Grave denuncia por acoso y discriminación sacude al Ministerio de la Igualdad
Por Claudia Julieta Duque para Cuestión Pública.
Un silencio estridente recorre los pasillos del Ministerio de la Igualdad, encabezado por la vicepresidenta Francia Márquez Mina, abanderada contra la violencia de género y quien hace pocos días aseguró en un artículo para El País América que uno de los principales objetivos de la cartera a su cargo es “avanzar en la garantía del derecho a una vida libre de violencias para las mujeres”.
Y es que hasta ahora nadie en el Ministerio responde ante las graves acusaciones de la lideresa y exgobernadora indígena Sandra Milena Cobos Angulo contra su hoy exjefe, el viceministro de Pueblos Étnicos y Campesinos Nelson Lemus Cruz, por situaciones de acoso sexual que él protagonizó entre julio y agosto de 2024, las cuales estuvieron seguidas de actos de discriminación, maltrato laboral y constreñimiento que la forzaron a retirarse de la entidad el 10 de febrero y a ampliar las motivaciones de su renuncia el pasado jueves 13.

Cobos Angulo, autoridad del Pueblo Muisca de Bosa y experta en asuntos indígenas, se posesionó como profesional especializada asignada al Viceministerio el 8 de junio y pocas semanas después recibió las primeras señales de alerta: su jefe empezó a mostrarse “cariñoso” con ella, le hablaba al oído, la abrazaba de forma melosa y en una ocasión le expresó que le “simpatizaba”.
Inicialmente, la lideresa compartió con una asesora de confianza de Lemus lo que sucedía y se sorprendió con la respuesta: “no te preocupes, él es así. Es más, si el vice te invita a su apartamento en algún momento, no te asustes. Yo he ido allá y a veces trabajamos mejor que en la oficina”.
La normalización al interior del Despacho de lo que para ella era una situación cercana al acoso la hizo dudar, pero al poco tiempo Lemus Cruz —una curtida y reconocida autoridad del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y ex consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN)— organizó un viaje al Caquetá en fin de semana y le pidió acompañarlo. Ella le solicitó la orden de comisión, viáticos y demás requisitos para el desplazamiento de cualquier funcionario público, pero el viceministro le dijo que irían en su carro particular.
La respuesta llevó a Sandra Milena a cuestionarse sobre lo que podría suceder si accedía a ese viaje tan informal, así que se inventó una excusa —exámenes médicos de su padre— para no acompañarlo. Ante esto, Lemus la invitó a desayunar el sábado en la mañana y le exigió que llamara a sus parientes y amigos, en frente suyo y en altavoz, para explorar quién podría encargarse del tema familiar para que ella pudiera viajar con él. Cobos Angulo logró enviar mensajes a sus hermanos, a un primo y a una amiga antes de hacer las llamadas, y de esa manera evadió un escenario que ella percibía como forzado y peligroso.
Ese mismo día, el viceministro le dijo que hicieran “un plan cultural” y la lideresa en su condición de autoridad Muisca, tomó la iniciativa de invitar al funcionario a conocer su comunidad, compartir la palabra y conocer a los mayores, y por ello lo invitó a almorzar ese domingo. Sin embargo, Lemus se negó a ir.
Cobos Angulo se sintió aliviada por pocas horas. El lunes, cuando llegó a la oficina, notó que el viceministro ni siquiera le hablaba pese a que ella requería de sus instrucciones para un proyecto. Al comentarle el tema a otra profesional del Despacho, ésta le respondió que esa reacción era “porque no le saliste al paso con lo del viaje”. Por ello, Cobos buscó al viceministro, quien le confirmó que se había sentido “desairado” porque ella no había aceptado su plan del fin de semana.
Tras no acceder al “cortejo” del viceministro, Sandra Milena Cobos, según sus propias palabras, fue objeto de “discriminación profesional, obstrucción de mis funciones y un trato inequitativo dentro del Despacho, tanto de parte de Lemus como de su Asesora; respecto de quien, le manifesté directamente mi inconformidad y respaldé mi queja con mensajes de WhatsApp y correos electrónicos, en los cuales expuse el maltrato recibido.”
En los últimos seis meses, el acoso degeneró en un ambiente hostil en su contra: Cobos tuvo que entregar los proyectos que llevaba a otros profesionales del Despacho del viceministro, dejó de recibir asignaciones laborales y sufrió maltrato por parte de una funcionaria cercana a Lemus, quien conocía la situación. La joven lideresa intentó denunciar en la Oficina de Talento Humano del Ministerio de la Igualdad lo que sucedía, pero allí le dijeron que si lo hacía el conducto regular incluiría una conciliación con su agresor y, por ello, decidió no denunciar, aunque sí supo de otros dos casos de acoso en el Viceministerio que ninguna de las víctimas quiso exponer.
Cobos es consciente de que su renuncia, y en particular su carta del 13 de febrero, tendrán serias repercusiones dentro del movimiento indígena al involucrar a un Mayor con poder como autoridad tradicional y viceministro. “El camino hacia esta decisión no ha sido fácil. Como mujer indígena, líder profesional y miembro de una comunidad que históricamente ha luchado por su dignidad, las experiencias vividas en ese Viceministerio me llevaron incluso a cuestionar seriamente la coherencia de mis acciones y la integridad de mi rol. No podía seguir silenciando mi voz ante las prácticas que no solo ponen en riesgo mi bienestar, sino también el de otras mujeres que, por miedo, se han visto incapaces de alzar la voz. Mi renuncia, lejos de ser un acto personal y aislado, representa un llamado para visibilizar una realidad dolorosa que muchas mujeres indígenas han vivido en silencio debido al abuso de poder, incluso dentro de nuestras propias estructuras de gobierno”, escribió la líder a otras mujeres indígenas y del movimiento feminista.

Para ella, lo vivido la convierte en “testigo y víctima” del acoso y la coacción por parte de una autoridad indígena con poder civil, y ello le ha resultado “especialmente doloroso”, ya que este rol debería estar sustentado “en el respeto y fortalecimiento de nuestras luchas y principios». Sin embargo, el abuso de poder ejercido por un hombre en una posición de autoridad ha creado una atmósfera insostenible. Las implicaciones de este comportamiento no son solo personales; ponen en juego la integridad del movimiento indígena y cuestionan los valores sobre los que se cimienta”. Algo similar podría decirse del Ministerio de la Igualdad, donde por principio estas actitudes deberían estar erradicadas.
Cobos Angulo considera que “la lucha por la igualdad de género y el respeto hacia las mujeres indígenas no puede continuar en el marco de la opresión interna”. Para ella, “es el momento de actuar, de alzar la voz y de asumir la responsabilidad que implica ser una mujer líder”.
SIN RESPUESTA
Cuestión Pública se comunicó con el viceministro Lemus Cruz para escuchar su versión de los hechos denunciados, pero éste se limitó a manifestar que está preparando un pronunciamiento que será dado a conocer en las próximas horas.
Por su parte, hasta el momento de publicación de este artículo, la vicepresidenta y ministra de Igualdad y Equidad, Francia Márquez, no había respondido a las preguntas enviadas vía WhatsApp respecto a las acciones que tomaría frente a las acusaciones contra su viceministro.
Publicada a las 07:00 pm