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Periodista catalana se suma a denuncia contra Nelson Lemus: “Un #MeToo para Sandra Milena”

(28/02/2025)

Por Claudia Julieta Duque para Cuestión Pública.

Cuando la periodista catalana Berta Camprubí Pàmies conoció la denuncia por acoso contra el ahora exviceministro Nelson Lemus Cruz, a su memoria llegaron recuerdos escondidos de un episodio que la hizo sentir “profundamente violentada” y que hoy reconoce como una agresión sexual.

Sucedió en Toribío, Cauca, el 1º de noviembre de 2018, cuando ella tenía 27 años. Había llegado al departamento dos años antes, recién graduada de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona, con un morral a cuestas cargado de viajes y estudios en género y asuntos indígenas que la habían llevado a varios países de América Latina. Había llegado al norte del Cauca para conocer el proceso de liberación de la madre tierra del pueblo Nasa, pero se enamoró del territorio y la cultura Nasa, y pronto se integró al Programa Mujeres del Consejo Regional Indígena de ese departamento (CRIC).

Aquella noche se celebraba el cxapuz –un ritual sagrado del pueblo Nasa en conmemoración del día de los muertos, también conocido como ritual de las ofrendas. La ceremonia se realizaba en la sede del Centro de Educación, Capacitación e Investigación para el Desarrollo Integral de la Comunidad (CECIDIC) de Toribío. 

Mientras Berta danzaba con sus compañeros de trabajo y algunos líderes, Lemus Cruz –autoridad tradicional y exconsejero del CRIC, quien para ese momento se desempeñaba como miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) del senador Feliciano Valencia, “empezó una dinámica de persecución, de venir a danzar detrás de mí todo el tiempo, de compartirme trago, de decirme cosas como ‘mona, me enamoré de ti’. Cada vez era menos sutil y más exagerado, hasta que se convirtió en una persona extremadamente cansona y violenta”, le narró Berta a CP.

Al principio, ella intentó disimular su molestia, riéndose de mala gana. “Jugaba al ‘ji, ji, ja, ja’, porque pareciera que las mujeres estamos condicionadas para no incomodar, para no interrumpir el divertimento de sus señorías, los líderes sociales. Pero cuando manifesté clara y reiteradamente que no me gustaba lo que estaba pasando, tanto Lemus –para entonces de 47 años– como las demás personas que estaban a mi alrededor se rieron y, de hecho, aumentó el nivel de recocha machista hasta el punto de que me aparté del espacio de la danza”.

La periodista se alejó y dirigió al lugar donde se encontraba la chirimía, nombre con el que se conoce a las agrupaciones de flauta y tambor que tocan música tradicional indígena, pero Lemus llegó hasta donde ella estaba “visiblemente afectado por el consumo de alcohol, para seguir con sus comentarios y acercamientos. En varias ocasiones me abrazó sin mi consentimiento, tanto así que me lo tenía que sacar de encima. Y allí, en contra de mi voluntad, intentó buscar mi boca, sin éxito. Yo busqué apoyo en un amigo músico, pero este más bien se reía de todo, incluso de mi desespero. Ahí mi ansiedad creció. Ese corporativismo masculino que no permite a los hombres ofrecer su apoyo a una mujer ante otro compañero, y menos si ese otro compañero tiene una situación de poder, es desesperante. Me harté y me fui, alterada y cabreada”.

Cuestión Pública pudo confirmar el incidente con otra persona –quien solicitó no ser citada–que estuvo presente esa noche y fue testigo de la conmoción que sufrió Berta luego de la agresión.

“Apoyo a Sandra Milena Cobos”

Aunque para esta periodista catalana el ahora exviceministro de Pueblos Étnicos y Campesinos del Ministerio de la Igualdad, Nelson Lemus, no fue la mayor dificultad que tuvo que afrontar durante su vivencia en el Cauca, leer el testimonio de la lideresa muisca Sandra Milena Cobos Angulo, publicado por Cuestión Pública el 18 de febrero y otros medios a partir de entonces, la llevó a tomar fuerzas para alzar su voz. Lo hizo primero a través de un mensaje que le envió a la exgobernadora y lideresa vía Facebook, el 20 de febrero, y ahora a través de este reportaje. “Hoy día, en todo el mundo, los #MeToo están en el orden del día porque las mujeres hemos decidido dejar de rivalizar entre nosotras y empezar a ofrecernos un sincero y real apoyo mutuo”.

Fuente: post en Facebook de Berta Camprubí.

Considero relevante y urgente contar que el señor a quien Sandra Milena está señalando también me hizo vivir una situación violenta. Esta vez no reinará el silencio, y espero que tampoco la impunidad. Da miedo por las consecuencias que pueda acarrear, pero siento casi la obligación de hacerlo, porque no: ni ella es la única víctima, ni el señor Lemus el único agresor, abusador, maltratador. Y cuando una situación así recae en una persona con visibilidad pública es necesario que lo expongamos porque se convierte en un caso ejemplarizante para muchos otros en cargos o posiciones de poder”.

Para Camprubí, su testimonio resulta coincidente con la sentencia condenatoria del pasado 20 de febrero contra Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol, por “robarle” un beso a la jugadora Jenni Hermoso. La periodista resalta que hoy “ya sabemos afirmar que [esa] era una agresión”.

“Por lo visto, actitudes así él las considera un comportamiento cariñoso. Ahí está el problema, en la mirada: eso no es cariño, es violencia. Cariño es estar atento a cómo se sienten las otras personas con nuestros comportamientos”, señala Berta, diplomada en Feminismo Descolonial con el Grupo Latinoamericano de Acción y Formación Feminista.

Luego del incidente, Berta se volvió a encontrar con Lemus el 25 de noviembre, precisamente, en una marcha por el Día de la No Violencia Contra la Mujer. “Él iba con Feliciano Valencia, a quien saludé. Luego, por cordialidad o por lo que fuera, me tocó mirar a ese señor que me había hecho sentir tan mal a la cara y decirle ‘buenos días’. Mi dignidad escondió la mano, y él se quedó con la suya extendida en el aire”.

Pese a ese gesto digno, Camprubí admite sentir que “la impotencia más grande y lo que ha creado un impacto emocional más fuerte en mí, han sido todas las veces que, posterior a esa situación tan degradante, me he encontrado al señor Lemus y lo he saludado como si nada, con cara arrugada, pero como si nada. Eso es lo que me da más rabia, conmigo misma y con el patriarcado: que nunca fui capaz, al encontrármelo en un acto político, en una minga, en una movilización, durante los posteriores 5 años que viví en el Cauca, de decirle cuatro cosas. El patriarcado tiene eso, nos silencia. Y normaliza estos comportamientos machistas y patriarcales”.

Y es que la vivencia de Berta Camprubí en el Cauca no sólo estuvo impregnada de aprendizajes y memorias gratas: al mismo tiempo que producía documentales, escribía y colaboraba para varios medios alternativos de Europa y América Latina, y apoyaba a mujeres y personas no binarias víctimas de violencia en sus denuncias ante la jurisdicción propia, también experimentaba sucesos propios de un ambiente de masculinidad hegemónica, de micro y macromachismo. “Por eso es bien importante que nos repitamos una y otra vez que no se puede descolonizar sin despatriarcalizar”, concluye.

Berta Camprubí en agosto de 2021, durante el cubrimiento del primer aniversario del crimen del periodista indígena Abelardo Liz. Foto: Archivo particular.

La renuncia

Tal como lo informó Cuestión Pública este miércoles en primicia, Lemus Cruz, de 54 años, renunció el pasado lunes en una carta dirigida al presidente Gustavo Petro. La comunicación da a entender que éste le solicitó retirarse del cargo que ocupaba desde abril de 2024, tras las denuncias realizadas por la exgobernadora indígena Sandra Milena Cobos por acoso sexual, discriminación y maltrato laboral, cuando ella se desempañaba como profesional especializada asignada al Viceministerio de Pueblos Étnicos, y el sucesivo respaldo que recibió de diferentes colectivos de mujeres y procesos organizativos indígenas.

El mismo 18 de febrero, cuando Cuestión Pública dio a conocer el testimonio de la lideresa muisca, el Tejido Nacional de Mujeres Indígenas defendió el acto de “coherencia y valentía” de Cobos Angulo, y solicitó “procesos debidos y seguros de investigación y aplicación de justicia”. Al día siguiente, luego de que el diario El Espectador informara que desde diciembre de 2024 la Fiscalía abrió una noticia criminal por una denuncia anónima contra Lemus por acoso en el MinIgualdad, se conoció un pronunciamiento firmado por las trabajadoras de la entidad, quienes manifestaron su “rechazo e indignación” frente a los hechos denunciados. 

El 20 de febrero, la vicepresidenta y hasta hace pocas horas ministra de Igualdad, Francia Márquez Mina, se reunió con sus funcionarias. En la cuenta oficial de X del Ministerio se informó que durante la sesión las mujeres fueron escuchadas en presencia de la Oficina de Control Interno Disciplinario y la Secretaría General, y que los casos allí expuestos serían investigados. “Cada situación será atendida con la seriedad que merece”.

Por su parte, la Asociación de Cabildos de Toribío, Tacueyó y San Francisco – Proyecto Nasa, territorio del que es oriundo Lemus Cruz, expresó su “profunda preocupación” y se mostró opuesta a “cualquier tipo de violencia, discriminación y abuso de poder en cualquier espacio institucional o social”, al tiempo que pidió “una investigación rigurosa, transparente, imparcial y justa, garantizando el debido proceso”. Asimismo, el CRIC se lamentó de que “las violencias hacia las mujeres continúen ocurriendo” y abogó por garantías “para que los casos no queden en la impunidad y sea alcanzada la justicia”.

La Asociación de Cabildos del Norte del Cauca (ACIN), también exteriorizó su preocupación “por la denuncia de acoso sexual y laboral contra Nelson Lemus” y pidió “que el caso se maneje con transparencia y justicia, instando al comunero a responder ante las autoridades. Se reafirma el compromiso con el respeto a la vida y los derechos de las mujeres, rechazando cualquier desarmonía en la comunidad. Además, se llama a la sociedad y a los pueblos indígenas a luchar contra las prácticas patriarcales y a avanzar en la sanación de las víctimas de violencia”.

Finalmente, las mujeres agrupadas en la ACIN mostraron su solidaridad con la exgobernadora Sandra Milena Cobos y se mostraron contrariadas por “las afectaciones a nuestros cuerpos y liderazgos”.

Por este caso, tanto la Procuraduría como la Fiscalía General de la Nación abrieron indagación contra Lemus Cruz, quien, pese a todo, ha defendido su inocencia.

La defensa de Lemus

Hasta ahora, Lemus Cruz solo se ha expresado por escrito. Lo hizo por primera vez un día después de que Cuestión Pública revelara los señalamientos de Sandra Milena Cobos. Al negar los hechos, el exviceministro calificó “los titulares y notas de prensa divulgados en medios de comunicación” como “calumnias y atentados contra el buen nombre del suscrito y los procesos sociales a los que pertenezco”.

El último pronunciamiento de Nelson Lemus fue su carta de renuncia, en la que reiteró su inocencia y aseguró ser víctima de “juicios y prejuicios” que lo dejan en grave riesgo.

Aunque el exviceministro proclama que no ha quebrantado ninguna norma “moral, étnica ni jurídica”, Cuestión Pública supo que existen al menos otros cuatro casos de mujeres que indican haber sido víctimas de algún tipo de acoso o abuso sexual por parte de Lemus Cruz. Ninguna de ellas se atreve a denunciar públicamente los hechos. En al menos un episodio, la agresión habría tenido lugar en un viaje al departamento del Caquetá organizado por Lemus en circunstancias similares a las que narró Sandra Milena Cobos en su denuncia.

En las últimas horas, Cuestión Pública buscó al exfuncionario para solicitar una declaración suya respecto a la acusación que le hace Berta Camprubí, pero no respondió los mensajes y fue imposible entablar comunicación con él.

Publicada a las 06:00 pm