Foto portada por: Svetlana Tiourina

(25/06/2021)

Los discretos pasos de China Tobacco en Brasil

China está cumpliendo con un tratado mundial para reducir la extensión de tierras dedicadas al cultivo de tabaco. Pero su gigantesco conglomerado estatal solamente está trasladando la producción al extranjero. Y Brasil se ha convertido en uno de sus principales proveedores, con agricultores que trabajan en condiciones precarias para cultivar tabaco para los cigarrillos chinos.

Por Naira Hofmeister (The Intercept), Luiz Fernando Toledo (OCCRP)

PUNTOS CLAVE:

  • A pesar de tener un crecimiento significativo desde sus inicios en 2014, China Brasil Tabacos Exportadora ha escapado en buena medida al escrutinio de las autoridades que vigilan el cumplimiento de las normas laborales. Incluso cuando han tomado medidas contra una de sus matrices, Alliance.  
  • El Ministerio de Trabajo, que inició sanciones contra Alliance por violaciones laborales en una sede en Brasil, desconocía la relación de CBT con la empresa. A pesar de que esta misma sede también sirve como centro de operaciones de CBT.
  • CBT y Alliance han donado a políticos en áreas de cultivo de tabaco que han hecho lobby contra el tratado mundial de control del tabaco de la OMS y a favor de abrir las exportaciones directas de tabaco a China.

Aún no había amanecido, pero para Lizimeri Weber ya la faena había empezado en una plantación de tabaco en el sur de Brasil, donde se cultiva la hoja que acabará rellenando cigarrillos chinos. Lizimeri no podrá descansar hasta bien entrada la noche.

“Trabajamos desde las cinco de la mañana, más o menos, hasta las diez de la noche, incluyendo sábados, domingos y feriados”, comenta Weber, mientras prepara el almuerzo en una sencilla casa de ladrillos en medio de un mar verde de hojas de tabaco en la finca que administra con su marido.

Al igual que muchos de sus vecinos en São Lourenço do Sul, un municipio costero cerca de la frontera con Uruguay, la familia Weber vende su producción bajo contrato a China Brasil Tabacos Exportadora SA (CBT), una empresa relativamente nueva en la ancestral industria tabacalera de Brasil.

La sociedad se constituyó en 2014, y es una empresa conjunta entre filiales locales de la Corporación Nacional de Tabaco de China (CNTC), de propiedad estatal, y de Pyxus International Inc., un gigante mundial del comercio de hojas de tabaco con sede en Carolina del Norte (Estados Unidos), que hasta 2018 era conocido como Alliance One International.

Como signataria del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud, China ha cumplido su promesa de reducir la producción de esta hoja para dedicar más tierras a cultivos de alimentos. Sin embargo, al reducirse la extensión de cultivos de tabaco en su país, la CNTC ha recurrido a otros países para compensar el déficit, lo que plantea dudas sobre el nivel de compromiso de China con el Convenio.

“No es deseable, ni se espera que los países parte del tratado actúen de forma contraria al convenio”, comentó Silvana Rubano Barretto Turci, coordinadora del Observatorio de Estrategias de la Industria de Tabaco en Brasil.

Como el segundo productor mundial de tabaco, Brasil es un país clave para la expansión global de la CNTC. Y la CBT es un elemento crucial de la estrategia en el país sudamericano.

En una declaración de 2015, el entonces director general de CNTC, Ling Chengxing, alabó el éxito de su “empresa en Brasil”. Citó el caso como una estrategia a emular en otros países como parte de la campaña de CNTC para “globalizarse”, que vinculó a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road initiative en inglés), el ambicioso plan de China para desarrollar su comercio e infraestructuras en el extranjero.

La información financiera publicada por la CBT en abril mostró un gran crecimiento. La empresa declaró un beneficio de 97.560.000 reales brasileños (US$ 18.784.862), casi el doble que el año anterior.

“Hoy es una de las mayores empresas del sector en Brasil”, declaró Roque Danieli, auditor fiscal del Ministerio de Agricultura.

A pesar de su importante papel, la CBT ha mantenido un perfil bajo, evitando en gran medida el escrutinio de las autoridades gubernamentales encargadas de hacer cumplir las normas laborales. Incluso cuando estas han tomado medidas contra una de sus empresas matrices, la Alliance One Brasil Exportadora de Tabacos, filial de Pyxus.

Un funcionario de la agencia que promovió las sanciones contra Alliance por infringir reglamentos laborales declaró a OCCRP y a The Intercept que desconocían la relación de CBT con la empresa estadounidense. Uno de los casos se refería a la discriminación contra trabajadoras embarazadas en una planta de Alliance, que es además la sede de CBT.

Desde 2014, el Ministerio de Economía ha impuesto 34 multas a Philip Morris Brasil Indústria e Comércio Ltda. por infringir normas de seguridad, higiene y de otros tipos. La filial local de British American Tobacco, Souza Cruz, recibió 23 multas. Alliance fue multada 15 veces. Mientras tanto, CBT solo recibió cuatro multas durante este período, todas ellas en 2014.

Una búsqueda en una base de datos sobre las actividades de las empresas que hace el observatorio de la industria tabacalera dio como resultado solo 15 documentos relacionados con la CBT, muchos menos que los que mencionan otras empresas. En lugar de informes exhaustivos o expedientes legales, los registros eran más que todo breves recortes de prensa donde se hacía mención a la CBT.

“Son realmente muy discretos”, comentó Turci, coordinadora del observatorio con sede en la Fundación Oswaldo Cruz, una institución de investigación sobre salud pública de Río de Janeiro.

En este sentido, la CBT parece seguir el modelo de su empresa matriz china, conocida simplemente como China Tobacco. Aunque China Tobacco es hoy en día la mayor empresa tabacalera del mundo – principalmente gracias al inmenso mercado de cigarrillos de su país–, se conoce mucho más sobre otros gigantes mundiales como British American Tobacco, Philip Morris International, Japan Tobacco International e Imperial Brands.

Juntas, estas cuatro empresas son conocidas como “Big Tobacco”, un club que no incluye a China Tobacco, a pesar de que el conglomerado es mucho más rentable que cualquiera de sus competidores y produce un tercio de los cigarrillos del mundo.

Brasil se ha convertido en una importante fuente de tabaco para producir esos cigarrillos. 

En 1997, China importó tabaco de Brasil por un valor de 12 millones de dólares, lo que supuso apenas el 1 por ciento de las exportaciones del país sudamericano. En 2019, China representaba más del 19 por ciento de las exportaciones de tabaco de Brasil, por un valor de casi 386 millones de dólares.

Este importante incremento comenzó poco después de que CNTC entrara en Brasil en 2002, creando China Tabaco Internacional do Brasil para comprar la hoja. Aproximadamente una década después, a través de su empresa mixta con Alliance, China Tobacco pudo hacerse con el suministro de una forma más directa, firmando contratos con agricultores brasileños.

Esclavitud moderna

Si bien la CBT ha pasado en gran medida desapercibida, su copropietario estadounidense ha atraído una atención considerable de las autoridades brasileñas. 

En 2018, Alliance fue condenada por un juez del Tribunal del Trabajo y obligada a pagar 50.000 reales (unos US$ 15.500) como compensación por la discriminación contra empleadas en su planta de procesamiento de hojas de tabaco. 

Las mujeres en la planta de Venâncio Aires –un municipio tabacalero del estado de Rio Grande do Sul– fueron obligadas a renunciar tras informar a sus jefes que estaban embarazadas, lo que viola la ley brasileña. 

Pero resulta que los investigadores del Ministério Público do Trabalho (MPT) no tenían ni idea de que la planta era también el centro de operaciones administrativas, de compra y de procesamiento de la CBT. Tampoco lo sabía el fiscal. 

“El fiscal responsable del seguimiento del caso nos informó que la causa se refería exclusivamente a esta única empresa (Alliance)”, respondió un vocero del MPT por correo electrónico. “Si de alguna manera comparten instalaciones o tienen actividades conjuntas, esto no se destacó durante el proceso”. 

Un portavoz de la CBT no respondió preguntas sobre sus actividades en las instalaciones compartidas. 

El fiscal que procesó las acusaciones de abusos laborales cuatro años antes también desconocía la relación de la empresa con la CBT. Los investigadores descubrieron que “los trabajadores eran denigrados [y] privados de su dignidad” cuando inspeccionaron una finca en el estado de Santa Catarina que firmó contrato con Alliance en 2014. 

Ese fue el mismo año en que se anunció la creación de la empresa mixta entre la filial de China Tobacco, China Tabaco Internacional do Brasil, que controla el 51%, y Alliance One Brasil Exportadora de Tabacos. 

En realidad, la CBT llevaba operando desde 2011, según información financiera publicada en abril de 2021. En el momento de su lanzamiento oficial en 2014 ya contaba con 9.500 agricultores contratados, según informó entonces Alliance en un comunicado de prensa. 

Guardias en la entrada de la sede de la filial de China Tobacco Yuxi Hongta en China – Crédito Rocco Ror

“Nos sentimos honrados de que China Tobacco haya seleccionado a Alliance One para su primera empresa mixta internacional en el segmento de suministro de hojas de tabaco”, declaró el CEO de Alliance, Pieter Sikkel. “Nuestra asociación logra alinear la estrategia de crecimiento rentable de Alliance One con el objetivo de satisfacer las necesidades particulares de los clientes a través de nuestro modelo sostenible”. 

Ocho meses después de que Sikkel hiciera tal declaración, los inspectores del MPT visitaron la finca contratada para cultivar tabaco para Alliance en el municipio de Grão Pará. Emitieron 16 actas de infracción, incluyendo varias donde se hacía referencia a “trabajo esclavo” de algunas personas que no recibían salarios por parte del dueño de la finca. 

“Nos dimos cuenta de que el Sr. Savalagi utilizaba el alojamiento en el almacén como pago por los servicios del grupo de trabajadores”, denunciaron los inspectores en su informe. 

“La relación laboral de los trabajadores en la finca no estaba formalizada”. 

Alliance argumentó en los tribunales, haciendo referencia a una ley aprobada en 2016, que su contrato con el productor significaba que la empresa no era responsable de las violaciones laborales que se producían en la finca. El Tribunal Laboral le dio la razón y en 2018 anuló las actas de infracción contra la empresa y optó por no incluirla en la Lista Suja do Trabalho Escravo del gobierno federal, conocida como la “lista sucia” de empresas implicadas en trabajo esclavo. 

“Alliance One no contrata trabajadores en las zonas rurales y no es responsable de la gestión de las propiedades de nuestros productores”, sostuvo Braulio Staub, portavoz de la empresa. 

El fiscal de Santa Catarina, Bruno Martins Mano Teixeira, que concluyó el acuerdo con Alliance, indicó que no tenía idea de que la empresa mantuviera negocios con CBT. 

“Resulta que es un grupo gigantesco. Yo pensé que eran empresas individuales”, explicó Teixeira, quien dijo enterarse de la relación al recibir las indagaciones de OCCRP y The Intercept. 

“Aunque hay un par de empresas dentro de la misma sociedad mixta, tienen diferentes abogados”, señaló. “Ni siquiera muestran que tienen la misma administración”. 

La directora de asuntos corporativos, Deise Kanitz, sostuvo en un primer momento que Alliance representaba a CBT y que contestaría “tan pronto como los chinos asumieran una posición”. Un mes después, Staub dijo que Alliance no podía hacer comentarios en nombre de CBT, pues esta “tiene su propia gerencia”. 

Ricardo Jackisch, ejecutivo de la CBT, señaló que Alliance no había recibido “ninguna sanción por trabajo esclavo”. 

“CBT no tiene trabajadores en las plantaciones, y su operación se centra en la compra y el procesamiento del tabaco”, aclaró Jackisch en un correo electrónico. Agregó que la empresa “no puede imponer prácticas de gestión, sino solo orientar y realizar una evaluación constante de la calidad de sus proveedores.” 

Tabaco y política 

Desde hace años se sabe que los abusos laborales, el endeudamiento extremo y las enfermedades asolan la industria tabacalera brasileña, pero aun así los problemas persisten. Los conocedores del sector sostienen que esto se debe en parte a los estrechos vínculos entre los políticos y la industria. 

Es conocido que autoridades municipales, incluyendo alcaldes, han presionado a inspectores, según un funcionario que hace cumplir leyes laborales. Hay casos donde incluso un inspector se rehúsa a trabajar, “porque le asusta la persecución dentro de las municipalidades”. 

Los funcionarios de las zonas tabacaleras suelen ser leales partidarios del sector, ya que este constituye la columna vertebral de la economía local, señala Turci, coordinadora del observatorio de estrategias del tabaco. En consecuencia, son reacios a obligar a los administradores de fincas a aplicar medidas para evitar problemas como la exposición a plaguicidas, la enfermedad del tabaco verde o el trabajo infantil. 

En cambio, Turci dijo que muchas veces “se hacen los ciegos” frente a estos abusos. 

“Defender la producción y comercialización del tabaco es defender una forma de vida para este grupo”, señaló. 

“Muchos alcaldes y otros funcionarios de las localidades donde se cultiva el tabaco terminan ocupando cargos en los congresos estadales o en el congreso federal”. 

Mano manchada con nicotina Crédito: Daniela Xu

Cuando Alliance argumentó con éxito que no debía ser sancionada por “trabajo esclavo” en una finca propiedad de uno de sus productores, la empresa se basó en parte en una ley que había sido propuesta por la ex senadora Ana Amélia Lemos en 2011. Esta ley que elimina la responsabilidad de la empresa por las condiciones de los trabajadores en las fincas bajo contrato fue aprobada en 2016, Un año y medio después de que los inspectores reportaran las infracciones laborales. 

La exsenadora Lemos no apoya el control sobre el tabaco y ha usado su cargo para defender a la industria, según el observatorio de estrategias del tabaco. Además, recibió una donación de 80.000 reales (US$ 35.220) de PMI para su fallida campaña a la gobernación de Rio Grande do Sul en 2014. 

A veces los políticos también son miembros de grupos de lobby. 

Giovane Wickert era vicealcalde de Venâncio Aires en 2014 cuando la CBT estableció sus operaciones en las oficinas de Alliance, que posteriormente recibió multas por discriminar a las trabajadoras embarazadas. También ha recibido financiamiento de empresas tabacaleras, incluidas CBT y Alliance, y hasta el año pasado fue miembro destacado del grupo de lobby Asociación de Municipios Productores de Tabaco (Amprotabaco). 

Amprotabaco se ha opuesto a un proyecto de ley que busca eliminar las marcas de las cajetillas de cigarrillos e imponer multas por fumar en vehículos que lleven un pasajero menor de 18 años. 

“No hay ningún conflicto de intereses, ya que la función del alcalde es representar los intereses económicos y sociales del municipio”, dijo Wickert en respuesta a las preguntas sobre su aceptación de la donación de la industria tabacalera mientras ocupaba el cargo público. 

“Para estos municipios, la agenda del tabaco es de interés colectivo, tanto para la generación de puestos de trabajo e ingresos, como en el bienestar social en la garantía de los servicios esenciales.” 

Los registros públicos muestran que Wickert recibió 30.000 reales (US$ 12.395) de CBT para ayudar a financiar su campaña para el congreso estatal en 2014, el último año en que la ley brasileña permitió a las empresas hacer donaciones a candidatos políticos. Alliance le donó 71.250 reales (US$ 28,594) y recibió otros 28.500 reales (US$11,507) de Philip Morris Brasil. Wickert perdió las elecciones al congreso, pero fue elegido alcalde de Venâncio Aires dos años después. 

En total, la CBT donó 180.000 reales (US$ 74.000) en 2014 a ocho candidatos, seis al congreso estadal y dos al congreso federal. Todos ellos representaban a Paraná, Santa Catarina o Rio Grande do Sul, los estados del sur donde se concentra la industria tabacalera brasileña.

Uno de esos candidatos, Elton Weber, sigue siendo diputado estatal en Rio Grande do Sul. También es coordinador adjunto del Frente Parlamentario en Defensa de los Productores de la Cadena de Suministro de Tabaco, un grupo de lobby formado por políticos que se opone al tratado mundial de control del tabaco de la OMS.

“En ningún momento los productores, a través de sus representantes, tuvieron la oportunidad de pronunciarse durante la construcción del acuerdo global”, señaló Weber en un correo electrónico, refiriéndose al tratado. “Sencillamente, no tuvieron voz en las decisiones que afectan sus vidas y su negocio”.

Alliance fue aún más generosa que la CBT en 2014, pues donó 630.000 reales (US$ 256.334) a 23 candidatos en los tres estados del sur. Uno de ellos, Raimundo Colombo, recibió 50.000 reales y resultó electo gobernador de Santa Catarina, para luego pasar a trabajar con el grupo de lobby Unión Interestatal de la Industria del Tabaco, conocido como SindiTabaco. 

En un caso en particular, Colombo impulsó un cambio de política para permitir las exportaciones directas a China desde su estado. En aquel momento, Santa Catarina y otros estados productores de tabaco tenían bloqueada la exportación porque se había producido un brote de moho azul, un hongo que puede afectar gravemente a los cultivos de tabaco. 

“No podemos quedarnos estancados con estas limitaciones para el crecimiento. Por lo tanto, estoy muy interesado en las exportaciones”, comentó Colombo en una publicación en 2014 en el sitio web del gobierno estadal, tras una reunión con el presidente de SindiTabaco. 

Siete meses después de esa reunión, el Ministerio de Agricultura levantó la prohibición de exportar. Colombo no contestó a las preguntas que los periodistas le enviaron al respecto. 

Los políticos también ayudaron a preparar el terreno para el lanzamiento de la CBT. En diciembre de 2013, el gobierno de Rio Grande do Sul anunció que había enviado una delegación a la filial de CNTC en China “con el objetivo de continuar las negociaciones destinadas a formar una empresa mixta entre la empresa estatal china y Alliance One.” 

Mercado chino

Los grandes productores brasileños de hoja de tabaco tienen un poderoso incentivo económico para aprovechar el mercado chino. Como señaló Colombo en su declaración en 2014, “China es el mayor comprador de tabaco del mundo”. 

El aumento de las exportaciones brasileñas de tabaco a China durante la década de 2000 ha coincidido con una caída en la demanda de cigarrillos en Brasil y en otros países, lo que ha ejercido presión sobre los cultivadores y los agentes de exportación. 

Pyxus, la empresa matriz estadounidense de Alliance One Brasil, se declaró en bancarrota en 2020 después de años de pérdidas. La empresa cambió su nombre de Alliance One International en 2018 al reinventarse como una empresa agrícola más diversificada. La estrategia no ha conseguido recuperar los beneficios perdidos, pero Pyxus señaló que la quiebra no afectaría a “las filiales o subsidiarias internacionales.” 

Las principales operaciones internacionales de Pyxus incluyen el cannabis legalizado en Canadá y su negocio de tabaco en Brasil, donde se asoció con CNTC para formar CBT y agilizar las ventas a China. 

Aunque tanto China como Brasil han firmado y ratificado el convenio mundial para el control del tabaco, o CMCT, ninguno de los dos países parece estar honrando su compromiso de diversificar los cultivos para reducir las plantaciones de tabaco en Brasil. Jackisch, director de CBT, declaró que la empresa ha ampliado su producción y ahora “llega a 116 municipios”. 

Turci señaló que los compromisos del CMCT no son legalmente vinculantes, pero añadió: “No todo lo que es legal es moral. Ampliar una plantación que mata a uno de cada dos consumidores es inmoral, pero no hay leyes que lo prohíben”.

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