la capital del departamento.
Ese sábado no llovió. En el patio delantero de aquella casa había sillas Rimax en media luna. En la tarde los amigos se turnaban para bailar Tiempo de Vals, como si fueran la celebración de los quince años de una chica.
Una cerveza en la mano de uno de los parejos era más que un símbolo del festejo. También lo era el pastel que había sobre una mesa junto con unas cuantas botellas de ron y gaseosa. Los asistentes se reían a carcajadas con la simulación del baile central. Ojalá no hubiera terminado jamás el tiempo de vals aquella tarde noche, porque antes de que el reloj marcara las 10, el que bailaba y otros siete amigos iban a ser asesinados presuntamente por Sebastián, Kevin, Fercho y Pava.
Los asesinos vestían de negro y sin marcas distintivas de nada. Camino a ese vórtice de tiempo y espacio a ejecutar los asesinatos, se encontraron con un puente, tres caminos y tomaron una opción equivocada. Por eso les tocó devolverse hasta encontrar el que sí los condujo acertadamente.
Fuera de esa secuencia narrativa, hay un fiscal con acento nariñense que lee la versión de los hechos realizada por Acosta a través de una audiencia en la que legalizan la captura. El fiscal no tiene sentimientos, tampoco emoción alguna.
Lee casi sin respetar los silencios del relato, sin puntos ni comas. Sin nada más que su voz, que a su vez se ha prestado para contar los hechos que vienen a continuación.
Sebastian, Kevin, Fercho y Pava escucharon música a lo lejos y notaron que estaba muy oscuro,
prendieron las linternas de los celulares, pero una curva antes de llegar las apagaron.
En su versión posterior, el sobreviviente cree que eran entre cuatro y cinco personas los asesinos de esa noche. En efecto se hicieron sentir a punta de gritos, golpes y tiros. El susto hizo que muchos jóvenes corrieran hacia la casa en busca de resguardo.
A este punto del relato, Sebastián ha tomado la voz del fiscal — ¿o el fiscal la de Sebastián? —, quien continúa la lectura de la supuesta confesión ante un juez.
Kevin le disparó a Patiño con un fusil. Sebastián, el confeso, vio la escena y cree haber visto que ese tiro se lo dio de frente.
Acto seguido, Pava y Sebastián entraron a una de las habitaciones y sacaron a la gente que estaba escondida. En ese momento, Pava empujó a Campo Elías Benavides y le dio con un fusil por la espalda. Sebastián le disparó con una pistola a su tocayo Sebastián Quintero. No sabe si Quintero estaba herido, pero sí sabe que le disparó cuando estaba en el piso. Entre los asistentes estaba la hermana de uno de los supuestos asesinos. Después Kevin disparó al aire.
Acosta contó los hechos ante las autoridades, al parecer, en primera persona: “Yo le disparo con una pistola a Sebastián Quintero”, dice a través de la voz del fiscal. “Dejamos las armas escondidas en el monte”, e insiste una y otra vez en incluir su ‘yo’ en la versión confesional. Continúa.
Los supuestos asesinos salieron caminando rápido hacia la carretera. Se demoraron tres minutos para llegar a la vía principal.
Cuando al fin llegó el conductor a recogerlos en la carretera, pasaba un carro negro, pequeño. Kevin le pidió a Sebastián que le diera su pistola. Intentó disparar aún con el arma asegurada y, cuando se lo quitó, hizo cinco tiros y amenazó a unas personas con un grito: — ¡Donde le digan a alguien, los mato! — sentenció.
Se fueron por la vía Túquerres a la vereda Changuán, pero antes dejaron las armas escondidas en el monte. A todas estas, Kevin dejó rastros de sangre como quien deja señales: se auto disparó en un pié y no se había dado cuenta. No sería el único indicio que al parecer dejaron. Regresaron a la finca donde planearon esconderse, se cambiaron de ropa. Ya en la casa de Franco, Pava le dijo a Kevin:
— Marica la cagamos, tenías que matar a Camila — dijo.
Al parecer ella reconoció a uno de los dos: Pava o Kevin.
Entonces Kevin mandó a Sebastián a ver si Camila estaba viva. Al llegar, este habló con la hermana de Vargas:
— ¿Has visto a mi hermana? — dijo Sebastián.
— No, no la he visto — respondió ella.
— Entonces, ¿quién era la muerta? — preguntó.
— Michel Riascos — dijo.
— No, por allá vi mucha Policía.
***
Desde entonces Sebastián trabajó como obrero de construcción, mientras terminaba sus estudios de técnico en Mecánica Automotriz del SENA. Hasta el comienzo de la pandemia ese fue el trabajo al que se dedicó, según dijo el familiar de Acosta. El Tiempo el 21 de agosto, fueron cuatro los atacantes, un detalle que tiene correlación con la versión de Acosta y uno de los sobrevivientes. Pero la investigación más reciente de la Fiscalía General de la Nación, entregada a la ciudadanía a través del presidente Iván Duque, agregó detalles que parecen direccionar hacia presuntos autores materiales con nexos con el ELN y el narcotráfico: “podemos ver los claros nexos entre estos criminales y el negocio del narcotráfico", en la rueda de prensa el pasado 22 de octubre. el asesinato a sangre fría de ocho jóvenes que estaban en una fiesta de cumpleaños.
Según una versión de la Policía reportada en
Para el familiar de Sebastián Acosta es ilógico que los muchachos hayan conseguido el armamento y hecho la inteligencia para realizar un acto de ese calibre. “Cuando acá pasa algo no son gente de Samaniego, mandan sicarios de otros municipios, hacen el atentado y se pierden. Ese ha sido el modus operandi que siempre ha habido”, dijo a Cuestión Pública.
El papá de Sebastián Quintero, joven asesinado esa noche, le dijo a este medio que “hay rumores de los sobrevivientes que coinciden con la confesión” y que “no se ha confirmado quiénes fueron los actores intelectuales, quiénes dieron la orden". Quintero espera que la Fiscalía llegue al fondo: "No se sabe el por qué [la Fiscalía] está apenas en el proceso de investigación.
Quien estableció que alias ‘Fercho’, uno de los supuestos asesinos, tenía vínculos con la guerrilla ELN fue el presidente Iván Duque cuando anunció su captura en una
Sobre esto también opinó el papá de Sebastián Quintero: “Que los actores directos sean jóvenes de la misma región, incluso uno de ellos hasta conocido de las mismas víctimas, me genera sentimientos encontrados. Por una parte satisfacción de que caigan algunas personas y, por otro, dolor de lo que está pasando en mi municipio. Ahora ya empiezo a pensar en la seguridad de nosotros".
La exfiscal consultada también explicó que la confesión misma tiene contradicciones, como la inexperiencia de los jóvenes con la utilización de armas, que quedó registrada en el audio de la confesión de Acosta leída por el fiscal: “Kevin comienza a disparar pero no le dispara la pistola hasta que le quita el seguro [...] Dejamos las armas escondidas en
En contraste al testimonio de Acosta y frente a lo sucedido ese día, también sorprende que tuvieron tiempo para caminar hasta la carretera y esperar la camioneta que iría por los supuestos asesinos. Dos fuentes aseguraron a Cuestión Pública que a pesar de que llamaron a la Estación de Policía, los uniformados tardaron más de dos horas en llegar al sitio. “Parecía que querían que pasara rápido el momento”, dijo una de las fuentes.
Otra pregunta que se hacen los habitantes de Samaniego que piden reserva de su nombre es: ¿por qué tardó tanto en responder el Ejército Nacional con sede en ese municipio, que tiene una base militar de más de 400 hombres?
La masacre de Samaniego es una de las 70 que se han registrado este año en todo el territorio colombiano.
***
Para uno de los amigos de infancia de las víctimas, que pidió reserva de su nombre, la versión presentada hasta ahora “no es creíble”. Le indignó que los acusados fueran de Samaniego y conocidos de todos; pidió esperar un poco antes de opinar algo determinante: “Estamos indignados y con mucho miedo, los familiares no quieren hablar porque están con miedo tras la confesión, esperemos un poco".
un sobreviviente de la masacre que rindió su testimonio en Semana en Vivo y
dos informes de Noticias Uno. Recibió un tratamiento de edición de estilo
y se agregaron algunos datos de contexto como fechas, lugares, horas,
direcciones y distancias.
testimonio de Sebastián Acosta:
Ingrid Ramírez Fuquen (@_iramir_)
los entrevistados y entrevistadas.
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