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La vida en pandemia: una cárcel precarizada…

(28/04/2021)

Magíster en Derecho Económico de la Universidad Externado de Colombia. Abogada titulada de la Universidad Santo Tomás. Mi vida profesional se ha desarrollado desde hace 9 años, más de 5 años en el sector público y alrededor de tres años y medio en el sector privado, en especial, cooperación y organizaciones no gubernamentales.

Por: Laura Isabel Villamizar Pacheco

¡Estamos en una pandemia, hay que cuidarnos! ¡Quédate en casa! Nos repiten todo el tiempo. Solo sal a trabajar, produce, genera capital, sostén la economía y paga cada día más impuestos, aun si no ves ningún resultado válido para el aumento de nuestra carga tributaria día a día. Han pasado las horas, los días, las semanas, los meses y ya en el segundo año de la pandemia no siguen pidiendo encierro y solo salir a producir. Nos dicen que no podemos ver a amigos y tener relaciones humanas con quienes amamos porque podemos infectarnos y matar o morir por un contagio. Sin embargo, todos los días millones de personas en Colombia se movilizan en transporte público para ir a buscar sus ingresos diarios, tan solo en Bogotá se han movilizado en el último tiempo 538mil personas por día. Entre semana podemos salir en Bogotá de 4am a 8pm, para que siga la producción, pero no podemos salir de noche y mucho menos los fines de semana porque nos come el coco llamado “Covid 19”, como dice una amiga, el virus pareciera que solo da cuando sales de noche, los fines de semana y te relacionas con tus seres queridos, no cuando te montas en el Transmilenio con miles de personas al día. 

Nos dicen que quedarnos en nuestras casas, no salir a tomar una copa con amigas y amigos, no ir al teatro, no bailar hasta el amanecer, no cantar y reír con otros es el camino, porque podemos infectarnos o infectar, que la causa de la pandemia es nuestro desorden, la falta de responsabilidad de la sociedad con la sociedad. Nos decían en campaña ¡Menos impuestos, más trabajo!, para terminar con: ¡Más impuestos, menos trabajo, menos ingreso, menos sueños o vida!, los servicios públicos han incrementado en ciudades como Bogotá, las ayudas tienden a ser insignificantes con la clase baja y la clase media ni siquiera puede atreverse a pensar con ellas. Nos dicen que hay que ser solidarios ¿Con quién estoy siendo solidaria con los impuestos que pago anualmente? ¿Con las empresas internacionales a las que seguro les compramos los nuevos juguetes de la Fuerza Pública con los que luego me golpea en las protestas, tira gases lacrimógenos, bombardea campamentos de grupos armados donde hay niñas y niños que sufren el flagelo del reclutamiento forzado? 

¿Todo esto pasa solo por la pandemia? No, pasa porque a la falta de democratización y posibilidades de protestas similares a las del 2019 el descaro de la política de derecha se ha acrecentado. Más de 100 decretos de emergencia en su mayoría míseros con un seguimiento pobre de ellos por parte de la Corte Constitucional y casi nulo del Congreso de la República, con ya 449 proyectos de ley en el 2021 que están en proceso de trámite parlamentario, entre esos la reforma a la salud, el proyecto de Ley 010 de 2020 que busca terminar de privatizar la atención en salud, entregar el control completo del sistema de salud a las EPS y dejar sin piso a los gobiernos locales, que más allá de las miles de críticas que suscita más de uno, han jugado un papel fundamental en la garantía del derecho fundamental a la salud durante la pandemia. Es más, dejarle la vacunación y tomas de pruebas de Covid 19 a las EPS han sido un total fracaso, comenzamos tarde con el proceso de vacunación, donde se han perdido varias dosis de ellas por no tener los cuidados especiales requeridos. El plan de vacunación pareciera inexistente, hasta el punto que se aplicaron primeras dosis sin tener cómo responder por las segundas dosis, solo tenemos alrededor de un millón cuatrocientos mil de personas vacunadas con las dos dosis y alrededor de cuatro millones cuatrocientos mil con primera dosis…

Nos dicen: ¡vamos bien!, ¡Eso es lo que hay, nada más se puede hacer!, ¡Somos de los mejores en atención al Covid! Afirman en los medios de comunicación y desde el gobierno que llevamos el 5% de la población vacunada, nada más falso e irrespetuoso mentir sin siquiera ruborizarse, solo se puede decir que una población está realmente vacunada contra el virus cuando las dosis requeridas han sido aplicadas en su totalidad, es decir, solo contamos con el 1.3% de la población vacunada en Colombia, un verdadero desastre. Para finales de este año es posible que solo tengamos vacunados el 15% de la población, un estimado muy positivo para lo que realmente puede ser ¿Cuándo podremos dejar de hacer cuarentenas y ejercer al 100% nuestra ciudadanía? Tal vez en el 2023 o 2024… Querido lector empiece a pensar en cómo su vida va a ser menos deprimente, porque el Estado no nos cuida y no le interesa hacerlo. Porque queridos gobiernos las palabras se las lleva el viento, los hechos lo son todo ¿Para cuándo la renta básica? Y no sean tan hipócritas y descarados para hablar de que ello tiene lugar cuando tengan aprobada su nefasta reforma tributaria, porque su propuesta no llega ni a la mitad de la población a la que le apunta la propuesta de la sociedad civil, que corresponde a 30 millones de colombianas y colombianos, con un impacto real en 7.5 millones de familias.

¿Colombia no está tan mal? ¿Pero por qué le dan tan duro al gobierno si esto pasa en todo el mundo? Claro, los países que en su cálculo mezquino y miserable de anteponer temas ideológicos contra vacunas de países como Rusia y China tiene algo que ver, el anteponer los intereses económicos de las farmacéuticas y de los Estados que se benefician de la tributación en sus países por parte de ellas tiene mucho que ver para no abrir las patentes de las vacunas y así masificar la producción mundial de estas por los diversos países que tienen la capacidad tecnológica de llevarlo a cabo y con ello, permitir una aceleración en el acceso a ellas,  por las burocracias estatales lentas y anticuadas, el anteponer el capital por encima de la vida cuando con dichas decisiones sacrifican las economías de la clase media, clase baja y en algunos casos la clase media alta, siendo quienes sostienen en su mayoría a los Estados con su pago en impuestos, como en el PIB de los diversos países. 

En el caso colombiano es un poco más grave, porque mientras estamos en medio de una pandemia, tenemos una tendencia de empleabilidad informal del 49%, según el DANE, y, una economía informal de al menos el 60%, que con los cierres constantes y cuarentenas indefinidas e impuestas de un día para otro han minado los ingresos de la mayoría de la población, que cada vez migra a las poblaciones en situación de extrema pobreza o pobreza por un aumento de pérdida de capacidad adquisitiva, efectos que no sufren las grandes superficies, las grandes industrias de alimentos, el sector financiero, el sector de la construcción, la industria farmacéutica, las EPS, entre otros grandes aliados de la clase política colombiana y de otros países. 

Pero eso sí, nos piden apoyar su Reforma Tributaria, que con el descaro de esta clase política la llaman “Ley de Solidaridad Sostenible” ¿Para quién es sostenible y solidaria? Este año han reducido el dinero para las salas concertadas, les han cambiado además su denominación, se han reducido los apoyos desde el Ministerio de Cultura a Festivales como el Festival Internacional de Poesía en Medellín y el Festival de Mujeres en Escena por la Paz ¿Dónde está la solidaridad para el sostén de los espacios culturales y artísticos que han mantenido una parte de la salud mental de la ciudadanía en estos tiempos? Pero sean “solidarios”, ¿Solidarios con los ricos, con la clase política, con las multinacionales? ¿Qué será que los ricos quieren todo regalao? como dicen en este himno ciudadano, perfecto para la ocasión: https://www.youtube.com/watch?v=0LLIkGUwIr4 

Nos dicen: ¡Hay que apoyar las “acciones” (imprudencias) del gobierno nacional en política internacional!, mejor dicho, su comportamiento suicida de generar un conflicto con el país vecino y con ello argumentar la necesidad de comprar una nueva flota de aviones para defenderse de Venezuela. Si el equipo diplomático y la política internacional de un país considera que un país está siendo mal manejado y hay una crisis institucional, ese conflicto se debe dirimir en los espacios internacionales que se han venido creando desde el 48, con todos los cambios y problemas que han tenido en los últimos años, son esos espacios e instituciones las llamadas a entrar en diálogo con dichos países. Un País como Colombia no tiene la capacidad institucional ni son una fuente de inspiración en términos democráticos, económicos, pacíficos, éticos y morales para intervenir en la política interna de otro país y mucho menos la capacidad de enfrentar un conflicto fronterizo con otro. Como dicen, la prudencia hace a verdaderos sabios, ¿Quieren evitar un conflicto internacional? Cállense por favor, pidan apoyo internacional para entrar en diálogos con el otro país y evitar generar costos de vidas y sueños de miles de colombianos, colombianas, venezolanas y venezolanos.

¿Y entonces qué vamos a hacer? Poner un freno a este gobierno que nos quieren invitar a su ritual de suicidio colectivo, que como decía un meme estos días: “actúa sin mente como el presidente”, ellos se han rajado en su mandato principal: “Pensar en el interés general”, pensar en la mayoría de la población colombiana.  Como muchos de los pasos que merecemos recorrer como país, vamos a las calles cercanas a nuestra casa, a nuestra casa, a nuestro parque hoy 28 de abril a parar, tengamos la prudencia de la que no goza este gobierno y su partido político Centro Democrático y mantengamos el debido distanciamiento social y a bailar como si no hubiera un mañana, tomémonos todas las redes sociales, paremos la economía, porque no nacimos solo para producir, merecemos un país, un mundo donde el buen vivir sea el principio social más importante. La vida está para que sea sabrosa, amorosa y vivaz, llena de colores. Somos un nosotros en búsqueda de esa utopía llamada vida digna y diversa. Vamos por ese ¡País que merecemos!, una arenga que hace casi 4 años repetíamos con amigas y amigos que desde su liderazgo le apostaban a un gobierno para la transición y en coalición a favor de la paz de este hermoso terruño llamado Colombia. 

*La Tribuna es el espacio de columnas de pensamiento de nuestros analistas y expertos en Cuestión Pública. Sus contenidos no comprometen a Cuestión Pública.