6 de mayo. El 11 de mayo, Oliveros se comunicó con Ángela para anunciarle el inicio de una investigación por el asesinato de su hijo y los otros dos jóvenes que murieron en Siloé la noche del 3 de mayo.

El miércoles 12 de mayo, el alcalde Jorge Iván Ospina se refirió a la noche del 3 de mayo en Siloé, denunciando el ataque de la fuerza pública como “una circunstancia aleve, agresiva y premeditada contra la comunidad”. Declaró que la gravedad del caso amerita llevarlo a las últimas instancias judiciales y “quizás, incluso, a la justicia penal internacional”


Descripción: Ángela Jiménez con un retrato de su hijo, realizado por uno de sus vecinos.
Foto: Alexander Campos Sandoval.

 

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