¿Vamos por el contrato social real en Colombia? Parte I

(11/06/2020)

Magíster en Derecho Económico de la Universidad Externado de Colombia. Abogada titulada de la Universidad Santo Tomás. Mi vida profesional se ha desarrollado desde hace 9 años, más de 5 años en el sector público y alrededor de tres años y medio en el sector privado, en especial, cooperación y organizaciones no gubernamentales.

Por: Laura Isabel Villamizar Pacheco

Hace algunas semanas escuché una clase de Carmenza Saldías sobre el futuro económico del planeta, de los territorios, de lo que llaman glocalidad. Ella decía que estábamos ante una de las oportunidades más interesantes e importantes del planeta: el inicio de una nueva era, una nueva Época. Por lo tanto, todos los sectores, etnias, clases sociales y diversidades debemos intentar hacer un pacto inicial sobre algunos mínimos que respondan a los tiempos de la crisis civilizatoria, sanitaria y climática. Por lo menos hacer un pacto entre sectores alternativos, de izquierda, de centro y centro derecha. Diálogo que seguro va a ser mucho más atractivo para algunos sectores que votaron por Iván Duque, que no necesariamente son personas de ultraderecha y que son conscientes que el cambio es inminente, además, se encuentran más abiertos a repensarse el planeta y la vida en estos tiempos. La vida de todas las personas cambió, a unos más que otros, pero es una crisis difícil de no ver como sociedad. Tenemos miedo de morir por selección natural y la falta de Estados dispuestos a responderles a toda la ciudadanía mundial, sin desconocer que algunos países lo han hecho mejor que otros. Y, por otro lado, tenemos la posibilidad de tener esperanza, de darnos la oportunidad de actual desde lo colectivo para hacer los cambios locales, nacionales y mundiales para evitar la muerte miserable de miles de personas, fauna, flora, ríos, mares, nevados, glaciales y la tierra en sí.

En diversas ocasiones Ángela María Robledo ha hablado sobre la importancia de ponernos de acuerdo en una agenda colectiva para el futuro de una coalición democrática de centro izquierda, que nos lleve al poder. Para demostrar que tenemos vocación de poder a un país que desde diversos sectores piden un timón sólido y abierto para la construcción de un rumbo de país compartido. Eso no quiere decir que las diferencias se acaben, pero no hay que tenerles miedo, hay que llevarlas al debate público, asumir la democracia deliberativa sin temor, siempre estar dispuesto a aprender y dejar que la duda alimente el deseo de conocer al otro y sus otras formas de ver el mundo. Claudia López no todas las críticas o debates son para destruirla cuando hablamos de salud, mujeres, economía, movilidad, desarrollo social y más, solo queremos dar alertas de posibles errores, usted es una mujer que escucha, pero cuídese de ver enemigos imaginarios, muchas solo somos personas quienes creemos en las causas, más allá de quien las lleve a cabo.  Hannah Arendt decía que no era filosofa sino una mujer que intentaba comprender, comprender todo lo que podía de este mundo. Ese sería el mejor consejo para los diversos sectores políticos: no supongan, no crean todo como única verdad, no sean tan dogmáticos, busquemos conjuntamente escucharnos y comprendernos.

Creo que los dogmas políticos no nos han llevado a nada en Colombia, más allá de dividirnos, donde nos tratamos de brutos, narcos, asesinos, guerrilleros, paramilitares, ladrones, corruptos y muchos más. Sin negar que hay bastantes políticos, militares, guerrilleros, paramilitares, jueces, magistrados, abogados y empresarios que le deben muchas respuestas al país sobre lo que han hecho. Pero me refiero más a la ciudadanía en general que en redes sociales y espacios familiares nos tildamos de manera peyorativa por tener diferencias políticas acerca de a quienes elegimos. Si vota y defiende a Petro es definido como guerrillero, politiquero, extremista, si vota por Claudia López es tibio, sin postura, politiquero, gritona, feminazi, neoliberal, hasta nos tildan de uribistas camuflados, si por el contrario votó por Duque, lo definen de bruto, de analfabeta, paramilitar, narcotraficante, corrupto y mucho más. Y podría seguir con la lista de los calificativos usados por quienes piensan distinto a nosotros. No hay ninguna argumentación de fondo, del programa y el modelo de país que se plantean, solo repetimos lo que dicen los caudillos, las grandes vedets de la política, influenciadores e influenciadoras con egos inflados.  Paremos un momento, dudemos de los propios argumentos y analicemos lo que cada uno quiere para Colombia, partamos de ahí y luego miramos al candidato o candidata que mejor lo representa, veamos más allá de los prejuicios de nuestras emociones de la guerra y la desigualdad, no somos tan distintos.

Gustavo Petro (desde el 2017) también ha puesto dentro del debate público la necesidad de tener una agenda conjunta que nos lleve a una consulta interpartidista e inter-movimientos, que permita tener un solo candidato para la presidencia, en ese entonces para el 2018 y hoy para las elecciones de 2022. Con todas las críticas validas que se tuvieron, de las elecciones salieron dos candidatos alternativos para 2018, la coalición de Colombia Humana de la Unión Patriótica, Mais, Colombia Humana y Fuerza Ciudadana, y, por el otro lado, la Coalición Colombia de la Alianza Verde, el Polo Democrático y Compromiso Ciudadano. Alianzas que lograron demostrar que una muy buena parte del país desea el cambio, desea una “modernización” del país, que en estos tiempos del Covid-19 pide a gritos el fortalecimiento de los gobiernos locales y sus autonomías, y, un gobierno nacional capaz de asumir los retos sociales, un Estado que ponga el interés común por encima de particulares.

En el 2018 el giro fue favorable para la alternatividad política, aun cuando perdieron las elecciones, este giro lo encabezó Gustavo Petro, quien llevó a muchos sectores a votar por él y Ángela María. La fuerza de ellos fue que su coalición incluyó los movimientos sociales y ciudadanías libres con agendas del siglo XXI, entre las luchas por otro sistema de salud, modelo económico, contra el modelo extractivista hacia la transición energética, sistema nacional de cuidado y diversas luchas feministas, derechos de las diversidades sexuales, de las diversidades étnicas y políticas, jóvenes en la política y como actores determinantes, movimientos culturales y artísticos, reforma agraria y otro modelo de infraestructura. Petro y Ángela tenían un programa que reunía las grandes luchas sociales colombianas, querían modernizar el Estado colombiano, que parece no querer salir del siglo XIX. En segunda vuelta la coalición Colombia Humana contó con el apoyo de varios líderes y lideresas de la Coalición Colombia como Claudia López, Antanas Mockus, Angélica Lozano, German Navas Talero, Iván Cepeda, entre otros más que integran la Alianza Verde y el Polo Democrático.

Sin embargo, es una vergüenza política que los egos les ganará a ambas coaliciones para construir una sola candidatura para la alcaldía de Bogotá. Ninguno quiso hacer una alianza estratégica más allá de la segunda vuelta a la presidencia de 2018, que los llevó a ir separados en las elecciones locales de Bogotá, por pura mezquindad de lado y lado, lo siento, pero eso no fue solo responsabilidad de Petro y sus ínfulas de creerse Gaitán, el gran caudillo y dueño de las ciudadanías libres, también tiene parte de la culpa la soberbia, el cálculo político, arrogancia y mezquindad de no dialogar del Verde y el Polo. Faltó humildad para pensar en la ciudad, en el país, más que en quién debe ser el presidente en el 2022. A los CoCos les da miedo que tengan que volver a apoyar a Petro en una segunda vuelta y que no ganen porque hay una gran fuerza antipetrista en el país que supera a la antiuribista. Y Petro no quería fortalecer más al Verde y el Polo, porque eso significaba que podían definir el candidato presidencial de 2022, en especial, la Colombia Humana teme a que vuelva a ser Fajardo, un personaje chabacano sin una agenda real de gobierno alternativo y dispuesta a responder las crisis actuales del mundo. Los miedos y riñas pasadas les puede más que tener vocación de poder conjunta, las agendas principales de ambas coaliciones son más fuertes juntas, y eso se ve ahora, cuando cada uno se para en su lado para pelear, cuando las falencias de Claudia se deben a que no escucha a la Colombia Humana, como a algunos líderes y lideresas sociedades de los movimientos sociales, sindicales y gremiales. Pero atacar de manera absurda por cualquier tema, sin fundamentos reales de los sectores opositores de Claudia no lleva a nada, en especial, varios de los argumentos de Petro y la Colombia Humana, bastantes flojos y que demuestran soberbia por lo que ellos no pudieron hacer en Bogotá. Seamos honestos, va a ser difícil para cualquier gobierno actuar en estos tiempos para que los resultados sean mejores que los anteriores, tenemos una crisis social, política, económica, sanitaria y climática muy fuerte para lograr grandes avances de bienestar, solo podemos contrarrestar que el daño sea mayor.

Ahora, en pleno 2020, ya empezó la campaña presidencial para 2022, todos los sectores alternativos y de centro derecha hablan de agendas políticas comunes, de acuerdos programáticos, de la crisis climática, de lo mal que lo hace este gobierno, de la necesidad de construir paz en Colombia, el Coronavirus ha puesto dentro del centro del debate el sistema de salud, la mercantilización del derecho fundamental a la salud y la falta de acceso real de diversas comunidades a servicios hospitalarios y médicos reales, hablan sobre las vidas de las lideresas y líderes sociales y socio-ambientales en Colombia. Sin embargo, no hay una agenda real, un proyecto para construir conjuntamente, algunos toman en cuenta como pares a los movimientos sociales, sin embargo, la mayoría siguen viendo los movimientos sociales solo como activistas, sin agendas claras, cuando los diversos movimientos tienen agendas más claras que las de los partidos políticos, es más, transforman el país día a día con su trabajo incansable para las comunidades. Si queremos una agenda real para Colombia, un contrato social, llego el momento para los políticos y políticas de escuchar y tratar como pares a las y los grandes líderes y lideresas sociales. Las elecciones de 2022 las definirán las luchas sociales que se han manifestado por años en las calles y que en el 2019 demostraron que son más que las organizaciones de la sociedad civil y el comité del paro, somos las ciudadanías libres que no responden a nadie más que al interés general y su deseo de cambio real para Colombia.

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