La transición ecológica en Colombia: ¿no es una prioridad?
(01/11/2018)
Solo chiflados, ignorantes, estúpidos o hipócritas continúan afirmando que nuestro modelo de desarrollo es sostenible. Este se basa en gran medida, en la explotación de recursos naturales no renovables que pasan por un pico de explotación (pico de Hubbert) antes de agotarse inexorablemente. Así mismo estamos usando los recursos renovables a un ritmo tal que sus renovaciones ya no están aseguradas. Nuestra actividad perturba el clima. Y somos cada vez más numerosos en la tierra. Las proyecciones del reporte de Meadows de 1972 lamentablemente continúan siendo confirmadas año tras año.
¡Es un hecho! Un mundo termina, otro debe surgir pero aún no lo podemos describir. La transición ecológica, lejos de arrojarnos a la angustia de la desesperación, debe abrir un espacio fantástico de reflexión, imaginación, creación y sensaciones: una especie de nueva Gaya Ciencia, más de cien años después de la de Nietzsche.
Pensar en la transición ecológica es como un tsunami que conmueve la psique, la ética y la praxis. Todos los aspectos de la vida humana se ven afectados: la idea de pertenencia al mundo, la posición antropocéntrica, las relaciones con los familiares, la contribución como ciudadano, el trabajo, el estilo de vida, el amor, las ciencias, los sistemas políticos, los conceptos filosóficos, el arte, la relación con el tiempo … Si es así, sería una locura dejar el debate y la acción solo en manos de especialistas tecnócratas, economistas, científicos, políticos, sociólogos o filósofos de todo tipo. La reflexión debe ser transdisciplinaria y cruzar todos los estratos de la sociedad, comenzando y regresando a cada uno de nosotros.
Los retos son globales pero las responsabilidades se diferencian según el gracioso eufemismo de las Naciones Unidas. La transición ecológica se vive de manera diferente en China, el mayor contaminante del mundo, en los EE. UU. que utilizan recursos que requerirían más de cuatro planetas si toda la población mundial adoptara el mismo modo de vida, en Madagascar con su desastre ecológico o en Colombia que es depositaria de la Amazonía, un bien común de la humanidad.
El debate sobre la transición ecológica no es apremiante en Colombia. Todo sucede como si se tratara de un problema que esta después de una lista de prioridades que incluyen la inseguridad, la violencia, la ilegalidad, la corrupción, el desarrollo económico, la educación, etc. El error quizás sea, no considerar la transición ecológica como una contribución directa a la solución de los problemas endémicos de Colombia.
En esta Tribuna, seguiremos el debate, las acciones y las iniciativas de la transición ecológica en Colombia. En el próximo post, comenzaremos con el marco general de políticas públicas adoptado por Colombia en julio de 2018 con el CONPES «Crecimiento Verde», cuyo título ya plantea un problema, ya que, para muchos teóricos de la transición ecológica, el concepto de “ Crecimiento Verde” es un mito!
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