Resiliencia dentro del conocimiento hecho piel, más allá de las teorías

(11/09/2024)

Periodista para el desarrollo humano, comunicadora para las resistencias, defensora de derechos humanos integrales e iniciadora del movimiento Feminismo Artesanal*
Crédito ilustración: Andrés Reina

Por: Mar Candela*

 Entrega 2

Comúnmente se piensa que la resiliencia es la capacidad de enfrentar situaciones adversas, superarlas y salir fortalecidos de ellas.  

Claro que esto es parte de la resiliencia, pero hay más.

Según esta línea de pensamiento que me atraviesa la existencia desde mis reflexiones desordenadas, la resiliencia también es la capacidad de racionalizar las emociones para luego decidir en qué persona nos vamos a convertir después del infierno. 

Porque enfrentar situaciones adversas, superarlas y salir fortalecidos de ellas es insuficiente si no logramos un proceso de metamorfosis que nos lleve a convertirnos en algo mucho más significativo de lo que ya hemos llegado a ser.  

La Resiliencia es una necesidad y experiencia por otra parte la metamorfosis es una consecuencia a partir de esa vivencia. Necesitamos resiliencia porque algo nos duele, nos pesa o nos está dañando y no nos deja avanzar. Es tener la capacidad de racionalizar lo que sentimos para vivir de manera coherente entre nuestros sufrimientos, nuestras razones y las necesidades determinantes para una vida de plenitud. Básicamente, es eso.

Esa es la razón de ser de la resiliencia.

«La resiliencia es aceptar tu nueva realidad, incluso si es menos buena de la que tenías antes.» – Elizabeth Edwards, una abogada, autora y activista de la salud estadounidense. 

Yo agrego que la resiliencia es la capacidad de racionalizar las emociones y decidir en qué persona nos vamos a convertir después del proceso, que muchas veces es doloroso.

He estado pensando mucho en la resiliencia en los últimos años.

Basándome en los procesos increíbles de Paulo Freire, Orlando Fals Borda y lo que nos enseña Eduardo Galeano sobre ser personas sentipensantes, llegué a la conclusión de algo que he denominado DESDE EL CONOCIMIENTO HECHO PIEL. 

Esto no lo he escrito todavía a manera de “documento certificado”,  no me he puesto a hacer la obra ni la he registrado.  ¡Ja, ja, ja!

No he dado debates y discusiones al respecto más allá de mis diálogos internos y algunos externos e informales. 

Y aun así sé que es mío porque procede de horas de pensamiento íntimo, personal e individual que se nutre desde diferentes conocimientos interdisciplinares, pero también “de la calle”.

Es un proceso tan endógeno como exógeno. 

Y hoy más que nunca reclamo el territorio del conocimiento propio como territorio poli ético.

Les estoy dando algo muy mío, de mi “marco teórico” y de mis procesos académicos.

Esto que hoy hago manifiesto no lo he leído en ningún libro que yo haya conocido, es de mi autoría debido a que fluye de natura.

Lo que les estoy diciendo es mi propio pensamiento en la piel, desde las vísceras de la realidad, mis propias construcciones. 

Y lo hago desde la resiliencia.

La invitación es a que decidamos pasar las metamorfosis necesarias para las transformaciones individuales que siempre afectan las colectivas.

Que tengamos presente que lo que ha sido posible hoy en transformaciones se lo debemos a quienes decidieron perseguir imposibles. 

La resiliencia es el imposible de la metamorfosis del pensamiento típico.

Podemos transformar el mundo que nos rodea desde nuestras transformaciones individuales.

*La Tribuna es el espacio de columnas de pensamiento de nuestros analistas y expertos en Cuestión Pública. Sus contenidos no comprometen al medio.