RESILIENCIA Y EL CONOCIMIENTO HECHO PIEL
(10/09/2024)
Por: Mar Candela*
Entrega 1
Últimamente estoy convencida de que no es soberbia defender nuestro territorio intelectual y que el extractivismo intelectual de esta modernidad tardía demanda personas dispuestas a ser señaladas de egocéntricas por defender sus propias construcciones en pensamiento.
Estoy reclamando nuevos espacios socio políticos y culturales, para mi vida porque soy digna de ellos, porque he trabajado para conseguirlos.
Me siento agotada intelectualmente cuando veo mis conceptualizaciones en boca de otras personas que no me han pagado la consultoría por el tiempo de construcción de pensamiento que he logrado con dedicación, tampoco me hacen parte de sus procesos con ánimo de lucro ni me tienen en cuenta para sus proyectos donde hay rublos destinados.
En nombre de la amistad “te consultan” o “te hacen el honor de invitarte” pero no quieren reconocer tu trabajo de alguna manera y se incomodan con esta conversación.
Distinto una cooperación mutual para ganancia mutua y otra es que usen tus saberes sólo para sus beneficios.
Este señalamiento es una forma ética de pedir respeto por mis 25 años de proceso activista y más de una década en el ámbito profesional que los puedo evidenciar de diferentes maneras.
Además, se ridiculizan a sí mismos; todo lo que pensamos y publicamos en redes sociales o cualquier medio de comunicación genera una huella digital que da cuenta de cómo lo decimos y por qué lo decimos.
La dignidad y la honestidad intelectual deben formar parte de la nueva revolución humanista.
Si un campesino te dio su pensamiento, ese pensamiento es tan digno como si te lo diera un doctor y erudito.
En las pequeñas cosas nos damos cuenta de la honestidad y la transparencia.
Por otra parte, no hay nada que podamos inventar hoy; todo es consecuencia del tejido social.
Yo tengo mis propios tejidos intelectuales, y paradójicamente debo saber que nada es absolutamente mío.
Todo lo que expongo como pensamiento propio es a partir del pensamiento y de las discusiones que otros han dado.
Y también es justo reconocernos en el otro siendo productores de nuevas maneras de ver el conocimiento .
Ocasionalmente, como a muchas personas nos pasa, llegamos a conclusiones que no hemos encontrado en ningún libro, aunque nos inspiremos o nos sorprendamos porque otros de alguna manera lo han dicho y ni siquiera estábamos enterados.
Son cosas que salen desde las entrañas de nuestra alma y es digno defender eso.
Quien no respeta la construcción mental y los procesos intelectuales de otras personas será incapaz de respetar cualquier otra cosa.
Por eso hago este ejercicio poli ético y les invito a reflexionar sobre la importancia de la honestidad intelectual.
El trabajo
Ningún trabajo dignifica a las personas; las personas dignifican su trabajo y el trabajo es dignificado cuando hay un reconocimiento justo.
El trabajo social y humanitario, el trabajo intelectual, también es trabajo.
Hay un agotamiento en esta realidad y es porque ya la gente no comprende la diferencia entre lo que es la producción de conocimiento nuevo o nuevas maneras de entender el conocimiento de siempre y la simple repetición de la repetidera.
Estamos en una sociedad donde muchos tontos con talento están ganando millonadas diciendo que el agua moja y la toalla seca, mientras gente especialmente inteligente con años de construcción social, cultural y política están contando las monedas para pagar el transporte, y eso es injusto.
Por eso me propongo a reclamar dignamente mi espacio intelectual, político, social y cultural como un estandarte político, como una manera de invitarles a todas y a todos a quienes se sientan secundarizados laboralmente o profesionalmente a reclamar sus territorios.
La dignidad es de quien la trabaja en esta sociedad donde no nos quedó más opción que aprender a conceptualizar la vida desde el capital.
Entender el capital no implica ser injustos, no implica explotar a otras personas.
Pero por supuesto que nadie se salvará de la explotación propia y de la cosificación de quienes tienen el poder de cosificar y exótizar tu trabajo sin pagarte lo que corresponde por tus horas de proceso. Es un tema problemático porque hay gente quiere hacer sentir culpable a quien reclama dinero por lo que es y por lo que hace, que tanto esfuerzo le ha costado y que es útil a muchas personas que sí cobran por lo que hacen ya que tienen una marca personal valiosa pero no reconocen a quienes les sirven de apoyo y aporte a sus propias exposiciones.
Como si no estuviéramos en un mundo donde cepillarse los dientes tiene un costo económico.
Estoy hablando concretamente de quienes toman tu saber y hacer para ir a trabajar con tu herramientas y saberes sin ti, para producir únicamente para sí mismos, olvidándose de ti.
Algo tan elemental como que hagan uso de tu huella digital solo porque no tienes certificaciones debería considerarse como mínimo una indelicadeza profesional y hasta podría ser extractivismo intelectual.
*La Tribuna es el espacio de columnas de pensamiento de nuestros analistas y expertos en Cuestión Pública. Sus contenidos no comprometen al medio.