El río San Pedro nace en la cordillera oriental de los Andes y desemboca en el río Orteguaza, uno de los más importantes del departamento. Crédito: César Rojas
(18/09/2019)

Por: La Liga Contra el Silencio

La vía que de Florencia conduce a San Vicente del Caguán, en el departamento de Caquetá, es un constante cruce de ríos, riachuelos y quebradas. Solo en el trayecto de 94 km desde Florencia a Puerto Rico, dos de los puntos en los que se enfoca esta historia, hay que cruzar por una docena de puentes que dan una idea simple de la riqueza hídrica del departamento. Desde este tramo de la Carretera Marginal de la Selva el agua se ve caer desde varias cascadas que exhibe la cordillera oriental de los Andes, el accidente geográfico que marca los límites de este departamento con el Huila y el punto en el que nacen buena parte de los ríos que hoy descienden libremente por distintos caminos hacia el Amazonas.

Nadie se ha atrevido a interrumpir el curso de esos ríos hasta ahora. No hay hidroeléctricas en Caquetá, como no las hay en el sur de Nariño, en Putumayo, en Guaviare, en Vichada ni en el departamento del Amazonas.

El río San Pedro nace en la cordillera oriental de los Andes y desemboca en el río Orteguaza, uno de los más importantes del departamento. Crédito: César Rojas

La Liga Contra el Silencio recorrió Caquetá, habló con representantes de las comunidades aledañas al río San Pedro, en el área rural de Florencia, y al río Guayas, en Puerto Rico, y confirmó que allí pretenden construir dos centrales hidroeléctricas. Las empresas interesadas son Latinco S.A., Universal Stream S.A.S. e Isagen, y por ahora no han socializado ampliamente los proyectos con las comunidades que desde ya se asumen afectadas.

La hidroeléctrica de Tulpas, el proyecto más sonado

En las veredas de Victoria Alta y Victoria Baja, una zona otrora dominada por la guerrilla de las Farc, la idea de la hidroeléctrica se vende como una esperanza que le otorgaría a las comunidades la atención que tanto reclaman. Para llegar allá hay que desviarse de la Carretera Marginal de la Selva y ascender hacia la cordillera oriental de los Andes por una vía maltrecha en la que la Junta de Acción Comunal cobra un peaje de $5.000 para permitir el tránsito. En Victoria Alta vive Carlos Cárdenas, un líder de la comunidad que ve en la hidroeléctrica la oportunidad para que construyan la vía que comunicará a los habitantes de esta zona con el resto de la región.

Desde hace al menos cinco años los ingenieros de la empresa Latinco S.A. han llegado varias veces a la finca donde Carlos vive solo y se mantiene de la piscicultura. A él y a otros vecinos les han hablado del proyecto y todos han hecho el recorrido de hora y media de potreros y bosques que separan la casa de Carlos del lugar donde se haría la hidroeléctrica de Tulpas, para entender la magnitud del proyecto

Latinco S.A. tiene oficinas centrales en Medellín, es conocida por proyectos hidroeléctricos como El Edén, en Manzanares, Caldas; o El Cocuyo en Versalles, Valle del Cauca, y viene anunciando la obra en el Caquetá desde 2015. Ese mismo año la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía (Corpoamazonía) le otorgó una licencia ambiental para la construcción de una central hidroeléctrica. Justamente la resolución 1101 del 18 de agosto de 2015 no tomó por sorpresa a la profesora Mercedes Mejía, docente del programa de Ingeniería Agroecológica de la Universidad de la Amazonía y Coordinadora de la Mesa Departamental en Defensa del Agua y el Territorio en Caquetá.

Cuenta Mejía que sobre las hidroeléctricas se ha hablado mucho en el departamento. Pero es incierto cuántos proyectos se están estudiando en total. La Liga envió dos solicitudes de información para conocer el estado de estos proyectos, una a Corpoamazonía y otra a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). La ANLA contestó parte de la información y remitió las mismas preguntas a la Corporación. En consecuencia, Corpoamazonía respondió de manera confusa: por un lado dijo que no hay autorizaciones para proyectos de hidroeléctricas y por el otro, que sí existe una licencia.

Carlos Cárdenas es oriundo de Pacho, Cundinamarca, estudió en la Universidad Nacional, y su familia se trasladó a la vereda Victoria Alta hace más de 30 años. Su vida de ciudad quedó atrás hace muchos años. Crédito: César Rojas.

Corpoamazonía contestó con una lista de seis expedientes en el primer documento, firmado el 9 de julio de 2019 por el director territorial de Caquetá, Mario Ángel Barón. En su mayoría corresponden a permisos para “estudios de Recursos Naturales” (sic) o “con fines de investigación científica” en los ríos San Pedro, Orteguaza y Hacha, en Florencia; en el río Chiquito, en el municipio de La Montañita; y en el río Guayas, en Puerto Rico. Y también se refirió a la licencia ambiental concedida a Latinco en 2015.

En el segundo documento, firmado el 13 de agosto de 2019 por el director territorial encargado de Corpoamazonía, Gamaliel Álvarez Chávez, la entidad contesta que “en la Dirección Territorial Caquetá de CORPOAMAZONIA no hay solicitudes de permisos, concesión, autorizaciones o licencias ambientales con miras a la construcción de hidroeléctricas en el Departamento de Caquetá”. Pero en el mismo documento cita la licencia ambiental concedida a Latinco en 2015 y lo describe como “Proyecto Hidroeléctrico Tulpas a Desarrollarse en Jurisdicción de los municipios de Florencia y la Montañita, sobre el río San Pedro, departamento de Caquetá”. ¿Entonces?

A pesar de los múltiples intentos, no ha sido posible que el director regional de Corpoamazonía atienda una entrevista para aclarar estas y otras incongruencias. En julio de 2018 el concejal de Florencia, Fidel Prieto, miembro del Polo Democrático, interpuso ante la Fiscalía una denuncia contra Corpoamazonía por presuntas irregularidades en la concesión de la licencia de 2015. Hace un año también hubo un debate de control político en el Concejo y, hasta hoy Prieto insiste en que la Corporación y la Alcaldía de Andrés Mauricio Perdomo (Centro Democrático), actuaron de forma negligente.

Este puente cruza el río San Pedro, frontera natural que separa a Florencia del municipio La Montañita. Crédito: César Rojas

El secretario de Ambiente de Florencia, Luis Carlos Montoya, recibió a los miembros de La Liga en su oficina a comienzos de agosto. Estaban de trasteo en la Secretaría pero tenían toda la documentación a la mano. Montoya dice que empezaron a hacerle seguimiento al asunto de las hidroeléctricas debido a “la preocupación de la comunidad”. Pero el concejal Prieto dice que la administración no se había preocupado por el tema hasta el debate en el Concejo.

Montoya afirma que la administración sí ha denunciado las irregularidades en el proyecto de Tulpas y que la comunicación, tanto con Corpoamazonía como con Latinco, no ha sido clara ni fluida.

“En estos tres años y medio de administración nosotros les hemos solicitado que vengan y socialicen el proyecto con la Alcaldía de Florencia, en qué consiste y qué técnicas son las que van a utilizar, y no ha sido posible”, afirma Montoya.

El Secretario de Ambiente de la Alcaldía agrega que hay una incongruencia en los trámites. Más de un año después de que Corpoamazonía entregara la licencia ambiental a Latinco, la misma Corporación expidió la resolución 1825 del 30 de diciembre de 2016, en la que concedió un “permiso para estudio de recursos naturales (recurso hídrico)”. “Uno no entiende por qué la Corporación primero les da la licencia ambiental y después les da el permiso para el estudio de recursos naturales del área a intervenir para la construcción de la hidroeléctrica, debe ser al contrario”, sentencia el Secretario que además ha insistido en que los estudios de impacto ambiental deberían ser “más rigurosos”. Corpoamazonía, por su parte, no resolvió esta y otras inquietudes.

La última comunicación entre la Secretaría de Ambiente y Latinco fue el 13 de julio de 2018. En esa fecha la ingeniera Sandy Bravo, gerente de sustentabilidad de Latinco, escribió: “aún nos encontramos en etapa de ajuste de diseño y no está establecido una fecha de inicio de construcción, que en todo caso no se contempla en el corto plazo”. La licencia concedida a Latinco caduca en un año, pero la misma resolución de Corpoamazonía establece que la empresa podría pedir una prórroga “en caso de acreditarse circunstancias de fuerza mayor”.

Al intentar entrevistas con representantes de Latinco S.A., en Medellín, una trabajadora dijo que haría llegar la petición de entrevista a la responsable del proyecto. La ingeniera Sandy Bravo, nunca respondió.

En la vereda Victoria Alta, Carlos Cárdenas cuenta que en lo poco que ha expuesto Latinco a la comunidad, la empresa ofreció mejorar la vía y le dijo que cuando construyeran la hidroeléctrica pondrían una oficina para mantener contacto con los habitantes del sector. Pero esas conversaciones han sido esporádicas, inconstantes y en contextos distintos a los que se viven hoy en la zona. “Hace más de seis meses que no hablo con ellos”, cuenta Cárdenas. Él sabe que lo reconocen como “uno de los que está a favor” del proyecto, pero este hombre criado en Bogotá y quien vive hace más de 30 años en la región, dice que él simplemente no rechaza la idea y que solamente pide más información para saber si el proyecto le conviene a la comunidad o no.

Puerto Rico, la competencia por el río Guayas

“Puerto Rico es una Colombia chiquita”, dice la profesora Mercedes Mejía para describir el contexto de esta población a mitad de camino entre Florencia y San Vicente del Caguán. El municipio es tristemente recordado por los ataques que recibió el Concejo entre el 20 de mayo de 2004 y el 24 de mayo de 2005, un periodo en el que la Columna Teófilo Forero de la entonces guerrilla de las Farc asesinó a nueve concejales y un secretario del recinto. Sus nombres y las fotografías de sus rostros todavía están en la sala de sesiones del Concejo como un homenaje y un recordatorio de la violencia que todavía no se ha ido. El proceso de paz trajo otro aire, pero funcionarios encargados de la atención de víctimas, además de líderes del municipio dicen que las disidencias siguen cerca, que hay cultivos ilícitos, que todavía se pagan extorsiones y que han entrado en juego otros actores armados. Una funcionaria que trabaja con víctimas resume el contexto en pocas palabras:

“Aquí estamos en la ley del silencio. Nadie dice nada”.

En Puerto Rico hablaron dos concejales. Uno de ellos dijo que ha recibido muchas amenazas, que no entendía bien los detalles de los proyectos de hidroeléctricas en Puerto Rico, que la población del municipio no sabía de ellos y que prefería mantener su identidad reservada. Luis Carlos Galicia, presidente del cabildo, por su parte, confirmó que había participado en la última reunión con Universal Stream el 12 de julio y que la empresa les había expresado que tenían tres alternativas:

Uno: Construir un embalse con túnel e inundar 400 hectáreas en tres tramos.

Dos: Hacer un muro de 130 para construir una represa de 950 hectáreas inundables. El proyecto generaría una capacidad energética de 648 MW.

Tres: Desviar el curso del río y hacer un túnel subterráneo con una boca toma y una casa de máquinas (un modelo similar al que se usaría en Tulpas).

Según Galicia, los ingenieros que socializaron sus opciones en Puerto Rico se inclinan por la primera opción, pero en cualquier caso, él es tajante. “No estamos en la disposición de permitir que se construya una hidroeléctrica en Puerto Rico”.

Las hidroeléctricas en perspectiva

En relación con otros proyectos como El Quimbo o Hidroituango, las centrales hidroeléctricas que se planean construir en el Caquetá son más pueñas. Específicamente, según la clasificación que establece el Ministerio de Minas, tanto la de Tulpas como la de Guayas tienen el tamaño de “centrales hidroeléctricas” porque su capacidad instalada superaría los 20 MW. Y aunque no tendrán la capacidad de otros proyectos, eso no implica que su impacto sea menor y en cambio sí generan la pregunta sobre realmente qué tan necesaria es su construcción.

A la reunión del 12 de julio también asistió Joselito Sánchez Cárdenas, un líder campesino y miembro de la Mesa Municipal en Defensa del Agua y el Territorio. “Hablaron de montar una hidroeléctrica a filo de agua en tres compartimientos”, cuenta Sánchez y añade que la empresa no ha hecho esfuerzos por compartir la información de forma masiva en el municipio. “Hay que mirar cuánta gente hay sobre las zonas de influencia, cuántas familias, qué pescadores hay”, insiste Sánchez. Según él, la mayoría de las reuniones han sido reservadas y se han realizado directamente en las zonas de influencia directa.

En Puerto Rico ha habido al menos dos empresas interesadas en la construcción de hidroeléctricas: Isagen y Universal Stream, una empresa con sede en Pereira que también estudia la construcción de algunos proyectos hidroeléctricos en el Quindío. Isagen aparece en una de las listas que envió Corpoamazonía a La Liga y Universal Stream ha adelantado algunos trámites con la ANLA. Pero la etapa en la que se encuentran estos proyectos es incierta.

En la respuesta de Corpoamazonía se cita que en junio de 2017 se le concedió a Isagen un “permiso para el estudio de recursos naturales” sobre el río Guayas, el cual, según el documento, habría vencido en junio de este año. Pero la falta de respuestas por parte de la empresa deja la duda de si este estudio fue presentado, si el permiso efectivamente venció o si se pidió una prórroga. En un correo electrónico, David Angee Mejía, del área de Planeación Proyectos de Generación de Isagen, contestó que en el Caquetá tenían dos proyectos:

“El primero es el proyecto hidroeléctrico Andaquí”, escribe Mejía. “En el año 2011 se solicitó a la autoridad ambiental los términos de referencia para realizar el Estudio de Impacto Ambiental, pero la autoridad se los negó. Por tanto se decidió no continuar con los estudios y se le entregó el proyecto a la UPME, en la actualidad este proyecto no es de ISAGEN”. Llama la atención que esta iniciativa no esté enlistada en los registros que ofreció Corpoamazonía.

“El segundo proyecto es el proyecto hidroeléctrico La Luz, del cual se tiene un permiso de estudio con CORPOAMAZONIA. Este proyecto está en la etapa de identificación, esto quiere decir que aún no hay una definición del sitio exacto de posible desarrollo, de la capacidad instalada y de las características del proyecto. En el año 2017 ISAGEN contrató a una firma de consultoría para realizar los estudios de prefactibilidad del proyecto y en los primeros acercamientos con la comunidad se evidenció la oposición a este desarrollo. En ese sentido ISAGEN perdió el interés en continuar con el desarrollo del proyecto y decidió suspender los estudios”.

Isagen no quiso conceder una entrevista porque, según ellos, no tienen proyectos en curso en el Caquetá. Pero algunos líderes de Puerto Rico lo contradicen, pues aseguran que tanto Isagen como Universal Stream todavía quieren aprovechar el río Guayas para la construcción de una hidroeléctrica.

“Las dos están sobre la misma área de influencia”, asegura Galicia, el presidente del Concejo de Puerto Rico. “Las dos están compitiéndose esa licencia”, añade y dice que en la última reunión con los ingenieros de Universal Stream estos aseguraron que Isagen sigue en la puja. Si efectivamente Isagen no tiene interés en adelantar un proyecto hidroeléctrico sobre el río Guayas, la población de Puerto Rico no ha sido notificada.

Un grupo de líderes de Puerto Rico, Caquetá, recibió a La Liga Contra el Silencio para hablar sobre los proyectos de hidroeléctricas sobre el Río Guayas. Crédito: Andrés Cardona

La Liga también lleva al menos dos meses tratando de comunicarse con los responsables del proyecto en Universal Stream. Tras varias semanas de silencio, hace pocos días un directivo de la compañía dijo que él y otra trabajadora de la empresa habían sido amenazados y que en este momento él no se sentía seguro para conceder una entrevista.

Universal Stream ya alcanzó la etapa de protocolarización en el proceso de consulta previa con uno de los seis resguardos indígenas que hay en la zona. Un pueblo Pijao y cinco comunidades Nasa habitan en jurisdicción de Puerto Rico, todos hacen parte de la asociación Asotewalla, que agrupa a los cabildos del municipio. Marino Ijaji, presidente de la asociación, dice que si bien el pueblo Pijao en el resguardo Calarcá ha avanzado en el proceso de consulta previa, en la comunidad hay oposición al proyecto.

Por otro lado, Miguel Conda, miembro del Resguardo Indígena Nasakiwe, dice que los cinco pueblos Nasa que hay en Puerto Rico también se verían afectados, también se oponen a las hidroeléctricas, pero por lo menos en su comunidad tienen otra estrategia. “Nosotros como resguardo Nasaquiwe ya decidimos. Y decimos no al acercamiento a la consulta previa”, dice Conda, “a pesar de que como ustedes conocen la ley 21, el Convenio 169 de la OIT, la ley 89 de 1990 da facultad para eso, no queremos porque muchos pueblos han hecho eso y hoy no cuentan con territorio, no cuentan con educación, no cuentan con agua”.

Las hidroeléctricas en el Amazonas, un camino que ya recorrieron otros países

Los impactos que tendrían estos proyectos en la “Puerta de Oro de la Amazonía”, como se conoce a Florencia y a los pueblos que sirven de transición entre los territorios andinos y el ecosistema amazónico, podrían ser muchos y diversos. Las experiencias de otros países ya han encendido las alarmas.

En Brasil, la Associação Yudja Mïratu da Volta Grande do Xingu (AYMÏX) estima que la hidroeléctrica de Belo Monte desplazó a 40 mil personas para su construcción. Belo Monte es la tercera hidroeléctrica más grande del mundo y fue construida sobre el río Xingu, cerca a la población Altamira, en el estado de Pará. Su construcción no solo ocasionó un desplazamiento masivo, sino que además alteró los ciclos de vida del río, el nivel del agua y el estilo de vida de las comunidades indígenas y campesinas. Hay cerca de 20 procesos en contra de Norte Energía, la compañía que lidera el proyecto, pero ya se sabe que los daños son irreversibles.

Carlos Cárdenas vive en la vereda Victoria Alta, a una hora de este salto de agua que se encuentra a pocos metros del punto donde se construiría la hidroeléctrica de Latinco. Crédito: Andrés Cardona.

Más cerca a la cordillera de los Andes hay otros ejemplos. Carlos Mazabanda es coordinador de campo en Ecuador de la ONG internacional Amazon Watch. De la mano con esta organización sin ánimo de lucro, Mazabanda ha trabajado con comunidades indígenas y le ha hecho seguimiento a tres proyectos de hidroeléctricas en la Amazonía ecuatoriana. Una sobre el río Upano, al sur del país; otra sobre el río Piatua y la más grande en el río Coca, conocida como Coca Codo Sinclair, una central que estaba proyectada para una capacidad de 1500 MW pero que, según cuenta Mazabanda, hoy apenas genera 800 MW.

“No hay una visión de que estos proyectos hidroeléctricos lleven a una contribución a la necesidad energética del país”, dice Mazabanda con respecto a las centrales hidroeléctricas en Ecuador. El investigador relata que, sin mencionar la corrupción que ha rodeado al caso ecuatoriano, se han adelantado estos proyectos en un país que según él tiene resuelta su demanda energética. “¿La energía para quién?”, se pregunta el representante de Amazon Watch, y dice además que “estos proyectos hidroeléctricos están asociados a actividades extractivas”.

Esta imagen, al margen del río Guayas, en Puerto Rico, refleja parte de la preocupación de los grupos ambientalistas en la región: la deforestación. Foto: César Rojas

En Caquetá, la profesora Mercedes Mejía también llama la atención sobre este punto. Dice que si en el departamento no se habla de los proyectos de hidroeléctricas se debe en parte a que las personas no han visto alrededor de los ríos la misma cantidad de maquinaria que sí llevan los estudios de exploración de hidrocarburos en otras zonas. Y para ella todo está conectado. “Porque necesitan que primero estén las vías”, dice Mejía con respecto a la construcción de carreteras, “luego las hidroeléctricas y después se viene la minería y se vienen los hidrocarburos. Pero necesitan primero la energía para eso”.

Sobre el impacto de estos proyectos para la Amazonía se han realizado análisis más detallados a nivel regional. En enero de 2018 un grupo de investigadores de países como Estados Unidos, Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, entre ellos el fallecido biólogo colombiano profesor de la Universidad Javeriana, Javier Maldonado Ocampo, publicaron una investigación en Science Advances sobre la fragmentación de la conexión Andes – Amazonas a causa de las hidroeléctricas. Es en este estudio se resalta que “Colombia es el único país sin represas hidroeléctricas en operación o en construcción en el Amazonas Andino”. El estudio repasa los casos de países como Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia para analizar el impacto de las hidroeléctricas en los ecosistemas.

Como primer hallazgo, el equipo revela que “la huella del desarrollo hidroeléctrico en el Amazonas Andino ha sido severamente subestimada”. Los investigadores identificaron que la mayoría de los proyectos en estos países afectan ríos subsidiarios de los Andes, pero esa situación cambiaría de forma más drástica si se adelantan otras hidroeléctricas que, como las de Caquetá, todavía están en el papel. Es decir, los investigadores analizaron ocho cuencas andinas esenciales para el Amazonas, de estas, seis tienen proyectos hidroeléctricos en operación o en construcción. Los ríos que no han sido intervenidos son el Putumayo y el Caquetá.

La hidroeléctrica de Tulpas está proyectada sobre el río San Pedro, que desemboca en el río Orteguaza, pero Latinco también ha solicitado permisos para estudios de recursos naturales sobre este último, según los documentos de Corpoamazonía. El río Guayas, donde han hecho planes Universal Stream e Isagen, se une al cauce del río Caguán. Tanto el Orteguaza como el Caguán desembocan finalmente en el río Caquetá.

El estudio publicado en Science Advance advierte que las hidroeléctricas que se están proyectando en el área andina amenazan especies endémicas de peces que no habían sido previamente reconocidas. “Los sistemas del Amazonas Andino -especialmente el Caquetá, Putumayo y el principal cañón del Marañón- permanecen poco estudiados. Nuestra síntesis de datos existentes de colecciones de peces en sitios por encima de los 500 msnm arrojó un total de 671 especies, la primera estimación para la región andina de la Amazonía”. Sobre este punto, los investigadores añaden que las hidroeléctricas no solo interrumpen el flujo natural de estas especies sino que además obstaculizan sus procesos de reproducción y la conexión con otros ecosistemas río abajo.

Por último, el estudio resalta que las hidroeléctricas en estas zonas “afectarán múltiples procesos naturales y culturales que dependen de la conexión de los Andes con el Amazonas” y añade que se estima que el 93% de los sedimentos en el río Amazonas provienen de los Andes.

La investigación liderada por la profesora Elizabeth Anderson, de la Universidad Internacional de Florida en Miami, destaca que hasta ahora el Amazonas colombiano había permanecido libre de proyectos de hidroeléctricas en parte debido al conflicto en el país, pero que el proceso de paz podría suponer un cambio en el panorama hacia una visión más desarrollista. El caso de Tulpas es un ejemplo de esta situación.

Con este nuevo contexto, investigadoras como la profesora Mercedes Mejía, o campesinos como Carlos Cárdenas, piden que el Estado, los investigadores y los defensores del medio ambiente miren hacia esta región del país, antes de que lo hagan las empresas.

**La Liga Contra El Silencio es una alianza de periodistas y medios de comunicación que combate la censura en Colombia. Sus contenidos no comprometen a Cuestión Pública.