Denuncia contra Domingo Ramos Daza, médico especialista en ortopedia

(15/12/2021)

Nació en Barranquilla y en sus redes sociales se define como “compositor y productor musical vallenato”. Su nombre no figura en los registros de Cámara de Comercio de Barranquilla y Bogotá, en el Registro Único Empresarial (Rues), ni en la Superintendencia de Notariado y Registro. Lo único que encontramos es que trabajó en el Hospital Departamental María Inmaculada (HDMI) de Florencia desde el 1 de septiembre de 2018 hasta el 31 de mayo de 2021, según la página Función Pública. Actualmente está vinculado al Hospital San Rafael de Pacho (Cundinamarca).

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Charlot, 24 años, víctima de violación

Yo soy médica y vine a Florencia a hacer mi internado. Cuando llegué a la ciudad me di cuenta de que hay mucho acoso en las salas de cirugía, que uno llegaba y ya el instrumentador estaba ahí encima de uno o le cogía la mano, digamos en medio de la cirugía, o varios especialistas ya casados.

En Florencia uno tiene mucha confianza con los especialistas porque es un lugar donde no hay residentes, donde los médicos generales son pocos y es una relación muy personal. Muchos de los internos salen a tomar cerveza con los especialistas. No hay ningún tipo de problema con eso.

Yo tenía un amigo y con él organizábamos fiestas. Él me dijo que hiciéramos una, que fuéramos a tomar a su casa y yo le dije: “Ahh estoy acá con el doctor Domingo Ramos”. La mayoría de personas invitaban al doctor porque él pagaba todo el trago o invitaba comida. Pero él casi no tomaba porque decía que el trago le sentaba muy mal. 

Cuando ya llegamos a la hora de salida del hospital, llamé a mi amigo y él me dijo: “No, imagínate que todos salieron con bolitas, nadie va a venir”. Y yo le dije: “No, pues nosotros llegamos allá”. La gracia era ir los tres a tomar a la casa de mi amigo. Salimos del hospital y yo llamé a mi amigo, pero me dijo que estaba cansado. Le pregunté: “¿Yo qué hago con el doctor?”, y respondió: “Vaya, tómese una cerveza con él y se va para la casa porque pues qué pena”. Y fue súper incómodo, porque yo no tenía mucha confianza con él. Le dije al doctor: “Imagínate que mi compañero ya no puede [recibirnos en su casa]”, y el médico dijo: “Vamos entonces a la zona rosa de Florencia”. 

Cuando llegamos a un bar ahí en la zona rosa nos dieron una cerveza. Él era conocido del dueño del bar y le pidió que pusiera una canción que él había compuesto. Entonces nos tomamos dos cervezas, no fue más. Después, de camino al baño, me encontré con otro compañero del internado que me dijo: “Ay, venga a mi mesa y nos tomamos unos aguardientes”. Cuando salí del baño, ya el doctor no estaba en la mesa en que estábamos nosotros, sino que ya estaba en la mesa de ellos. 

Entonces yo me senté y nos pusimos a tomar. Él [Ramos] no tomó sino dos cervezas o tres porque dijo “yo estoy manejando”. Pero yo empecé a recibir aguardiente y a tomar cerveza que me servía él, me servía el trago y me lo daba. Nos pusimos a bailar, se hizo tarde, nos tomamos la primera botella de aguardiente. Luego él pidió otra. No me acuerdo si la botella estaba cerrada o abierta. 

“Mi compañera le dijo al doctor que ya era hora de terminar la fiesta, que me dejara ahí [en su casa] porque yo estaba muy borracha y que él se fuera. Y él le respondió: “No, yo no la voy a dejar a ella aquí. Yo la llevo hasta su casa”.

Llegó un punto en el que cerraron el bar y yo me quería ir para mi casa porque tenía que madrugar al día siguiente. Pero dijeron que fuéramos a la casa de una compañera del internado, que quedaba por ahí cerquita. Cuando llegamos a la casa de ella yo estaba muy tomada, ya no caminaba bien. Inclusive empecé a mandar audios a mis compañeros y a mis amigos [por chat] diciendo que yo estaba tomada. Al día siguiente, los escuché y no recordaba que me había pegado en la cabeza de lo mal que estaba. Yo le decía a mis amigas: “Chicas, estoy mal o me siento mal, estoy muy borracha, estoy muy mal”. 

Cuando ya no podía caminar bien, mi compañera le dijo al doctor que ya era hora de terminar la fiesta, que me dejara ahí [en su casa] porque yo estaba muy borracha y que él se fuera. Y él le respondió: “No, yo no la voy a dejar a ella aquí. Yo la llevo hasta su casa porque también tengo que madrugar”.

Ahí yo estaba muy mal. Con ayuda me subí a la moto de él y me llevó a mi casa. Ahí empiezo a tener lagunas. Recuerdo que me estaba despidiendo de él afuera de mi casa y que me dijo: “Charlot, nos van a robar, déjame meter la moto a la casa”. Entonces yo abrí la puerta y él entró la moto.

Entonces él me dijo que subiéramos al apartamento y yo le dije que no, porque mi compañero, con el que yo vivía, estaba dormido y me daba pena hacerle ruido. Entonces nos sentamos en las escaleras de la casa. Ya ahí yo estaba muy mal, no tengo muchos recuerdos. Me acuerdo de que estábamos hablando, pero lo siguiente que recuerdo es que él me estaba besando y yo no quería nada con ese tipo. Cuando ya medio logré entrar en razón otra vez, él tenía su mano en mis senos y yo lo que hice fue cogerme de la baranda, levantarme con mucha dificultad y le dije que se fuera. Me subí al apartamento como pude. Él esperó que yo abriera y me dijo que le prestara el baño, que él ya se iba a ir.

Mi habitación va con el baño adentro. Yo solo me acuerdo que entré a la habitación y me tiré en la cama. Se supone que él entraba al baño y se iba. Yo no sé si me drogaron, porque yo nunca había estado en un estado así en el que no me acuerde de las cosas.

Después recuerdo escenas de este hombre teniendo relaciones sexuales conmigo. Obviamente yo estaba demasiado mal, yo no me pude defender, no pude hacer nada. Tengo muchos flashback de cosas que me hizo. Él era el que estaba teniendo relaciones conmigo, yo no podía hacer nada. Yo estaba en un estado en el que no podía ni moverme. No sé si me drogó. Yo no me pude defender.

Ya al día siguiente lo que me acuerdo es que él me levantó y me dijo: “Se te va a hacer tarde”. Yo me desperté asustada. Lo vi desnudo, me vi desnuda. Entonces me metí a la ducha y me bañé. Cuando salí, él ya estaba vestido. Le dije que se fuera. Él bajó, sacó la moto y se fue. Entonces claro, yo iba súper tarde para el hospital. Pasé revista con dificultad porque seguía tomada o drogada, no se me entendía lo que hablaba. Estaba en shock. Cuando terminé [turno], me senté en el computador a hacer notas de evolución y empecé a llorar, a sentirme mal y como que se me empezó a bajar todo el alcohol.

Ramos me empezó a escribir desde la mañana: “Ay, ¿cómo amaneces?; me encantó dormir contigo; ¿estás bien?, ¿podemos hablar?”. Yo solamente le mandé un mensaje y le dije que no me volviera a buscar en su vida. 

Entonces me escribió como a las 6 p.m. que cómo así, que yo estaba “hablando muy bien”. Y eso fue una de las cosas que más me molestó y a Susana, mi amiga, porque ella también habló con él. Él decía que yo estaba muy bien, muy consciente, pero obviamente en los videos y en los audios de esa noche se nota que yo estaba muy mal. Todos esa noche se dieron cuenta de lo mal que estaba; tanto los que salieron con nosotros, como a quienes les escribí y envié audios esa noche.

Yo llegué a mi casa, como a las 4 p.m. y me acosté a llorar. O sea, llegué y como que miré si había algún tipo de protección y no la había, yo no la veía. Entonces cogí las sábanas, las fundas de las almohadas, las enrollé y las tiré al piso, las dejé como en un rincón. Cambié las sábanas, me volví a bañar, me acosté en la cama y lloré y lloré.

Luego Susana me llamó y me dijo “Charlot, a usted qué fue lo que le pasó porque estaba muy rara [en el trabajo], estaba llorando”. Le conté lo que pasó y me dijo: “Tenemos que ir al hospital”. Y yo le dije: “Yo no quiero ir por allá” porque pues allá todo el mundo se conoce con todo el mundo. Solo hay dos clínicas. Ella me dijo “vamos a Mediláser”, porque allá no trabaja el ortopedista [Ramos]. 

Salimos como a las 7 p.m. de mi casa, llevé la ropa interior del día anterior y de ese día y llevé el body que me había puesto. Llegamos a la clínica y me recibieron como a las 8 p.m. El primer médico me dijo: “Bueno, cuéntame qué pasó”. Yo le dije: “Vengo por un abuso sexual”. 

Entonces él me preguntó a qué hora había sucedido y yo le dije “en la madrugada”. Luego me dijo que por qué había esperado tanto tiempo [para ir a la clínica]. No me revisó. Simplemente me mandó toda la parte de prueba de embarazo y todo lo de infección de transmisión sexual, y ya. Me redireccionó hacia el ginecólogo. Me dijo: “Yo no te voy a preguntar nada porque no te quiero revictimizar. El ginecólogo es el que te va a atender”.

Me dieron una cama y me dijeron que quedaba hospitalizada y ahí me quedé toda la noche. Luego me llamaron para ginecología y aquí es donde empezó a haber error tras error. 

Fui a ginecología y, oh sorpresa, me encontré con Héctor Hernán Ramírez, un doctor que también trabaja en el hospital María Inmaculada. No fue cómodo, yo estaba en shock y no quería que nadie conocido me viera. Pero él me conocía porque nosotros tenemos que hacer turnos en la noche y tuve varios turnos con él. 

“Hola doctora”, me dijo. Me leyó la historia clínica y me dijo: “Yo no le voy a preguntar nada para no revictimizarla”. Pero luego me preguntó:

— ¿Tienes hematomas?
— No.
— ¿Tienes algún sangrado?
— No. 

Me preguntó como tres cosas así y a todas respondí ‘no’. Me dijo: “No considero que sea necesario hacerte un examen ginecológico”. Yo estaba en shock, como que en ese momento fui paciente y no doctora. 

Le pregunté: “Doctor, ¿qué debo hacer con la ropa que tenía puesta esta madrugada?”. Él levantó las manos y me dijo: “Yo no sé. Usted tiene que llevar eso a Medicina Legal. A mí no me los muestres, yo no sé de eso”.

Luego me preguntó: “¿Cree que debe contarme algo adicional? ¿Quiere que quede algo adicional en la historia clínica?”. Le respondí que quería que quedara registrado que él [Dominngo Ramos] era el que me estaba sirviendo el trago. Que yo no sabía si yo estaba drogada o tomada, que quería que quedara registrado que él no tomaba y que fue él quien condujo la moto. “También quiero que quede anotado que yo traje la ropa interior”. Él respondió: “Bueno, listo. Entonces mañana te reviso nuevamente”. 

Al día siguiente me tomaron los signos vitales. Pasó 7 a.m., llegaron las 10 a.m. y no iba nadie a revisarme. Entonces ya me empecé a inquietar porque eso era obligación del ginecólogo entonces yo me dije: me voy para Medicina Legal para que me reciban mi ropa y que me hagan todo el examen porque yo sé que son de 48 a 72 horas máximo, si no, no lo reciben. 

Entonces hablé con la jefe de enfermería y le dije “yo me tengo que ir porque necesito ir a Medicina Legal”. Me dijo “ay doctora, no. Tiene que esperar a que la vea ginecología y tampoco la ha visto trabajo social”. Seguí esperando, llegó mediodía y no pasaba nada. Entonces ya me empecé a desesperar y a decir que me tenía que ir. Me dijeron: “No, que la tiene que ver alguien de trabajo social”. Y ya entonces me atendió la médico general de urgencias y yo le dije: “Mira, es que no me han tomado muestras, yo me tengo que ir”. Y me dijo que no, que siguiera esperando. 

Ahí ya me cansé y le dije: “Hágame un favor, yo necesito mi salida voluntaria”. Me respondió lo mismo: “No, no, es que no se puede ir. Su diagnóstico no es apto para pedir salida voluntaria”. Y ahí sí quedé perdida porque como doctora sé que al único paciente que no le dan salida voluntaria es a los niños, a uno no lo pueden tener encerrado en la clínica. Vino una auxiliar de enfermería y yo le dije “realmente yo me necesito ir” y ella me dijo “sí, yo no entiendo a usted por qué no la han dejado salir”. 

“El doctor no solicitó exámenes para ver si yo estaba drogada, no solicitó prueba de alicoramiento, no me hizo el examen de recolección de fluidos […] tampoco colocó en la historia clínica que yo llevaba la ropa del día anterior”.

A mí no me vio sino esa noche anterior ginecología, pero hicieron una nota de que me vieron de nuevo. La nota, con hora 11:18 a.m. del día siguiente, 22 de mayo, dice: “Paciente de 23 años en contexto de presunto abuso sexual en el momento en buenas condiciones generales. Paciente no permite examen ginecológico, niega dolor, niega sangrado, paraclínicos reportados dentro de límites normales, quien ya recibió manejo instaurado según protocolo, por lo que por nuestra especialidad no hay indicación de continuar. Se dan recomendaciones y signos de alarma. Cierra interconsulta ginecología Héctor Hernán Ramírez Giraldo”. Y con esa nota me cerraron la historia clínica.

Y en la primera nota dice: “Por lo cual no desea que se le realice examen ginecológico”, cuando el que me dijo que no consideraba necesario un examen ginecológico fue el doctor. Yo en ningún momento me negué a que me realizaran el examen ginecológico, tampoco me realizaron consentimiento ni disentimiento de la toma del examen.

Él no solicitó exámenes para ver si yo estaba drogada, no solicitó prueba de alicoramiento, no me hizo el examen de recolección de fluidos, no me recogió la ropa. Tampoco colocó en la historia clínica que yo llevaba la ropa del día anterior. 

Me dijeron que por el fin de semana no había psicóloga. Por allá vino una señora que era trabajadora social. Ella me vio, me recibió el nombre del agresor y me dijo que si yo quería que hicieran un reporte a la Fiscalía. Le respondí que sí. Desde el primer momento yo dije que necesitaba denunciar, por eso necesitaba que recogieran muestras y llevar la ropa. Del hospital salí a la 1 p.m. y me fui para la Fiscalía y Medicina Legal (en Florencia quedan cerquita, como a dos cuadras). 

Llegué a la Fiscalía y les dije: “Vengo a denunciar un caso de abuso sexual”. Me respondieron: “Sí, eso se demora como una hora en que la atiendan”. Listo, me fui hasta Medicina Legal y salió un vigilante por la ventana que me dijo: “Qué pena contigo, es que el horario de atención es hasta medio día”. Yo respondí: “¡Es una urgencia! Yo soy médica, no han pasado 72 horas desde mi abuso sexual y me tienen que recibir”. El vigilante llamó a alguien y luego me dijo: “No, el médico está haciendo una necropsia de urgencia y no hay quién la atienda. Lo más pronto que la pueden ver es mañana a las 7 a.m.” Me fui nuevamente entonces para la Fiscalía, y esperé desde las 2 p.m. hasta las 6 p.m.

Salió la señora a la que estaban supuestamente atendiendo y detrás salió el funcionario. Le dije: “¿Cómo que no me puede atender?”. Me contestó: “No, lo que pasa es que yo soy el encargado de los problemas de familia. Mi jefe, el encargado de casos como el suyo, no está”. Entonces ahí ya exploté y le dije: “Yo no me voy a salir de acá hasta que usted me reciba la denuncia”. Me volvió a decir que no se podía y yo le dije que llamara a sus superiores, que yo no me iba a mover de la Fiscalía.

Él llamó a su superior, yo hablé con él por teléfono y me dijo que me iban a tomar la declaración vía telefónica porque la persona que recibía ese tipo de declaraciones estaba embarazada, y en ese momento no había carro porque en ese momento había desabastecimiento de gasolina en Florencia por el Paro Nacional. Entonces ella empezó a decirme que iba a intentar recibirme la declaración por computador y yo le dije: “Qué pena, pero es que es muy importante. De esto depende el caso, es la denuncia que yo voy hacer a futuro. ¿Cómo me dicen que me van a atender por teléfono, donde la señal es mala, donde yo no veo qué está escribiendo usted? Eso no está bien”. ¿Qué me tocó hacer? Pues irme a mi casa. Obviamente esa noche se cumplieron las 72 horas. Nadie me revisó, nadie me evaluó, nada. 

Al día siguiente me fui nuevamente a la Fiscalía. Me recibió alguien y yo le comenté absolutamente todo e hicimos la noticia criminal. Yo le comenté lo de lo del hospital y le dije que estaba muy afanada porque a mí no me habían hecho recolección de muestras. Entonces, ese día cogí además la ropa que yo tenía en el piso, los tendidos de la cama, y los metí en una bolsa y me lo llevé también para la Fiscalía. Él me recibió todo y yo le tomé fotos. Dejé todo allá.

Me fui para Medicina Legal. Me atendió el médico y me dijo que ellos en el hospital tenían que haber tomado las muestras. Él fue el único doctor que me evaluó por completo, me desnudó, me evaluó y me dijo: “Doctora, ya pasaron las 72 horas, no tiene sentido que yo le tome muestras”. Simplemente me evaluó, pero no se recolectó ninguna muestra. Me dijo que con la ropa obtenían muestras para la denuncia, le dije: “Dejé la ropa en la Fiscalía”. Me preguntó qué ginecólogo me atendió, le dije que fue el doctor Héctor Ramírez y me preguntó: “¿Por qué la atendió él si está suspendido por unos casos de abuso sexual? Él tiene aproximadamente cuatro casos de abuso sexual en proceso”. 

Me fui para mi casa, triste, desilusionada por el sistema de salud. Nunca me vio un psicólogo y entré en un proceso de depresión muy fuerte. Empecé a buscar ayuda y le comenté a una doctora que también trabaja en el Hospital María Inmaculada, ella es ginecóloga, y me dijo: “Sí, Héctor tiene unos casos de abuso sexual en proceso. Él debió tomarle las muestras así fuera con una auxiliar de enfermería al lado”.

 

Luego me enteré de que el ginecólogo le contó a todo el mundo lo que me había pasado, aún siendo un secreto profesional, y empezó a decir que si yo lo buscaba que él tenía con qué defenderse. Ya tiempo después, el amigo con el que íbamos a tomar esa noche me dijo: “Charlot, yo tengo una conocida que tuvo un problema con Héctor [Ramírez] también por lo mismo. Como que era una paciente y el tipo le empezó a decir que qué piernas tan bonitas que no sé qué. Yo sé que ese tipo es así, tiene más de cuatro denuncias de abuso sexual, entonces como que nadie quiere tocar ese tema”. 

Después de que pasó todo eso hice una carta completa para la Procuraduría, Fiscalía, Medicina Legal y el Tribunal de Ética Médica en donde conté todo lo que pasó. Hice otra carta para Mediláser, contando toda mi historia del hospital y puse los pasos de la resolución que nos rige a nosotros como médicos, la 459 del 2012, que son 15 pasos para víctimas de violencia sexual, que es lo que tiene que tener por ley un médico para ejercer en Colombia. Un curso que tienen que hacer cada dos años y sin eso a uno no le dan trabajo. De los 15 pasos me hicieron mal los pasos: 4, 5, 6, 9, 11, 12, 13, 14 y 15. 

La respuesta de Mediláser fue que en ningún momento se veía que hubiera habido una mala atención.

Sigo esperando a ver qué va a pasar, porque llamo a mi abogada y me dice que tengo que seguir esperando. Que todo está en la recolección de pruebas. 

También me llegó una carta de Medicina Legal, en donde dicen que no era completamente responsabilidad de ellos tomarme las pruebas y que el horario de atención de ellos es hasta la 1 p.m. Yo le pregunté a un doctor de acá que trabaja en Medicina Legal y me dijo que sí se habrían podido tomar las muestras porque habían pasado solo 8 horas más de las 72 horas reglamentadas, entonces de pronto se habría logrado conseguir algún tipo de fluido.

La Fiscalía le solicitó a Mediláser mi historia clínica y no se la quisieron enviar. Duraron mucho para conseguir mi historia clínica. A mí tampoco me enviaron la epicrisis por correo ni nada. Me tocó hablar con una ginecóloga que trabaja en el hospital María Inmaculada a ver si ella me ayudaba a conseguirla. Ella me la mandó y fui yo quien se la tuve que mandar a la Fiscalía. 

Eso fue lo otro que me tocó a mí también hacer sola: buscar los videos de esa noche al frente de mi casa para ver si yo era la que le había abierto la puerta o si él había entrado porque no me acuerdo. Encontré los videos y se los pasé a la Fiscalía. Luego me enteré de que llegaron unos abogados a pedir también los videos de parte de él. 

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Ernesto, amigo de Charlot

Todo empezó en la noche. Ella me estaba diciendo que había salido a tomar con unas personas del Hospital María Inmaculada. Más o menos a las 10:30 p.m. volví a comunicarme con ella y estaba bastante tomada. Le dije que cogiera un taxi, que se fuera para su casa y ella me dijo que sí. Ahí ya perdimos contacto. 

Al otro día ella me escribió muy temprano, tipo 8 a.m. y me dijo que había sucedido algo grave y que necesitaba comunicarme inmediatamente. Cuando le devolví la llamada me contó que esa noche un especialista del hospital, un ortopedista, la había llevado en moto a la casa, pero que ella no recordaba nada y que se había despertado esa mañana junto a él, pero que ella no recordaba absolutamente nada. Que recordaba escenas de cuando estaban teniendo relaciones. Estaba mal y lloraba mientras me hablaba. Le dije que tenía que hacer algo, poner demandas y ahí empezó todo el proceso jurídico.

Ya después me comuniqué con ella, que estaba en la Clínica Mediláser y la habían hecho esperar demasiado tiempo. No le habían hecho los protocolos de cuando se activa un código fucsia por violencia sexual, sabiendo que eso era una urgencia. 

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Mauricio, amigo de Charlot

Ella me contó que había salido con los doctores a tomar. Después me dijo que se habían emborrachado muy rápido y que Domingo Ramos la llevó a la casa. Me contó que la besó en la escalera, pero que ella no estaba consciente. Luego, que tenía pocos recuerdos de cuando estaban en la habitación, que no recordaba mucho, que amaneció desnuda con el señor y que ella se fue. Esto fue en mayo de 2021, antes de que ella se graduara y se fuera. Varios amigos le dijimos que fuera a la Fiscalía.

Charlot fue sola a la Mediláser y hubo un doctor que no le hizo bien el procedimiento por violación, porque debía hacer más exámenes y puso muy pocas cosas en la historia clínica. De hecho puso que ella no quería que le hicieran los exámenes, lo cual era mentira.

Después me pidió que la acompañara y fuimos a la Fiscalía a que le tomaran el testimonio. El vigilante le dijo que no iban a tomar el testimonio y Charlot se puso brava porque llevábamos esperando todo el día. Hasta que el señor llamó a su superior y ahí le explicó a Charlot que le iba a tomar un testimonio por llamada.

También fuimos a Medicina Legal a que recogieran las evidencias. En ese entonces estábamos en Paro Nacional y la gente no salía mucho. También había días que no tenían carro, entonces había poco personal y tuvimos que esperar mucho rato. Entonces los exámenes se los tomaron después, porque no estaba el doctor de Medicina Legal. Cuando la valoraron en esa entidad le dijeron que los exámenes los debieron tomar en la clínica.

La acompañé también a enviar unas cartas para el Tribunal de Ética Médica, por lo que el otro doctor [Hector Ramírez] hizo y también por el doctor que abusó de ella [Domingo Ramos].

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Salir con colegas o tomar licor no equivale a una invitación para tener relaciones sexuales y ninguna de estas actividades debería ser vista como un factor de riesgo que nos expone al abuso sexual. 

Según relató Charlot en su testimonio, ella sintió que estaba más mareada que de costumbre y con lagunas que no eran usuales en ella. Por eso sospecha que pudo haber una droga en su bebida. Sin embargo, no le tomaron exámenes toxicológicos para comprobarlo. A pesar de que no puede comprobarse si Charlot fue drogada involuntariamente, testigos corroboran que ella estaba en un avanzado estado de alicoramiento mientras que Ramos parecía sobrio. Charlot aseguró que durante la fiesta, el médico Ramos tomó poco pero la animó a ella a tomar más. Esta diferencia en el estado de conciencia es también una desigualdad de poder, pues Charlot no estaba en todas sus facultades para rechazar los avances de Ramos. Luego, aunque una conocida se ofreció a cuidarla, Ramos insistió en llevarla a su casa y con excusas logró entrar a su cuarto, en donde ella estaba inconsciente en la cama y no podía dar consentimiento para tener relaciones sexuales. Charlot afirma que tiene recuerdos fragmentados de una presunta violación por parte del especialista. 

Al pedir ser examinada en la clínica Mediláser, la refirieron al ginecólogo Héctor Ramírez, quien no solo era colega de Ramo, sino que tenía varios procesos abiertos por denuncias de violencia sexual.

Al día siguiente Charlot regresó a su trabajo y confrontó a Ramos vía WhatsApp. Le reclamó por el presunto abuso y él lo negó. Estaba emocionalmente muy afectada. Cambió las sábanas y se bañó varias veces para poner distancia con la agresión. Charlot tiene flashbacks y nos comentó que sintió emociones como frustración, vergüenza y confusión; sentimientos consistentes con los de una víctima de violencia sexual. Luego, cuando Charlot decidió hacer una denuncia formal, se enfrentó a una serie de obstáculos revictimizantes: al pedir ser examinada en la clínica Mediláser, la refirieron al ginecólogo Héctor Ramírez, quien no solo era colega de Ramos en el hospital María Inmaculada, sino que tenía varios procesos abiertos por denuncias de violencia sexual. 

Ramírez presuntamente se negó a tomar muestras de la ropa que había llevado Charlot, no quiso hacerle exámenes ginecológicos o toxicológicos, ni registró en la historia clínica cosas que Charlot le solicitó explícitamente: que ella sospechaba que había sido drogada y que había llevado su ropa interior para toma de muestras. Esperó a que le hicieran exámenes forenses para la denuncia en Fiscalía pero no se los realizaron, tardaron horas para atenderla y en el hospital no querían aceptar su salida voluntaria.

Volcánicas conoció los audios enviados por Charlot a sus amigas en los que afirma sentirse borracha y en los que dice no tener claro qué había tomado. Incluso se pregunta si le dieron algo más, pues no podía caminar en línea recta, no podía hablar bien y estaba “en shock”. Tuvimos acceso a audios, fotos, mensajes y videos que tomó la noche de los hechos que demuestran su estado de alicoramiento y que comprueban que, efectivamente, Charlot y Domingo Ramos salieron esa noche.

Volcánicas también tuvo acceso a un documento oficial en el que se le informa a la Secretaría de Salud sobre las fallas en la prestación del servicio a Charlot. El documento alerta sobre varias “situaciones que han sido repetitivas en casos de atención a violencia sexual”. Entre ellas, que han conocido más casos de inconsistencias entre las historias clínicas y los relatos de las usuarias, así como dificultades en la toma de muestras inmediatas como elementos materiales probatorios. 

El documento muestra también alarma frente al hecho de que el ginecólogo tratante, en el caso de Charlot y otros casos de violencia sexual, haya sido Héctor Hernán Ramírez Giraldo, quien tiene varias anotaciones en la Fiscalía, entre esas una investigación por el presunto delito de “acceso carnal o acto sexual abusivo con persona incapaz de resistir, agravado por el caracter posición o cargo que le dé particular autoridad sobre la víctima o la impulse a depositar en él su confianza”.

Volcánicas envió un derecho de petición al Hospital Departamental María Inmaculada (HDMI), preguntando por las quejas o denuncias por cualquier comportamiento por fuera de lo debido en el ejercicio profesional contra Domingo Ramos Daza.

En su respuesta, el HDMI señaló que se encuentra “una denuncia en contra del Dr. Domingo Ramos por supuesto abuso sexual, […] interpuesta en el mes de mayo del presente año [2021] por parte de una interna”, y aclara que los hechos no ocurrieron dentro del hospital.

Consultamos también qué acciones emprendió el hospital después de recibir las quejas contra los médicos. Respondieron que en el caso de Ramos Daza, “la oficina de control interno disciplinario se abstuvo de iniciar proceso disciplinario en contra del Dr Ramos toda vez que de acuerdo a certificado de la oficina de talento humano el Dr Ramos fungía para la época de los hechos como contratista”. Y que “frente a su situación como contratista (…) la dirección administrativa solicitó la terminación bilateral y liquidación del contrato de prestación de servicios”.

Por el caso de Charlot, la Fiscalía fijó para el 2 de diciembre de 2021, la audiencia de imputación de cargos en contra de Ramos Daza por el delito de “acceso carnal o acto sexual abusivo con incapaz de resistir”. En esta diligencia, el médico se declaró inocente.

En el mismo derecho de petición consultamos si el hospital tiene registro de quejas contra el ginecólogo Héctor Hernán Ramírez Giraldo, a lo que el centro de salud respondió que no. 

Héctor Hernán Ramírez Giraldo es médico especialista en ginecología. Trabaja en el HDMI y en la Clínica Mediláser. Se formó como especialista en la Universidad de Catanduva, estado de São Paulo, en Brasil. Su esposa, Sandra Milena Claros, es asesora de la Política de Equidad de Género y Diversidad Sexual de la Universidad de la Amazonia de Florencia. 

En el Rues encontramos que Ramírez Giraldo figura en un registro mercantil con un consultorio gineco-obstétrico, cuya matrícula fue cancelada en abril de 2006. Consultamos en la página web de la Superintendencia de Notariado y Registro y encontramos que es propietario de un apartamento en la ciudad de Rionegro, Antioquia.

En la página web de la Rama Judicial encontramos que Ramírez Giraldo figura como demandado en un proceso por el “delito de acceso carnal o acto sexual abusivo con incapaz de resistir con circunstancias de agravación punitiva (art 211 numeral 2) en concurso homogéneo sucesivo”. A raíz de ese proceso, se legalizó la captura en su contra el 15 de abril de 2019, se le formuló imputación de cargos, que no aceptó, y se le impuso detención domiciliaria. Finalmente, el 17 de junio de 2020, se le otorgó a Ramírez Giraldo su libertad inmediata por vencimiento de términos. El caso sigue abierto.

Volcánicas radicó un derecho de petición a la Fiscalía General de la Nación para consultar cuántos procesos, por qué delitos y en qué estado hay en contra de Elías Rojas Falla, Domingo Ramos Daza y Héctor Hernán Ramírez Giraldo. La Fiscalía negó el acceso a la información argumentando que correspondía a datos  privados que ponen en riesgo los derechos fundamentales a la privacidad y a la intimidad de los médicos.

Este medio consultó a la Clínica Medilaser de Florencia y afirmaron que, después de revisar las bases de datos de Peticiones, Quejas y Reclamos, registran una inconformidad relacionada con el doctor Héctor Hernán Ramírez Giraldo con probable actuación de extralimitación en su ejercicio profesional. “No obstante, dentro del análisis que se generó sobre la queja traída a colación, no se logró evidenciar alguna conducta que no fuese acorde a la lex artis ad hoc”, dice el documento.

Y frente a la pregunta formulada por Volcánicas: “¿Por qué el doctor Ramírez Giraldo sigue atendiendo pacientes en urgencias que llegan por violencia sexual, aún cuando tiene al menos cuatro denuncias en su contra por este delito?”, Mediláser no negó las denuncias contra el médico y respondió:

“Es importante aclarar que el Dr. Héctor Hernán Ramírez Giraldo, es un profesional de la salud especialista en ginecología y obstetricia, quien cuenta con el conocimiento técnico para poder atender a los usuarios que presentan alteraciones y/o atenciones con ocasión a violencia sexual. Hasta el momento, la sucursal no cuenta con ninguna decisión judicial o disciplinaria que permita modificar la pericia con la que ostenta el galeno referenciado. Por lo tanto, bajo los principios constitucionales de la buena fe, en contraste con el de inocencia, no es posible limitar la atención del profesional referenciado, hasta tanto no se cuente con una providencia que limite el ejercicio del médico involucrado”.

Según Mediláser y contrario al testimonio de Charlot, la paciente no accedió a que se le realizara el examen vaginal porque, según ellos, no había presentado trauma, ni sangrado vaginal ni algún tipo de lesión. Y en la respuesta que le dieron a la queja interpuesta por Charlot, la institución agregó que “basado en la autodeterminación de la usuaria, su conocimiento en el área de la medicina, el profesional no insistió en su exploración física”.

Sobre esto hablamos con Elia Lasso, médica especialista en medicina forense, quien explicó que la Clínica Mediláser sí debía tomarle las evidencias físicas producto de la agresión a Charlot o a cualquier víctima de violencia sexual: “Cualquier profesional tiene que tomar pruebas vaginales luego de una agresión sexual. Y en caso de que una paciente no desee la toma de muestras, tendría que haber firmado un consentimiento en el que se niegue a la toma de exámenes”.

“Por el caso de Charlot, la Fiscalía fijó para el 2 de diciembre de 202  la audiencia de imputación de cargos en contra de Ramos Daza por el delito de acceso carnal o acto sexual abusivo con incapaz de resistir. En esta diligencia, el médico se declaró inocente.”

Encontramos el protocolo de atención a víctimas de violencia sexual de la Clínica Mediláser, que se acoje en gran medida al protocolo del Modelo de Atención Integral en Salud para Víctimas de Violencia Sexual diseñado en 2011 por el Ministerio de Protección Social (hoy Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia). En el punto 4, el protocolo de la clínica señala que la víctima debe poder elegir el sexo del profesional que la evaluará. Pero a Charlot no le dieron esa opción.

El punto 7 dice que deben tomarse muestras antes de las 72 horas, especialmente si Medicina Legal no está disponible. Pero a Charlot no le tomaron muestras aún cuando acudió al centro médico a menos de 24 horas de ocurrido el abuso. El documento también tiene un apartado sobre la importancia de la ropa como evidencia útil para la investigación: “Si encuentra algo debe embalarlas siguiendo el protocolo de cadena de custodia garantizando su adecuado manejo, recolección, embalaje, documentación y preservación de la misma. Si es aportada por la paciente las prendas que traía en el momento del hecho, estas deben ser examinadas y sometidas al proceso de cadena de custodia”. La clínica no recibió las sábanas ni la ropa que Charlot llevó cuando buscó atención en el centro de salud.

Según Lasso, “la guía establece que hay un tiempo máximo de 72 horas para tomar muestras, aunque en realidad se pueden tomar hasta cinco días después de la agresión sexual”. Y sobre las muestras toxicológicas, dado que Charlot sospechaba que se le suministró una sustancia para ponerla en incapacidad de resistir, Lasso aclara que “los hospitales tienen la obligación de tomar muestras para judicialización o para evidencias físicas o elemento material probatorio. Ante cualquier sospecha de delito el médico del servicio urgencias debe tomar muestras para el proceso judicial. Y ante la embriaguez alcohólica tuvieron que haberle tomado muestras”. El hospital también debió informar a la Fiscalía del caso de Charlot inmediatamente lo recibieron, tal y como está estipulado en su propio protocolo y en la Ley 1257 de 2008

Finalmente, Volcánicas tuvo conocimiento de rumores que empezaron a esparcirse en el hospital para desprestigiar a Charlot. Estos rumores se referían a su vida sexual y hacían énfasis en que a Charlot le gustaba tomar y salir de fiesta con colegas, que era “coqueta”. Ninguna de estas acusaciones le quitan peso a su denuncia ni hacen que su testimonio sea menos fiable. Ser extrovertida y querer divertirse no es una invitación a la violencia sexual y la credibilidad de un testimonio de violencia sexual no puede depender los habitos sexuales de la víctima. 

Nos contactamos telefónicamente con Domingo Ramos Daza. Esta es la transcripción de la conversación que tuvimos con él:

Volcánicas: Lo contactamos de la revista Volcánicas porque estamos haciendo una investigación sobre violencia sexual en el Caquetá y quisiéramos hacerle algunas preguntas.

Domingo Ramos: En estos momentos voy a entrar a una cirugía, me queda complicado responder preguntas en este instante. 

V: ¿A qué hora lo podemos buscar?

D.R: En horas de la noche. Sin embargo, ese reportaje que están haciendo, del que no tengo conocimiento, hace poco estuve hablando también con abogados que tienen el caso, y ellos me recomendaron que si vamos a hacer un reportaje podrían ellos estar en la línea. Entonces déjame yo me comunico con ellos para que puedan tener conocimiento también de las preguntas.

V: También podríamos enviarle las preguntas por mensaje de texto si prefiere responderlas por escrito.

D.R: Sí. La verdad es que yo no tengo nada que esconder en el caso. Entonces, podrían hacerlo por escrito, por teléfono, por videollamada. Yo no tengo ningún compromiso ni nada que esconder. También se puede hacer en vivo si así lo quieren. Pero entonces necesitaría dialogarlo bien con el abogado porque en un comienzo me había recomendado que no hablara con nadie, porque me tergiversaban después todas las situaciones. 

Según lo acordado, Volcánicas le envió el cuestionario vía WhatsApp. Hasta la fecha de publicación de este reportaje y a pesar de la insistencia de este medio (hasta el 13 de diciembre) a través de llamadas y mensajes de texto, no obtuvimos respuesta.  

Volcánicas contactó también a Héctor Hernán Ramírez. Esta es la transcripción de la entrevista que se llevó a cabo de manera telefónica: 

Volcánicas: ¿Conoce el protocolo de atención a víctimas de violencia sexual?

Héctor Hernán Ramírez: Sí, señora.

V: Cuando atiende a una víctima de violencia sexual, ¿le toma muestras forenses para la investigación de un presunto delito?

H.H.R.: Cuando se atienden víctimas y toca tomar muestras, claro que sí.

V: ¿Recibe la ropa y otros materiales probatorios que sirvan para la denuncia de la víctima contra su victimario?

H.H.R.: Generalmente cuando atiendo a las víctimas han sido ingresadas por urgencias y ya se ha hecho ese trámite antes de que se pida valoración por gineco[logía]. Ahí ya se ha hecho la cadena de custodia con esos elementos.

V: Y si es la paciente quien le pide que reciba esos elementos, ¿usted los recibe?

H.H.R.: Claro que sí, eso hace parte de la atención.

V: ¿Alguna vez ha alterado la información de una historia clínica, anotando cosas que la paciente le pidió que no anotara y dejando de anotar cosas que la paciente le pidió incluir?

H.H.R.: No, se supone que eso hace parte del secreto profesional médico-paciente y es de la intimidad de la relación médico-paciente.

V: ¿Alguna vez ha dilatado una atención para evitar que la paciente acuda a Medicina Legal o a la Fiscalía para denunciar la violencia de la que fue víctima?

H.H.R.: No señora. Cuando se solicitan las valoraciones por ginecología se desarrollan y no hay lugar a que uno lo pueda dilatar. La solicitud de la valoración ya se ha hecho y hay que hacerla.

V: ¿Ha tenido denuncias por acoso o abuso sexual?

H.H.R.: Sí señora.

V: ¿Cuántas denuncias tiene en su contra?

H.H.R.: Sumercé, no sé cómo seguir con este interrogatorio. 

V: ¿Tuvo o tiene procesos judiciales en su contra?

H.H.R.: Tengo.

V: ¿Por qué delitos fueron esos procesos?

H.H.R.: No sé cómo seguir con este interrogatorio, porque no sé hasta dónde van ustedes y no sé cómo me pueda perjudicar esto. Yo estoy en un proceso en donde tengo derecho a mi defensa y esto me podría significar distorsionar la situación, quitarme un poco el derecho a la defensa. Hacer un poco de amarillismo respecto a la situación. Ya he tenido un montón de situaciones alrededor de esto donde prácticamente me están quitando el derecho a defenderme y desde el inicio me están diciendo “lo estamos acusando y punto, no se puede defender”. Usted sabe las situaciones de abuso sexual son muy delicadas ante la parte pública y más con el oficio que yo realizo. Hay una cosa que se llama demanda inducida y a un compañero, por ejemplo, le aparece en el Facebook alguien que dice “uy ese ginecólogo es muy ordinario” y por la tarde ya había como unos 60 o 70 comentarios de un montón de gente diciendo que “sí, muy ordinario” y se vuelve la réplica de esas formas. Así ha pasado con mi caso, se crea un ambiente en donde yo solo puedo ser culpable y me niegan la defensa. Usted sabe que hay muchos grupos feministas, mucha gente que opina de todo sin saber qué es lo que está sucediendo o cómo me estoy defendiendo yo. Y me niegan ese derecho porque toman esa posición de una vez, antes de que yo pueda defenderme. Se toma la opinión de la supuesta víctima y ya la defensa mía es demasiado difícil. 

V: ¿Entonces usted quiere decir que usted es inocente y no ha cometido las acciones de las que se le acusan?

H.H.R.: Sí, a eso me estoy refiriendo. 

V: ¿Usted dice que las mujeres que lo han denunciado están mintiendo?

H.H.R.: Sí. La verdad se puede distorsionar, se puede maquillar, yo puedo omitir o distorsionar la verdad. Yo puedo decir verdades a medias y maquillarlas también. Eso es lo que está sucediendo en este momento y es una situación bastante difícil para mi vida y para mi carrera. Hace 30 años soy médico.

V: ¿Ha cometido acoso sexual en contra de alguna mujer?

H.H.R.: No, no he cometido acoso sexual. Yo he sido una persona muy normal que no ha necesitado acosar absolutamente a ninguna persona. 

V: ¿En dónde está trabajando actualmente? 

H.H.R.: En el Hospital María Inmaculada de Florencia. 

V: ¿También trabaja en la clínica Medilaser?

H.H.R.: Sí, señora. 

V: Muchas gracias, eso sería todo.

H.H.R.: Le agradezco mucho que esta información no vaya a perjudicarme en el desarrollo de mi proceso, yo le tengo temor a cómo se manipulan las cosas y es difícil para mí hacer un tipo de defensa de mi situación. Yo no soy una persona condenada sino una persona que ha sido sindicada y es muy difícil defenderme, porque todo el mundo se adhiere a la posición de la supuesta víctima y me niegan el derecho a la defensa. Yo quiero que no me nieguen ese derecho.

V: Pues precisamente eso es lo que hicimos con estas preguntas, que usted pudiera responderlas. Nosotras vamos a transcribir esta entrevista tal cual sucedió. Le agradecemos su tiempo y que esté bien. 

H.H.R.: Bueno.

V: Hasta luego.

*Este artículo fue investigado, escrito y editado por Volcánicas, la investigación no compromete a Cuestión Pública.

Créditos

Reportería
Luisa Fernanda Gómez Cruz
Asistente de reportería
Victoria Arroyave 
Análisis
Catalina Ruiz-Navarro
Edición
Matilde de los Milagros Londoño
Edición jurídica
Ana Bejarano 
Ilustraciones y diseño
Carolina Urueta y Lina María Rojas

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